Nueva política económica, demandan; el liberalismo social, eliminado
Rosa Icela Rodríguez Como no pudieron desterrar a Carlos Salinas de Gortari del PRI, por lo menos los delegados liquidaron su doctrina. De un plumazo desaparecieron el sexenio del salinismo.
El liberalismo social que un día aplaudieron, asumieron y ayudaron a implantar en este país, desde ayer quedó eliminado de los principios priístas. Dieron un paso atrás de seis años y volvieron al nacionalismo revolucionario de siempre.
Acostumbrados a los diques, ayer se desbocaron. Rescatada su filosofía, surgieron vigorosas las críticas del priísmo hacia la política económica del régimen. Un clamor surgió de las gargantas: ``Que el PRI defina la política económica que quiere, y que sea en beneficio de las mayorías, que se atempere la opulencia, que realmente haya justicia social y punto''.
El dirigente de Democracia 2000 logró con
dificutad subir
a tribuna, pero nadie lo escuchó, recibió insultos y
fue
echado del auditorio Plutarco Elías Calles.
Foto: Ernesto
Ramírez
Durante el debate en el Polyforum Cultural Siqueiros, varios delegados exigieron ``cerrarle las puertas al neoliberalismo que se está aplicando en el país''
En los pasillos un viejo priísta, Augusto Gómez Villanueva, traducía: ``Proponemos, sin la menor timidez, un cambio en la política económica. La aplicación del neoliberalismo a ultranza fue el que generó problemas y ahora el PRI tiene que maniobrar para no perder el camino, recuperar las directrices y mantener la estabilidad''.
Por ello, en la Declaración de principios el PRI anotó soberanía, democracia y nacionalismo, basado en los fundamentos de la Revolución Mexicana. En el detalle, en la mesa 1 se comprometió la participación del Estado en la economía, se ratificó que el subsuelo sólo le corresponde a la nación y se puso énfasis en la justicia social, ``entendida como acceso a la educación y al trabajo; el derecho a la alimentación, la salud, la vivienda, el vestido y un medio ambiente dignos''.
Ayer sábado fue tachado el concepto de Estado solidario, y en su lugar aparecerán justicia y justicia social.
El presidente de la mesa sobre Doctrina y principios, Humberto Roque Villanueva, no se metió en líos: dio a todos la palabra. Puso en práctica su experiencia de debate legislativo ante los 77 oradores inscritos y los más de mil 350 delegados, apoyado por sus eficaces operadores Héctor Hugo Olivares Ventura y Rosario Guerra.
Incluso permitió la tribuna para abordar temas que no venían al caso. Unos para echar rollos personales, otros en plena demagogia o discursos excesivamente adornados; hubo además uno que se sintió salvador de la patria. Pero el colmo fue cuando habló un representante de la sociedad civil y uno más que se echó un chiste: ``El que sabe, sabe, y el que no, es jefe''.
Roque fue tolerante. Por ejemplo, con el ex gobernador de Guerrero Alejandro Cervantes Delgado, que tenía ganas de ser escuchado. Se salió con la suya: habló 10 minutos, y aguantó hasta el final la rechifla por el tiempo. También participaron el diputado Jaime Martínez Veloz, en favor de los indígenas, y el gobernador de San Luis Potosí, Horacio Sánchez Unzueta. Sin embargo, los más enjundiosos fueron los jóvenes y las mujeres.
Cuando Roque vio que nadie le brincó en la asamblea, respondió satisfecho a preguntas de La Jornada.
--¿Ya quedó enterrada la doctrina de Carlos Salinas y ahora es nacionalismo y soberanía?
--Eso quiere decir.
--¿Qué se hará para evitar que se repita en el futuro la manipulación de la Declaración de principios?
--El espíritu de todos los priístas es que la Declaración de principios no responda a modas sexenales, sino que tenga profundas raíces históricas permanentes.
Para Agustín Basave, redactor del documento, la decisión de quitar el liberalismo social de los principios priístas no revistió mayor importancia. ``Sólo era una etiqueta'', dijo, pero reconoció que es positivo aclarar la ideología, porque ``un partido sin ideología no es más que un club de amigos o una agencia de colocaciones.
Con el nacionalismo revolucionario, opinó, ``se pretende retomar el hilo conductor del PRI desde 1929 y su ideología revolucionaria''.
Después de realizar 29 cambios de forma, los priístas cantaron el Himno Nacional antes de concluir los trabajos.
Después de liquidar al liberalismo social, quizá se fueron preguntando: ``Y ahora, ¿cómo enterrar a su fantasma?.
Andrea Becerril El priísmo aprobó anoche, después de más de diez horas de discusión, su Programa de acción, que plantea avanzar hacia una ``economía para la justicia social'', donde se priorice la redistribución del ingreso, una nueva relación del Estado con los pueblos indios y atención prioritaria a las entidades con mayores reclamos sociales como Chiapas, Guerrero, Oaxaca e Hidalgo.
Tomaron la palabra 89 oradores durante los trabajos de la mesa dos, Los compromisos del PRI con la sociedad, en la que fue evidente el interés primordial de los delegados por discutir la expulsión de Carlos Salinas y el esclarecimiento del asesinato de Luis Donaldo Colosio.
Así, mientras la mayoría de los oradores que trataban otros temas eran obligados a apegarse al tiempo, los cinco delegados de Sonora, Michoacán, Durango, Sinaloa y el Distrito Federal que aludieron al ex presidente recibieron aplausos y respaldo.
Pese a que eran ya cerca de las 10 de la noche, el representante de Sonora, Rubén Díaz Vega, logró que todo el público se pusiera de pie y los delegados con el puño en alto gritaran ``¡Duro! ¡Duro! ¡Duro!'', después de que propusiera la expulsión y el destierro de Salinas de Gortari y Córdoba Montoya, a quienes responsabilizó del asesinato de Colosio.
Acusó públicamente a Salinas de ``haber destruido las huellas del crimen, al transformar de inmediato el escenario de Lomas Taurinas''.
Parecía que era el único punto que los priístas querían tratar. Por ello, igual hicieron ruido cuando el delegado de Michoacán planteó exigir la renuncia al procurador Antonio Lozano Gracia.
También el duranguense Pedro Avila Nevárez cautivó al público al exigir el pronunciamiento contra Salinas, porque ``él en Harvard dijo que la militancia del PRI había matado a Colosio; porque más tarde apoyó, con millones de pesos, al Partido del Trabajo, y porque iba a hacer de Solidaridad un partido para desaparecer al nuestro. Si esas tres razones no bastan para expulsarlo, no sé entonces lo que estamos esperando''.
El presidente de la mesa de debates, Fernando Ortiz Arana, esperó a que cesaran los aplausos para responder lo mismo que a los otros delegados que insistieron en el tema: ``La asamblea no tiene facultades para determinar en ese sentido, por lo que las propuestas se recogen y se turnan al Comité Ejecutivo Nacional''.
Otro fantasma que rondó en la discusión fue la crítica a la política neoliberal, en la que insistieron algunos representantes obreros. Una vez leído el resolutivo --lo que llevó tres horas--, y cuando ya se había marchado Fidel Velázquez, el ex gobernador de Chihuahua Fernando Baeza insistió en la importancia que en el Programa de acción debe darse a las políticas de ese partido, ``frente al drama nacional de la pobreza y la nueva relación con los grupos indígenas, cuya postración duele''.
Baeza agregó que frente a esos temas prioritarios es imprescindible ``la necesidad de invocar la congruencia de las acciones de gobierno con lo que aquí estamos proponiendo''.
El resolutivo aprobado pone énfasis en aplicar una política federal de lucha contra la pobreza en Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Hidalgo, Veracruz y Puebla, entidades con el más alto rezago social. Esa política tendrá objetivos precisos y sus avances serán valorados por las poblaciones beneficiadas.
``Qué bueno que por primera vez en un documento del partido se reconoce, en renglón aparte, el tratamiento que merecen estados que tienen centros socialmente marginados; sin embargo, sólo se habla del gasto social, y debe hablarse también de la inversión en los proyectos productivos, porque sólo así se podrán acortar los grandes rezagos que padecen zonas como la montaña guerrerense, la selva chiapaneca y la mixteca oaxaqueña'', señaló el ex gobernador de Guerrero Alejandro Cervantes Delgado.
Sobre ese mismo tema, el senador chiapaneco Pablo Salazar Mendiguchía resaltó que en el Programa de acción no había quedado claro ``el compromiso del priísmo nacional con el proceso de paz de Chiapas... Ahora --añadió-- que hay una nueva convocatoria a la violencia se requiere atajarla con la fuerza de la ley, pero también con definiciones y compromisos políticos''.
Insistió en que el priísmo debe dejar plena constancia de su compromiso con el proceso de paz, con el diálogo como única solución viable, y que por ello se requería un pronunciamiento para urgir al gobierno y al EZLN a regresar a la mesa de negociaciones. El punto fue aprobado.
En su turno, el chontal Lulio Marín, delegado de Tabasco, planteó que la Secretaría de Asuntos Indígenas que habrá de crearse en el CEN del PRI sea presidida por un verdadero indígena y no ocurra como en otros institutos que atienden a las etnias, que son dirigidos por ``personajes de origen extranjero''.
Otra intervención que no fue cortada a chiflidos, se refirió a los discapacitados. El diputado Pedro Domínguez planteó que hay casi 10 millones de mexicanos con este problema, y cuyos intereses no han sido debidamente considerados por los priístas, por lo que propuso que el PRI los represente realmente ``con el fin de que no nos los ganen otros partidos''.