La Jornada 25 de septiembre de 1996

En Iztacalco, del temor al encubrimiento

Miriam Posada García No fue necesario hacer un gran recorrido para que el secretario de Seguridad Pública, Enrique Salgado, asambleístas y el delegado en Iztacalco, Juan Carlos Espinosa, se percataran de que en la colonia Agrícola Oriental el temor de los vecinos los lleva a encubrir delincuentes.

Hombres y mujeres que han vivido en ese lugar desde hace 10 e incluso 34 años prefirieron guardar silencio y decir que ``no pasa nada, todo está tranquilo, los rateros son de otra parte'', o simplemente han adoptado la actitud de ``ver, oír y callar''.

Escándalos causados por ebrios, asaltos a mano armada y homicidios ocurren diario en la que está considerada la colonia más peligrosa de esta demarcación. Mientras la comitiva recorría algunas calles y se acercaba a las ``guaridas'' de los delincuentes, los habitantes de la colonia susurraban: ``Tengan cuidado, los rateros están allá atrás viendo lo que hacen''

La advertencia sirvió para que algunos policías que acompañaban a Enrique Salgado Cordero y los asambleístas voltearan a ver a los presuntos delincuentes, quienes sin inmutarse siguieron recargados en varios automóviles. Más tarde cualquier persona que se parara en la esquina de Sur 6 y Oriente 225 se convertía en sospechoso.

Un ``honorable'' ciudadano, sin oficio y casi recién desempacado de Estados Unidos que se acercó ``para ver qué transa había'', aseguró que en ese lugar nadie asaltaba, ``no hay rateros, ni hay balaceras, al menos yo no he oído nada''. La respuesta de varios vecinos que buscaron el anonimato entre la concurrencia fue casi inmediata: ``no oye lo que no le conviene''.

La delincuencia en ésta como en otras zonas de la ciudad va en aumento y no tiene lugar ni horario para operar, indicaron algunos.

Como ejemplo relataron: ``hace unos días, en la mañanita, antes de que los niños entraran al kinder, asaltaron a un repartidor de cigarros, le metieron un balazo en la cabeza y hasta vino un helicóptero por él''. Enseguida preguntaron al titular de Seguridad Pública: ``¿usted se enteró, verdad, general?''

``Nadie queda exento de convertirse en víctima, los ladrones podrían ser ajusticiados por los propios afectados'', advirtieron los conductores de microbuses de la ruta 78, quienes dijeron que todos los días y a toda hora ellos y sus pasajeros son víctimas de asaltos.

``Ya hasta los tenemos bien ubicados e identificados, y como ahora están de moda los linchamientos a lo mejor vamos a tener que hacer justicia por nuestra propia mano, si no nos van a hacer caso hasta que estemos con las tripas de fuera''.

Para algunos resultó un comentario chusco, pero otros vecinos dijeron que lo viven a diario, como el caso de una mujer que con voz entrecortada reclamó justicia y seguridad para ella, su familia y sus vecinos. La indignación la hizo aguantar el llanto y soltó: ``hace 43 días un grupo de delincuentes asesinó a mi esposo, levanté la denuncia y hasta el momento los peritos de la Procuraduría no han venido por un casquillo y una bala del arma con la que le quitaron la vida, yo les otorgaría el premio a la pendejez, se lo merecen''.

Esta es la tercera colonia que Salgado Cordero recorrió con asambleístas; también aquí se encontraron infinidad de quejas, temores. Una más fue sobre los policías: ``nada más saludan a los rateros y se van'', o saben de vecindades en donde se practica la prostitución, se vende droga, ``entre otras cualidades y les da miedo entrar''.

Y al general Salgado et al aún les faltan todavía siete colonias por recorrer