La Jornada 15 de septiembre de 1996

El subdelegado de la PJF en BC, uno de los 4 asesinados ayer en la capital

Ricardo Olayo Recién llegados de Tijuana, tres judiciales federales fueron victimados a bordo de un taxi en Insurgentes y Gómez Farías por un grupo de sujetos que les descargaron más de 30 impactos de bala AK-47, cuernos de chivo, y armas largas de nueve milímetros. El taxista del Servicio de Transporte Terrestre que los trasladaba desde el aeropuerto murió durante la agresión efectuada en las primeras horas del sábado.

Los judiciales se encontraban en posesión de 50 mil dólares en efectivo, dos metralletas con cargador y tres pistolas, entre ellas una con mirilla infrarroja. Los primeros dictámenes indican que no tuvieron tiempo de desenfundar sus armas por el factor sorpresa con que actuaron en su contra.


Este es el taxi en que fueron asesinados Ernesto Ibarra
Santés, subdelegado de la PJF en Baja California, y dos
agentes más de la corporación que recién habían llegado
a la ciudad de México. El conductor también murió.
Foto: AP

En el ataque murieron el subdelegado de la Policía Judicial Federal en Baja California, Ernesto Ibarra Santés, y los agentes Israel Moreno Flores y Aarón Rosas Gallegos, así como el taxista Juan Arturo Hernández Lizardi, quienes recibieron las ráfagas de balas desde muy corta distancia.

El comandante Ibarra Santés había ocupado su cargo en la subdelegación hace menos de un mes, y se le considera uno de los principales responsables del operativo Alacrán mediante el cual la PGR, con ayuda del Ejército, trató de detener a los hermanos Arellano Félix hace algunos meses, en acciones simultáneas en Tijuana y la ciudad de México.

El subdelegado fue el único de los cuatro ocupantes del taxi que sobrevivió hasta que llegó una ambulancia de la Cruz Roja que lo trasladaría al hospital de Polanco, pero murió en el camino por los diveros impactos de bala que tenía en el pecho.

El parabrisas y el costado izquierdo del taxi fueron revisados por peritos para tratar de establecer el sitio desde el que se realizó la agresión, pues hay conjeturas sobre la posibilidad de una acción desde tres flancos.

Extraoficialmente se indicó que los atacantes viajaban en un automóvil Cutlass color blanco, aunque también se menciona que este vehículo iba acompañado de otro no identificado. Ambas unidades le habrían cerrado el paso al taxi y desde su interior efectuaron los disparos, sin que se precise el número de agresores.

En el lugar se encontraron 32 cartuchos percutidos, según las primeras investigaciones de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF).

De acuerdo con la averiguación previa 7/9969> los judiciales federales habían llegado la noche del sábado procedentes de Tijuana al aeropuerto internacional de la ciudad de México, donde permanecieron unos minutos en la sala de espera y posteriormente se dirigieron a una ventanilla de taxis para alquilar el servicio.

Les fue entregado el boleto en donde se indica la zona de la ciudad a la que se dirigían. Estos datos son buscados por la Policía Judicial en las bitácora de actividades del taxi placas de circulación 832-HF1 que está registrado en la terminal aérea capitalina.

El automóvil fue seguido a distancia casi hasta el cruce de Valentín Gómez Farías --cerca del Monumento a la Revolución--, cuando el taxi viajaba por la avenida Insurgentes, en la colonia San Rafael. Los primeros en llegar fueron los tripulantes de la patrulla 03083 de la Secretaría de Seguridad Pública, que dieron aviso a la séptima agencia del Ministerio Público.

La PGJDF descartó el móvil del robo al encontrar todas las pertenencias de los judiciales y consideró que podría tratarse de un ajuste de cuentas. Además informó que igual que en casos similiares en que mueren judiciales federales, la investigación pasó a la Procuraduría General de la República (PGR), por la muerte de funcionarios federales y el uso de armas de grueso calibre.