La Jornada 24 de septiembre de 1996

La seguridad pública también es tarea de gobernados: Salgado Crece la impunidad por la indiferencia ciudadana, expuso

Víctor Ballinas En estos tiempos la seguridad pública no es ni puede ser una tarea unilateral y exclusiva de las instituciones gubernamentales, ``por definición las tareas de seguridad son, y siempre deben serlo, resultado de una relación bilateral, entre gobierno y gobernados: debemos proteger al pueblo, pero el pueblo también debe contribuir a que se le proteja'', aseguró ayer el secretario de Seguridad Pública, Enrique Salgado Cordero.

La impunidad, subrayó, no sólo es resultado de la impotencia e ineptitud de factores institucionales, ``sino también tiene su origen en la indiferencia e individualismo de la comunidad''.

El titular de la SSP incluso dijo que la corrupción que priva en las instituciones encargadas de la seguridad pública en muchas ocasiones se alimenta del propio dinero que los ciudadanos ofrecen para su conveniencia, y así eluden su responsabilidad al cometer alguna falta o ilícito.

Salgado Cordero habló ayer durante su exposición en el seminario denominado Viabilidad de la ciudad de México, en lo político y social, organizado por el Departamento de Distrito Federal (DDF).

El secretario de Seguridad Pública informó que se ha elaborado un plan anticorrupción que incluye la participación de un grupo de supervisión que tendrá como función investigar los probables ilícitos de miembros de la corporación. Explicó que en general se ha buscado la reorganización y el saneamiento de las fuerzas de seguridad pública para que adquieran los valores que toda organización policiaca debe tener: eficacia, honestidad y modernización.

Durante su intervención, Salgado indicó que hoy en día, más que nunca, la inseguridad, esa falta de tranquilidad y de confianza, se ha convertido en una amenaza permanente que afecta por igual a todos los estratos sociales.

La delincuencia, ha tenido un fuerte impacto en la sociedad, quien por una parte, ante los frecuentes ataques a la integridad física de sus personas, de sus familias y de su patrimonio, y ante lo que percibe como una gran ineficiencia de las instituciones encargadas de velar por su seguridad, ha reaccionado con justa indignación y ha sido invadida por un sentimiento de indefensión, zozobra e impotencia, por lo que la inseguridad se ha convertido en un estado de ánimo permanente.

El general Salgado Cordero explicó que es indispensable un cambio de actitud y de mentalidad entre quienes viven la inseguridad y quienes tienen la obligación de vencerla. ``La relación dual que debe existir entre gobierno y gobernados podrá mantenerse sólo abandonando viejos paradigmas y costumbres de los agentes policiales, que se traducen en conductas intimidatorias, de vejación y ofensivas a la dignidad ciudadana'', dijo el funcionario.

Agrego que sólo con el fortalecimiento el binomio gobierno-ciudadanía ``sentaremos las bases de una auténtica política de seguridad pública en la ciudad''.

Dijo que la corrupción ha tenido efectos sumamente dañinos en lo que concierne a la relación entre la ciudadanía y las instituciones que deben velar por su seguridad, y que es una práctica común que el agente utilice las funciones que realiza para lucrar mediante la extorsión del ciudadano, por lo que se crea un ambiente hostil y de desconfianza hacia quien se supone debe de proteger a la sociedad