El proceso de apertura y modernización que, con sus matices, se practica con rigor milimétrico en las distintas economías del mundo desde hace cuando menos tres lustros, lejos de globalizar al planeta, sólo ha fortalecido al Frankenstein que, sin rostro pero con todo rigor, domina el escenario mundial.
Aquellos que a estas alturas sostengan que la economía más grande y poderosa del orbe es la estadunidense, tendrían que replantearse una serie de conceptos.
En este paraíso globalizado, quienes verdaderamente controlan y orientan la actividad económica (y por ende, buena parte de la actividad política y la toma de decisiones de los gobiernos), resultan ser 200 empresas trasnacionales, las más grandes del planeta.
Para dar una idea de su poderío, en 1995 ese grupo de corporativos sin rostro y sin nación conjuntaron ventas por un total de 7 billones 100 mil millones de dólares (7 trillones para efectos estadunidenses).
Más allá de gobiernos visibles y líderes políticos y económicos palpables, con rostro, el potencial de las grandes empresas trasnacionales comienza dar cuerpo a una economía íntegramente controlada por ellas.
Lo anterior se deriva de un informe elaborado por el Instituto de Estudios Políticos de Washington, (``las 200 más grandes: el ascenso del poder trasnacional mundial''), en el que se detalla que las ventas de ese grupo de trasnacionales equivalieron, el año pasado, al 28.3 por ciento del producto interno bruto mundial.
De hecho, los ingresos conjuntos de esas 200 corporaciones superaron con creces el PIB nacional de las nueve mayores economías del planeta.
Para dar un punto de comparación, cabe mencionar que el volumen de recursos captados en 1995 por esas 200 trasnacionales resultó ser 500 mil millones de dólares superior al monto del producto interno bruto de Estados Unidos, y casi dos veces mayor al de Japón, la segunda economía en importancia.
Según el informe, las ventas combinadas de las 200 corporaciones alcanzaron 7 billones 100 mil millones de dólares, alrededor de 7.6 por ciento más que el valor acumulado de la economía más grande del mundo, la de Estados Unidos, cuyo PIB se aproxima a los 6 billones 600 mil millones de dólares y es generado por alrededor de 250 millones de personas, el 5 por ciento de la población mundial.
El informe del Instituto de Estudios Políticos señala que de las 200 mayores entidades empresariales del mundo, sólo 49 son propiedad estatal, hasta ahora, pues una de las líneas de la modernidad que se aplica con mayor rigor es el de la privatización de empresas públicas.
Entre la grandes entre las grandes citadas por el Instituto de Estudios Políticos de Washington se cuentan las japonesas Mitsubishi y Mitsui and Company, con 182 mil millones de dólares cada una. Sólo para dar una idea, esa suma individual equivale al 65 por ciento del producto interno bruto mexicano.
Otras de las grandes son Itochu, General Motors, Sumitomo, Marubeni, Ford Motor Company, Toyota, Royal Dutch-Shell, Exxon, BPI, Mobil, Chevron, Nissho Iwai, Wal-Mart, Hitachi, Nippon Telephone and Telegraph y American Telephon and Telegraph (ATT), muchas de ellas con fuertes intereses en México.
John Cavanagh y Sarah Anderson, autores del estudio, reconocen que comparar el monto de los PIB de los distintos países con las ventas totales de las trasnacionales resulta un ejercicio riesgoso, debido a que las ventas de las corporaciones también se reflejan en el PIB de más de un país.
A pesar de ello, las 200 trasnacionales que dominan la actividad mundial se concentran sólo en cinco sectores económicos: comercio minorista, automóviles, banca, comercio mayorista y electrónica, reflejando una muy alta y creciente concentración de poder económico.
Por ejemplo, en la industria automotriz cinco trasnacionales conjuntan casi el 60 por ciento de las ventas mundiales (General Motors, Ford Motor Company, Chrysler, Nissan y Toyota). En el sector de la electrónica, igual número de corporativos dominan la mitad de las ventas totales.
Las trasnacionales amplían la brecha entre ricos y pobres, al abastecer primariamente a las clases más ricas del mundo. Las ocho mayores compañías de telecomunicaciones, por ejemplo, incrementaron sus ventas mundiales rápidamente, aunque, según el estudio, más de 90 por ciento de la gente vive en una vivienda no conectada a una línea telefónica.
Con ingresos conjuntos por 800 mil millones de dólares en 1995, los 31 bancos trasnacionales que figuran entre las 200 grandes no ofrecen servicios financieros a 5 mil 600 millones de personas de las 5 mil 800 millones que habitan en el planeta y que obtienen salarios inferiores a mil dólares anuales.
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