La Jornada 27 de septiembre de 1996

Cada año, cerca de 500 mil mujeres recurren al aborto en México

Angélica Enciso El aborto es un problema de salud y de decisión personal de la mujer y la pareja, por lo que ``ni el poder público ni las iglesias deberían tener facultades para entrometerse en tan difícil decisión'', consideró el politólogo José Woldenberg.

En la conferencia El aborto clandestino: un problema de salud pública, organizada por el Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE), en la que también participaron Carlos Monsiváis y Ana Langer, hubo coincidencia en la necesidad de iniciar un debate nacional que lleve a una nueva legislación sobre el tema.

De acuerdo con datos que proporcionó Langer, en el país, cerca de 500 mil mujeres al año se practican el aborto, lo que significa que por cada cien nacimientos se dan 21 abortos y 2.3 por ciento de las mujeres entre 15 y 49 años tienen que recurrir a él.


Carlos Monsiváis, Ana Lange, Martha Lamas y José
Woldenberg en conferencia de prensa sobre la
despenalizacion del aborto.
Foto: Víctor Mendiola

Actualmente, detalló, el aborto inducido es una de las principales causas de muerte materna y las complicaciones que de él se derivan representan la segunda causa de internamiento en los servicios de ginecología y obstetricia, después del parto normal.

Agregó que al considerarse el aborto como un problema de salud pública se ``saca la cuestión de la oscuridad en que estaba en las agendas oficiales y sienta las bases para ampliar las causales del aborto permitido''.

Por su parte, Carlos Monsiváis señaló que en este momento el debate se da en los puntos del control de la natalidad, la despenalización del aborto y las campañas de prevención del sida, por lo que ``no podemos conformarnos con esta situación de hipocresía y clandestinidad, y creer que el ocultamiento es la mejor forma de resolver los problemas''.

La despenalización, consideró, traería consigo un entendimiento más claro

del problema del aborto y las consecuencias devastadoras para quienes deciden efectuarlo.

Agregó que parecería ser mayoritaria la población que está de acuerdo en la despenalización del aborto. Además, dijo, basta ver que no hay campañas para penalizar a las mujeres que abortan.

``Se trata de mantener la penalización del aborto como un arma de humillación, de acoso, de intimidación, de represión a las mujeres y no como un hecho delictivo'', dijo en su intervención el escritor.

Es fácil, agregó, lanzarse a decir que el aborto es un crimen, pero ya no es tan fácil pedir que se penalice a 500 mil mujeres al año.

Woldenberg dijo a su vez que no se conocen delatores de abortos, porque la sociedad lo mira más con comprensión y piedad que con afanes punitivos; sin embargo, hay ``cierto espíritu hipócrita que prefiere mirar hacia otro lado, cerrar los ojos a un fenómeno que se da todos los días y en condiciones riesgosas para las mujeres''.

Esta, agregó, es la peor política, ``una fórmula ciega e inclemente que condena a miles de mujeres'', el aborto es un problema de salud y cualquier médico lo podría atestiguar.