La Jornada 22 de septiembre de 1996

Haber ocupado un cargo de elección, requisito para presidenciables

Ismael Romero Los delegados priístas dieron anoche un revés a su líder Santiago Oñate y al Comité Ejecutivo Nacional del PRI, al imponer, en contra de éstos y por mayoría de votos, que en adelante, en la postulación de candidatos a cargos de elección popular, para los casos de Presidente de la República, senador y gobernador, los aspirantes acrediten la calidad de cuadro, dirigente, militancia mínima de 10 años ``y'' haber tenido un puesto de elección popular mediante ese partido.

``Queremos una asamblea viva, pero también una asamblea libre'', exigió la senadora de Campeche, Laida Sansores, quien defendió la propuesta de cambio de los delegados, después de que se vivió uno de los episodios más agitados de la mesa 3 Normas de Organización Partidaria, en el auditorio Plutarco Elías Calles, cuando se discutía la fracción XI del artículo 144 de los estatutos, cuyo contenido original planteaba:

``Para los casos de Presidente de la República, senador y gobernador, se requerirá acreditar la calidad de cuadro, dirigente o haber tenido un puesto de elección popular a través del partido''.

Horas antes, los asambleístas habían echado violentamente al dirigente de Democracia 2000, Ramiro de la Rosa, a quien acusaron de ``traidor'' y ``panista'', por comentarios en favor de los gobiernos panistas de Guanajuato y Jalisco. La sesión de trabajo se inició en medio del desorden y a punto estuvo de terminar igual. El diputado Francisco Arroyo, presidente de la mesa, y Fernando Elías Calles, secretario, fueron incapaces de llevar en orden las deliberaciones.

De este modo, la revisión y discusión de los 183 artículos de los estatutos, que se inició a las 10:30 horas, llegó a ser por momentos anárquica y estrindente. El respeto por los oradores se perdía cuando éstos se manifestaban contra los puntos de vista que permeaban entre la mayoría de los asambleístas.

En cambio, las voces y los aplausos se alzaban aprobatorios en favor de quienes se pronunciaban por la permanencia de los sectores, el Movimiento Territorial, la ampliación de los espacios de participación para la mujer (30 por ciento en las postulaciones a cargos de elección popular y de dirigencia partidista), el cierre del paso a los tecnócratas, el apoyo a los militantes de la tercera edad y a los jóvenes.

Hubo también manifestaciones de apoyo a quienes plantearon que el partido privilegie la militancia y que todos los miembros de la organización paguen cada quincena o cada mes sus cuotas, y no sólo días antes de que sean postulados a cargos de elección popular.

Pero la tormenta entre los priístas se precipitó cuando comenzó la discusión del título cuarto, denominado ``De la elección de dirigentes del partido y del proceso interno para postular candidatos a cargos de elección popular''.

Diversas voces pidieron cerrar el paso a los ``tecnócratas sexenales'' y privilegiar a la militancia. Raúl Ojeda, diputado del llamado Grupo Exhorto, expuso ante los delegados que llevaba ``consensada'' una propuesta para sustituir el ``o'' por la ``y'' de la fracción XI del artículo 144.

``Si queremos profundizar en la reforma del partido, vamos a reformar el artículo 144, si no, aquélla no tendrá sentido; vamos a tender sólo una capa de maquillaje'', dijo Ojeda.

Su compañero de bancada legislativa, José Castelazo, subió a la tribuna a rebatir al tabasqueño. Argumentó que ningún partido puede ir más allá del derecho ni contravenir disposiciones constitucionales, pero los delegados lo abuchearon. Le gritaron ``¡palero!'' e hicieron oídos sordos a las plabras del ex delegado en Iztacalco.

Guillermo Vallarta le dijo a Castelazo que mentía. Y oradores adelante, tomó turno el senador Eduardo Andrade. Después de un tedioso preámbulo, apremiado por la asamblea fue obligado a ir al grano, y señaló que el artículo 144 debía aprobarse tal y como estaba redactado, porque con sana ditancia o no, no se podía ``abrir un frente de ruptura'' con el jefe nato del partido, el Presidente de la República.

``No mandemos un mensaje equivocado al Presidente'', pidió Andrade, pero ya no pudo concluir su intervención. Le apagaron el micrófono porque había agotado sus tres minutos. El legislador veracruzano se enojó y exigió que le abrieran el sonido. Golpeó el atril e hizo señas a los de la cabina de audio.

El secretario Elías Calles pidió que abrieran el micrófono y con ello se destapó la cloaca. El senador veracruzano, molesto, iracundo, gritó a los de la mesa que cómo le habían pedido subir a defender el artículo y ahora le cerraban el micrófono. ``¡Ustedes mismos me pidieron que viniera a hacer la defensa! ¡Vine con línea!'', protestó Andrade, y ante la revelación, los asambleístas se pusieron de pie y condenaron la maniobra.

Ante el griterío, Andrade ya no pudo argumentar. Alcanzó a repetir que llevaba línea y con ademanes en alto se fue contra Rafael Oceguera, quien hablaba por celular en la mesa. El senador jaloneó a éste y le reclamó por haberle cerrado el micrófono. ¡Oceguera, por qué me cierras! ¡Tú me pediste que hiciera la defensa! No se vale. Yo soy disciplinado y recibo línea, pero, por favor...''

Oceguera se puso pálido y negó lo dicho por Andrade. El escándalo en el recinto se generalizó. Y los delegados demandaron el cambio de mesa. El diputado cetemista Carlos Aceves del Olmo hizo la demanda. Hubo jaloneos. Cerraron los micrófonos. El diputado Arroyo pidió calma. Le gritaron ``¡incapaz¡'' Entonces aparecieron Juan Millán y Santiago Oñate. Este ofreció ordenar la sesión. Declaró un receso y cuando salió de un acuerdo con Arroyo, Elías Calles y Oceguera, anunció que la mesa la presidirían ahora el diputado Netzahualcóyotl de la Vega y la senadora María Elena Chapa.

Eduardo Andrade ya había confirmado a periodistas que llevaba línea de Oñate y que Oceguera le había pedido que subiera a defender el artículo 144. Cuando los trabajos se reanudaron, Elías Calles ya no salió al auditorio. Oñate y Millán ocuparon lugar entre los asambleístas y los delegados exigieron a Oceguera que se retirara de la mesa.

Los trabajos se reanudaron con la intervención de la senadora Laida Sansores, quien había cedido su intervención a Oñate, cuando éste llegó a calmar a los delegados. La campechana dijo que se había escrito un capítulo inédito y le pidió a Eduardo Andrade que no pretendiera crear confusión, porque el cambio al artículo 144 no significaba un agravio o una ruptura con el presidente Ernesto Zedillo.

``Zedillo llegó a la Presidencia por el voto y la confianza de los priístas'', señaló, y manifestó que el priísmo está despertando y madurando. Fue entonces cuando expresó que no bastaba con que ésta fuera una asamblea viva, sino que se necesitaba una asamblea libre. ``Basta de líneas'', demandó la legisladora.

A propuesta previa de Oñate, a partir de ese momento los delegados comenzaron a discutir y a votar artículo por artículo, lo cual no se había hecho. Por mayoría de votos, los delegados modificaron el artículo. Sólo algunos priístas, entre ellos Oscar Levín y José Castelazo, votaron en favor de la redacción original. Oñate y Millán aplaudieron y todavía los delegados añadieron a la fracción XI el requisito de los 10 años de militancia.

Para entonces ya eran cerca de las 10 de la noche. Y la discusión y la votación, artículo por artículo, continuó. Restaban votar los 133 artículos que ya habían sido revisados durante la mañana y la tarde en esta jornada de la Asamblea Nacional del Partido Revolucionario Institucional.