Criticó la oposición programas oficiales
Alberto Nájar Como en los viejos tiempos, dos mil ambulantes del Centro Histórico y pepenadores de Santa Catarina se concentraron ayer en la Asamblea de Representantes para apoyar al regente Oscar Espinosa Villarreal, quien presentó su segundo informe de gobierno. La zona fue acordonada por 500 granaderos, zorros, policías judiciales y grupos de jóvenes con corte de cabello tipo militar y armados con palos y tubos.
Así, al más puro estilo priísta, los acarreados colocaron mantas de agradecimiento y se corretearon entre sí durante una escaramuza por ganar el mejor espacio ante el regente. Expertos en esas lides, los ambulantes ganaron la batalla por el lugar, aunque durante las siete horas que duró la comparecencia aguantaron el calor, la lluvia y el mal olor que despidieron 20 sanitarios móviles instalados frente a ellos.
Este fue el escenario que encontró el regente al llegar a la Asamblea, minutos antes de las 11 de la mañana; su camioneta se detuvo en la esquina de Donceles y Tacuba, y entre porras, aplausos y confeti caminó por la calle que lo separaba del recinto.
Apenas el funcionario traspuso la puerta verde de la antigua Cámara de Diputados los acarreados reclamaron el pago por su entusiasmo. Los pepenadores formaron dos largas filas hasta una camioneta del DDF, donde recibieron una bolsa de plástico con un sandwich, una naranjada, una palanqueta y una naranja; al mismo tiempo se anotaron en una lista que, comentaron algunos, se utilizará para la asignación de viviendas en el antiguo tiradero de Santa Catarina.
A los ambulantes, en cambio, su nueva lideresa Silvia Sánchez Rico les arrojó refrescos de lata y tacos de canasta. Sentada a la mitad de la escalinata, la sucesora de La Jefa tomaba los tacos con ambas manos y los aventaba a diestra y siniestra, mientras sus compañeros los cachaban al vuelo, a veces enteros y casi siempre hechos pedazos.
Tras el almuerzo los ánimos se calmaron, en parte por el calor y también por la desvelada, pues la mayoría llegó a Donceles a las t3 de la mañana. Algunos pepenadores hicieron a un lado los palos que cargaban y se recostaron en las aceras, mientras que otros permanecieron de pie u organizaron partidas de póquer o dominó, junto a comercios cerrados o con las cortinas bajadas a la mitad.
El ambiente fue muy distinto entre los comerciantes ambulantes, pues tras el reparto de los tacos organizaron porras para el PRI, el regente, Guillermina Rico y Juan José Castillo Mota; luego, Silvia Sánchez se puso a cantar una versión modificada de Cruz de Olvido. A la mitad de la jornada los venció el cansancio y se quedaron callados, por lo menos hasta que se enteraron de que el panista Gonzalo Altamirano Dimas criticó las prácticas de acarreo.
Enardecidos, gritaron ``hampones los del PAN'', además de ``rifle y escopeta, al PRI se le respeta''. Pese a la gritería, Altamirano Dimas no pudo escuchar la réplica a sus comentarios.
Al parejo con la calma que por horas prevaleció afuera del recinto de Donceles, los elementos del cuerpo de seguridad también se tranquilizaron; hasta los grupos de jóvenes con el cabello corto hicieron a un lado sus palos y tubos. La voz de alerta regresó a las 19:00 horas, cuando concluyó la comparecencia y Espinosa Villarreal trató de abandonar el recinto.
El regente fue víctima del escenario que le prepararon: cientos lo rodearon para tratar de tocarlo o estrechar su mano, mientras sus guardaespaldas sudaron la gota gorda para mantenerlo seguro. Ante la avalancha humana que balanceó a uno y otro lado al funcionario, sus ayudantes decidieron entonces cargarlo en vilo más de 30 metros hasta su camioneta blindada, a cuyo interior literalmente lo arrojaron como si fuera muñeco.
Diez minutos después, la calle Donceles, que estuvo 15 horas bloqueada, quedó completamente vacía.