Miguel Barbachano Ponce
Sucedió una noche...

Precisamente del martes 30 del pasado julio en Speightstown, Barbados, isla cercada por las aguas verdiazules del Mar Caribe. Allí, en aquel espacio y en aquel tiempo, falleció Claudette ``Lily'' Cauchoin, famosa star hollywoodense que durante su luminosa carrera artística llevó el nombre de Claudette Colbert. Allí, a causa de un irreversible ataque de apoplejía, Claudette, la actriz consentida de Frank Capra, abandonó a los 92 años de edad --había nacido en París el 13 de septiembre de 1905-- nuestro inexplicable planeta azul. Allí, cobijada bajo la imprecisa sombra del Oscar que obtuvo en 1934 por su excelente actuación en Sucedió una noche (It happened one Night) exhaló el último suspiro.

Y si es verdad lo que afirman algunos estudiosos, a propósito de lo que ocurre en la mente humana en los momentos finales de la existencia, ella debió rememorar, a través de una cadena de imágenes, hechos sobresalientes de su vida. Por ejemplo, el arribo en compañía de su familia a Nueva York en 1913, huyendo de la impostergable Primera Guerra, y su posterior incorporación a la sociedad estadunidense como diseñadora de modas y maestra de francés; o su inicio como actriz teatral en humildes escenarios neoyorkinos cuando apenas contaba con escasos 18 años de edad, o el resonante éxito que obtuvo por su destacada intervención en Dynamo del genial dramaturgo Eugene O«Neill, el año 29. Pero más allá del teatro, ella posiblemente recordó cuando el cine-director siciliano Frank Capra la incorporó al cine en Flor The Love of Mike, película silenciosa realizada en 1927. Recordaría también cuando le expectó despectivamente al mismo Frank antes de firmar el contrato para protagonizar en el celuloide a Ellie Andrewa, el personaje central de Sucedió una noche, ``Another `bus' film?'', y obviamente la apresurada promesa que de inmediato recibió: ``el rodaje sólo durará cuatro semanas, dear Claudette''. Semanas que fueron intensamente conflictivas, acorde a la información que ahora poseemos, entre otros problemas por la insuperable animadversión que ella profesaba a su pareja protagónica (Clark Gable) y por las inúmeras y fatigantes improvisaciones que realizó durante la filmación el cine-creador.

Pero acerquémonos de nueva cuenta al lecho de muerte de la inolvidable star para recoger sus últimas rememoraciones. Por ejemplo, los momentos durante los cuales la Academia otorgó a aquella inicial ``screwball comedie'' cinco ``Oscares'': mejor película (Columbia, productor Harry Cohn), mejor actriz (evidentemente, Claudette Colbert), mejor actor (Clark Gable), mejor adaptación (Robert Riskin por su transvase a la pantalla de Night Bus, cuento corto de Samuel Hopkins publicado en la revista Cosmopolitan), mejor director (Frank Capra, el cineasta nacido en Palermo el 19 de mayo de 1897, que a partir de 1923 dirige y escribe los mejores filmes del célebre cómico Harry Langdon, y durante la tercera década funda y se especializa en la comedia ligera), o aquellos otros --verdaderamente memorables-- ocurridos en diversos episodios de la película, como fue el día preciso en que abordó el autobús rumbo a Miami huyendo de su autoritario padre y encuentra por azar a un insufrible periodista llamado Peter Warne, o como fue el instante supremo en que decide separar con una sábana las camas donde deberá pasar la noche en compañía del galán, barrera que designará en un rapto de buen humor con el genérico de ``murmullos de Jericó'', o como fue el minuto aquel en que el muro de bíblicas resonancias se desmoronó física y mentalmente cuando ella y el intratable contraen matrimonio.

Obviamente, aquel cúmulo de imágenes felices, colmadas de aplausos y sonrisas le impidió recrear los trágicos acontecimientos que estremecieron a la civilización aquel año 34: asesinato de Sandino, caudillo nicaragüense; asesinato de Ernst Roehm y otros dirigentes nazis, ejecutados tras el supuesto complot contra Hitler; asesinato de Kirov, íntimo colaborador de Stalin; asesinato de Alejandro, rey de Yugoslavia, a manos de un separatista croata; asesinato de Dollfuss, canciller austriaco... También en aquel año terminado en cuatro, Mao emprende en octubre 16 la Larga Marcha.

Y para concluir, no olvidemos que Claudette fue una de las estrellas más cotizadas del cine norteamericano del periodo 1935-1945; no olvidemos que fue nominada en otras dos ocasiones para obtener el Oscar; tampoco olvidemos que actuó bajo las órdenes de Ernst Lubistch (La octava mujer de Barba Azul), del convulsivo manierista D. Sirk (Sleep, My Love, Thunder on the Hill) y del famoso actor/autor S. Guitry (Si Versailles m'etait conte); recordemos que abandonó prácticamente su carrera en 1960 (Parrish) cuando era aún hermosa mujer dispuesta a bañarse otra vez en una tina con leche de burra como lo había hecho veinte años y pico atrás en Cleopatra, la superproducción de C.B. de Mille. Hasta luego Claudette, te seguiremos viendo...