La Jornada 17 de septiembre de 1996

Censura el arzobispo Rivera interrogatorios especiales a sospechosos No tocaron campanas en Catedral porque la guardia impidió el paso

David Aponte Muchos mexicanos son objeto de ``interrogatorios especiales'' como resultado de las circunstancias que vive el país, dijo el arzobispo primado de México, Norberto Rivera Carrera.

Al término de la misa dominical, desaprobó las medidas de seguridad adoptadas en la catedral de la ciudad de México con motivo de las fiestas patrias. Estos son los atropellos, las violaciones y los inconvenientes de la ley en nombre de la vigilancia, argumentó.

``Muchos de ustedes quizá extrañaron el repicar de campanas. No fue posible tocar las campanas este día (el domingo pasado) porque hay muchos elementos de seguridad que están impidiendo el acceso a las torres (del recinto religioso).

``Pero lo que más lamentamos no es esto, porque con campanas o sin campanas la gente viene. Lo que más lamentamos es que muchos hermanos nuestros, por las circunstancias que está pasando el país, están viviendo situaciones difíciles, padeciendo preguntas especiales, temerosos de lo que pueda suceder'', expuso.

Durante su breve homilía, el prelado dijo ante la feligresia que la Iglesia católica no puede permanecer callada ante las injusticias, los abusos o los excesos cometidos por el poder público. Una institución ``muda'' no le serviría a México. Por ello, la grey está dispuesta a pagar el precio de las deserciones, añadió.

Por separado, el obispo de Tapachula, Felipe Arizmendi, criticó las acciones violentas y las venganzas como métodos para resolver los problemas de la nación. Es lamentable que mucha gente recurra al lenguaje de la agresión, que los partidos pretendan destruir al contendiente para conquistar algunos puestos, señaló.

Algunos asaltan y matan sin misericordia, cultivan el rencor, el odio y la venganza, buscan que la sociedad mexicana tenga una gran carga de ``desconfianza y negativismo'', continuó.

En su homilía, manifestó: ``Si los inconformes de Chiapas, de Guerrero y de cualquier parte del país escucharan y practicaran la palabra del Señor, no destilarían tanto rencor ni atribuirían todos los males que hay en el país sólo a los gobernantes y a los que tienen más bienes materiales; reconocerían sus propios pecados, sabrían pedir perdón y perdonar; caerían en la cuenta de que no estamos en siglos pasados, sino que hemos avanzado en democracia y civilidad, a pesar de las deficiencias que subsisten.

``Si en otras épocas se justificó el recurso de las armas, la sociedad actual ya está en otra situación'', agregó.

En tanto, en la basílica de Guadalupe, el abad Guillermo Shulenburg cedió la misa dominical al arcipreste del templo, el sacerdote Carlos Warholtz. Personal de la sacristía había adelantado la decisión