La Jornada 20 de septiembre de 1996

Encapuchados liberan a siete indígenas presos en Bochil En la refriega con custodios pereció uno de los invasores; cuatro policías heridos

Juan Balboa, corresponsal, Bochil, Chis., 19 de septiembre Un muerto y cuatro policías lesionados, uno de ellos de gravedad, fue el saldo del asalto a la cárcel municipal por un grupo armado y embozado que facilitó la evasión de siete indígenas presos.

A la orden de ``pónganse sus zapatos, quedan todos libres'', siete de los veintiún indígenas recluidos en esta pequeña cárcel obedecieron. Se vistieron, tomaron sus pertenencias y a las 5:05 cruzaron la última de las tres puertas del penal, justo en el momento en que ocho policías de Seguridad Pública intentaron evitar la fuga y detener a por lo menos tres docenas de personas con los rostros cubiertos con pasamontañas y paliacates.

En la refriega, que duró aproximadamente quince minutos, uno de los embozados murió y por lo menos cuatro policías resultaron lesionados, uno de ellos, Isidro Ruiz Jiménez, fue trasladado a un hospital de Tuxtla Gutiérrez, según los datos proporcionados por la Procuraduría General de Justicia del Estado y versiones de los presos y comerciantes entrevistados en Bochil.

En la madrugada ``entraron en silencio hasta el patio de la prisión. Intentaron romper la cadena con una segueta que se les quebró, pero de inmediato sacaron un mazo y con él rompieron la cadena de la puerta de donde dormimos'', recuerdan José Teratol, Pedro Orantes Navarro y Enrique Hilario Gómez, tres de los catorce presos que se quedaron en la prisión.

Explica: ``en voz baja nos ordenaron que nos pusiéramos nuestros zapatos porque ya estábamos libres. Hablaron poco, nunca nos agredieron y respetaron a los que se quedaron'', agregan.

Los presos entrevistados, entre quienes también se encontraba Lucas Pérez Hernández, coinciden en que las personas (hablan de cuatro) que penetraron hasta el patio se cubrían el rostro con pasamontañas, portaban cuernos de chivo, sus uniformes eran como el de los policías y militares y tenían aspecto de indígenas.

--¿Mencionaron algún nombre en particular?, se les inquirió en la entrevista desarrollada dentro del penal.

--No, nunca mencionaron a una persona en particular, sólo nos decían que estábamos libres.

--¿Por qué no los siguieron?, pudieron obtener su libertad, se les insistió.

José Teratol López, acusado de homicidio y violación en el expediente 80/93 responde:

--Nosotros queremos salir libres por la buena; demostramos a las autoridades que somos inocentes, por eso nos quedamos. Queremos regresar con nuestros hijos, por eso rechazamos la invitación de las personas con pasamontañas.

Teratol López, al igual que otros tres prisioneros, cumplió más de tres años y medio en la pequeña cárcel de Bochil, con un patio que tiene las mismas medidas que una cancha de baloncesto, un baño nauseabundo y un solo dormitorio.

De los siete indígenas que se fugaron del penal, la mayoría había cumplido un año en prisión. La Procuraduría asegura que purgaban condenas por los delitos de violación , homicidio, abigeato, lesiones y robo.

Lucas Javier Hernández Pérez, de 22 años de edad; Jorge Díaz López de 25 y Lucas Hernández Gómez de 40, son originarios del municipio de Jitotol, ubicado a unos 50 kilómetros de Bochil, y están acusados de homicidio y lesiones. Víctor Manuel Gómez Hernández de 26 años y Pedro Pérez López de19, son del propio municipio de Bochil y están acusados de abigeato y violación.

Fernando Hidalgo Hidalgo de 26 años es originario de Pueblo Nuevo Solistahuacán y está acusado de homicidio y robo. Finalmente, Ramón Leonel Domínguez Domínguez, de 31 años de edad, está acusado de homicidio y lesiones.

Los cuerpos policiacos instalaron un operativo en cuatro municipios para localizar a los indígenas prófugos sin tener resultados positivos.

Para Lucas Pérez Hernández y Pedro Orantes Navarro el asalto a la cárcel de Bochil no es una acción nueva, pues han habido desde el año pasado varios intentos.

La prisión de Simojovel, uno de los municipios vecinos, ha sido también asaltada por grupos armados y cubiertos los rostros con pasamontañas, la última acción ocurrió en julio.