Fracasó el modelo económico de Salinas
Antonio Castellanos M. El modelo económico aplicado por el gobierno de Carlos Salinas de Gortari fue ``un fracaso'' y no es una alternativa de largo plazo para los países en desarrollo, afirmó ayer Alberto Gabriele, asesor de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad).
Con la representación de Rubens Ricupero, secretario general de la citada instancia de la ONU, Gabriele llegó desde Ginebra para presentar el informe Comercio y desarrollo 1996, según el cual el ``modelo Salinas'' no prosperó porque se basó en la búsqueda de cierta estabilidad a través de un fuerte déficit de balanza comercial.
En conferencia de prensa ofrecida en el centro de información de la ONU en México, el economista, ex asesor de la Comisión Económica para América Latina (Cepal), dijo que la modesta recuperación lograda por el gobierno de Ernesto Zedillo no ha beneficiado a la clase popular. ``No veo una fuerte aceleración del crecimiento y los problemas estructurales se mantienen'', dijo.
Esto, recalcó, crea problemas cada vez más grandes que tienen repercusiones más allá de la esfera económica y llegan a los ámbitos político y social. Se mantiene la tendencia estructural hacia una distribución de la riqueza cada vez más desigual. Un importante sector de la iniciativa privada demanda mayor atención al sector industrial y menos ``fe ciega'' en el mercado para resolver los problemas, precisó.
Otra razón del fracaso del modelo salinista fue que se sustentó en un fuerte flujo positivo de capitales y se acompañó de una liberalización comercial extremadamente rápida y generalizada. Las repercusiones de la crisis mexicana dominaron la evolución de las economías latinoamericanas en 1995, agregó.
Gabriele dijo que en México, así como en los países desarrollados, es necesario, en términos generales, un mayor control del Estado sobre los flujos financieros privados, lo que no significa una mayor cuota de participación de aquél en las instituciones financieras.
Lo que se requiere, dijo, es un mayor poder de regulación frente a la esfera financiera, porque de otra forma resultaría difícil aplicar cualquier política económica de desarrollo con flujos de capitales muy grandes y extremadamente inestables.
Para México, agregó, sería útil volver a tener un mayor control sobre alguna institución financiera, ``pero no hay nada específico''. Al referirse a la revaluación del peso, recordó que hace algunos meses se encontraba ``bajo'' y ahora no es un problema fundamental.
``Según nuestra interpretación --precisó--, el modelo planteado por Salinas tiene consecuencias de corto y mediano plazo muy amplios, que dejan en la ruina a la pequeña y mediana industrias, sin influencia del capital extranjero. También se refleja en el empobrecimiento de gran parte del campo''.
Ahora, abundó, la situación macroeconómica es, en el corto plazo, relativamente positiva, pero ``la deuda externa ha aumentado'' y la situación de México puede considerarse todavía ``bastante débil''.
Es significativo que en el momento en que vuelven a crecer las exportaciones, en este año, México sea de nueva cuenta exportador neto de capitales y se reproduzca de alguna forma la situación de crecimiento sin mejores niveles de bienestar que se daba en la década de los ochentas.
Gabriele se apoyó en investigaciones de la UNAM y en informes oficiales del gobierno federal, según los cuales la caída del consumo total revela que se mantiene una tendencia de distribución desigual del ingreso desde los años treintas.
Por otra parte, informó que el crecimiento de la economía mundial no rebasará la tasa de 2.4 por ciento del año pasado, a pesar del auge continuo del comercio mundial (más ocho por ciento en 1995), según las previsiones de la Unctad, y advierte que la deflación pone en riesgo a la globalización.
El informe señala que en América Latina los flujos netos de capital cayeron y por primera vez en los últimos años se dio una transferencia neta de recursos hacia el capital extranjero, parecida a la de los años ochentas.
Destaca que el crecimiento bajó a 0.7 por ciento en 1995, en comparación con el 4.9 por ciento el año anterior. Las perspectivas de corto plazo apuntan hacia cierta recuperación en 1996, con un crecimiento de 2.4 por ciento de la producción.