Decae el EZLN, según análisis oficial
Salvador Guerrero Chiprés Deserciones en el EZLN, traslados voluntarios de milicianos zapatistas a las filas del EPR, creciente simpatía en zonas marginadas por esas dos organizaciones armadas, declinación de la capacidad del subcomandante Marcos para influir en la sociedad, y la colocación del PRD entre ``una roca y un lugar duro'', son algunos de los puntos considerados en un análisis oficial, remitido a la Secretaría de Gobernación.
Según las conclusiones a partir de la aparición del EPR, ``la situación está actualmente en un impasse, en la cual el gobierno controla la situación en términos militares, e incluso morales''.
De acuerdo con el documento, en las zonas controladas por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional crece la inquietud por la falta de progreso en las pláticas de paz; no es bien recibida por las comunidades indígenas la ``orden'' de la cúpula zapatista de rechazar la ayuda gubernamental en las cañadas y ``existe la posibilidad'' de fortalecer la postura gubernamental, ante la ``creciente impresión en la opinión pública'' de que prevalece ``una actitud caprichosa'' en la comandancia general del EZLN.
El análisis en poder de La Jornada, en el que se muestran series telefónicas que inician con los dígitos del área residencial de Los Pinos, se revisan los principales elementos que sustentarían la opinión de que el EZLN y el EPR aparecen, respectivamente, como las expresiones guerrilleras negociadoras y duras con las cuales tendrán que lidiar, desde posicionamientos declarativos hasta medidas específicas, los actores políticos dominantes, a saber, los partidos políticos, el gobierno federal y el Ejército Mexicano.
Sin evidencias de información y control que permitan suponer que el gobierno federal efectivamente avanza en la solución del problema de seguridad nacional que implica la presencia del EPR, el Ejecutivo federal se concentra en la elaboración de análisis en los que destaca la percepción de una creciente simpatía favorecedora del EPR en zonas rurales de estados del centro y sur-sureste del país. Estos análisis son promovidos intensamente fuera del país. Uno de los canales, indicó una fuente, es la prensa extranjera.
Se menciona la ``declinación'' del EZLN para influir en dirigencias de organismos civiles y partidos después de la aparición del otro grupo armado y luego de la suspensión unilateral del diálogo, así como la certeza de que el Ejército Zapatista ``ha entrado en cierto grado de desesperación'' y no ha aceptado, mientras consigue superar ese supuesto ánimo, ni siquiera recibir a los representantes de la Comisión de Concordia y Pacificación.
A diferencia del EZLN, se indica, ``el EPR aparece como una instancia de sólida coordinación político militar, al mismo tiempo orgánica y dispersa'', por lo cual hasta ahora no ha sido copada a diferencia de los zapatistas, quienes están sujetos a un control geográfico que se ejerció desde el décimo día de 1994 sobre el EZLN en los Altos de Chiapas --aparente y sólo temporalmente evadido en diciembre de 1994-- por lo cual, advierte el gobierno, para el EZLN ``tiene crucial importancia'' salir de esa entidad y llegar hasta la ciudad de México.
Ese sería un intento para tratar de recuperar el espacio que ``ha perdido'' el EZLN después de la suspensión unilateral del diálogo de San Andrés y del surgimiento del EPR. La Presidencia de la República ha advertido que la propia comunicación del dirigente del EZLN, en la cual recomienda al EPR evitar la realización de operativos en Chiapas, puede ser interpretada como el reconocimiento de que el Ejército Zapatista, aislado militarmente, no puede capitalizar las eventuales antipatías contra el gobierno que persisten en otras regiones de ese mismo estado.
Con capacidad de mayor confrontación militar de largo plazo por su adaptabilidad, conocimiento de la vida política clandestina y por la administración del factor sorpresa, el EPR requiere ``un tratamiento más sofisticado'' de contrainsurgencia, admiten quienes calificaron a esa agrupación como ``una pantomima'' y mantienen públicamente su referencia como ``grupo terrorista''. Otro factor a favor de la postura gubernamental, según el documento --esta vez en relación con el EPR-- es que este grupo armado representa para algunos sectores de la propia izquierda una incógnita. Se alude a las diferencias que en torno al EPR, en lo general, han manifestado quienes se dijeron cercanos a la lucha armada o se comportaron como tales en algún momento de su vida política o profesional.
Se comenta la decisión gubernamental, expresada en un boletín de Gobernación que fue también un desplegado, de hablar directamente del subcomandante Marcos como quien la PGR sostiene que es: Rafael Sebastián Guillén Vicente. Tal actitud refleja ``la justificada insatisfacción'' ante el aplazamiento unilateral del diálogo. Esa incomodidad comenzaría a reflejarse en sectores que antes mantenían simpatía por el EZLN y ahora parecen desconcertados ante el nuevo actor armado que como el EZLN en un principio, atrae la simpatía por su postura antigubernamental ante un modelo económico rechazado hasta por las bases del partido gobernante.