La Jornada 19 de septiembre de 1996


De visita en Washington, el ex presidente respondió a reporteros: ``no voy a hablar de lo de allá''

David Brooks y Jim Cason, corresponsales, Washington, 18 de septiembre Fue una anti-entrevista. Una cascada de preguntas, todas sin respuesta. Carlos Salinas de Gortari escucha y dice que aún no es el momento y, de entrada, señala: ``No voy a hablar lo de allá''.

Entrevistado, bueno, más bien escuchando preguntas sobre él, su hermano Raúl, la situación en México, los llamados a su comparecencia sobre el caso Colosio, la evaluación del PRI sobre su posible expulsión, la incertidumbre social, etcétera, Carlos Salinas de Gortari sólo indicó: ``Voy a responder en otra ocasión, cuando tome la decisión de platicar''.

El ex presidente saludó a los cuatro periodistas mexicanos que esperaban interceptarlo en algún momento durante su visita a esta capital, con motivo de la reunión de la junta directiva del Dow Jones. En el lujoso vestíbulo del hotel Sheraton Carlton, a tres cuadras de la Casa Blanca, un elevador abrió sus puertas y de él salió Salinas de Gortari; atravesó el lobby rumbo a una reunión en el mismo hotel cuando los periodistas lo abordaron.

Saludó, y en respuesta a las solicitudes para la entrevista, dijo que regresaría ``para saludarlos'', pero rechazó la idea de una entrevista, más bien, planteó, ``una conversación, para que me platiquen ustedes cómo están, para que me cuenten''. Se retiró con toda la calma con la cual llegó.

Al regresar un par de horas después, el ex presidente escuchó las preguntas de los periodistas: en México se le acusa de todo, su partido está evaluando su expulsión, la oposición está demandando que comparezca, ¿tiene un comentario? Cambia de tema. Las versiones Internet de los periódicos de México... ``El Universal es difícil captar... Reforma cobra... y además los encabezados a veces no corresponden con el texto. La Jornada es la mejor'' versión electrónica de los periódicos en México.

Comenta que estuvo en Harvard esta semana, pero se limitó a indicar que sus actividades ahí fueron ``ver libros recientes que se han presentado''. ¿El de Oppenheimer?, se le pregunta. ``No, de historia universal'', responde y sonríe. Informa que también pasará por Nueva York esta semana, sin ofrecer detalles de sus actividades en esa ciudad.

Vestido de traje azul y corbata roja, Salinas proyecta una imagen de autoconfianza, de serenidad, amable en toda respuesta, aunque la mayoría de las veces es para negarse a hablar sobre todo tema de interés para los periodistas.

Pregunta cómo están los medios presentes aquí, responde a algunas interrogantes con risa, y señala que los periodistas son los que están comentando, no él. Escucha atentamente, sin prisa. Pero la caja negra aún se resiste a ofrecer su contenido.

Los periodistas insisten con las preguntas: ¿qué opina de lo que está ocurriendo en México con los conflictos políticos, la violencia, la inseguridad? Sus políticas económicas continúan en vigor pero se le culpa de la crisis, ¿qué opina? Salinas sólo reitera que no está dispuesto a ``hablar en este momento'', que llegará la hora, y promete avisar a los periodistas presentes.

¿No quiere hablar ahora porque lo están presionando por lo de Raúl?, pregunta un reportero. Unica vez que da señas de una molestia momentánea, pero no responde con palabras, y con eso, después de los 15 minutos de la no-entrevista, se despide.

La seguridad del hotel está nerviosa. Nadie tiene que decirles a quién venimos a buscar. Pero tampoco se está escondiendo el buscado: está registrado bajo su nombre aquí, y nunca evitó entrar y salir por el lobby central. Al contrario, envió mensajes de que pasaría a saludar brevemente.

Pero otros, al parecer, prefieren o que no se encuentre, o no encontrarse con él. El Dow Jones & Co. nunca informó a la prensa el lugar en que celebraría su reunión, ni la hora ni quién asistiría. Nunca se anunció su presencia. Al parecer, algunas fuentes oficiales de ambos países buscaban despistar a periodistas o expresar sorpresa de que Carlos Salinas se encontraba aquí.

Un funcionario de la administración Clinton dijo que el gobierno no tenía ningún conocimiento de esta visita y declaró a La Jornada que, ``hasta donde yo sé, nadie en el gobierno de Estados Unidos se ha reunido con él''.

Hoy, el secretario del Tesoro, Robert Rubin, se presentó a la junta directiva de Dow Jones & Co. donde se encontraba Carlos Salinas, para ofrecer un discurso sobre el estado de la economía, pero voceros del Tesoro no comentaron acerca de si Rubin y Salinas intercambiaron saludos. Ayer, el senador Christopher Dodd, presidente del Comité Nacional del Partido Demócrata, también se presentó en una cena con la misma junta. Un vocero del senador comentó hoy que en el curso de esta reunión Dodd y Salinas se saludaron personalmente.

Esta reunión empresarial se celebra ocho veces al año, informó un vocero de Dow Jones & Co., e indicó que el periodo de Carlos Salinas como miembro de la junta directiva termina en abril de 1997, pero que podría ser reelecto