La Jornada 28 de septiembre de 1996

Que salga el Ejército y se cumplan acuerdos, pidieron pobladores de Patihuitz a la Cocopa

Elio Henríquez, corresponsal, Patihuitz, Chis., 27 de septiembre Pobladores de esta cañada de Ocosingo pidieron a la Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa) que el Ejército Mexicano se retire de la selva Lacandona y presione al gobierno para que se cumplan los acuerdos de San Andrés, firmados el 16 de febrero.

Al mismo tiempo, la comisión legislativa dio a conocer que envió una ``iniciativa política'' al gobierno federal y al Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) para generar las condiciones que permitan reanudar el diálogo de Larráinzar.

Durante una visita por las comunidades de La Garrucha y Patihuitz, municipio de Ocosingo, para verificar la movilización de los militares denunciada en días pasados por el EZLN, los integrantes de la Cocopa que se trasladaron hasta este ejido escucharon la voz de los tzeltales: ``Nosotros no peleamos por el poder, y nos salimos del diálogo porque el gobierno no da solución a los problemas; los comandantes y el subcomandante Marcos respetan la decisión de la mayoría porque ellos no mandan, aquí mandan los pueblos''.

A bordo de dos helicópteros de la PGR, los ocho integrantes de la Cocopa y reporteros de cuatro medios visitaron primero el ejido La Garrucha. En ese lugar hablaron principalmente mujeres, pues los hombres andaban trabajando.

Dijeron que lo que más les preocupa ``son los patrullajes del Ejército; sube a la montaña y tememos que algo pueda suceder. Nosotros queremos que haya diálogo, pero el gobierno quiere dialogar con las armas''. Con su hijo de meses en los brazos, una mujer advirtió a los legisladores: ``Si el gobierno está esperando hacer otra traición, nosotros estamos dispuestos a todo, hasta los niños, pase lo que pase''.

Los dos helicópteros habían bajado en el campamento que los militares tienen en La Garrucha. Allí el capitán que atendió a los integrantes de la Cocopa aseguró que el Ejército no realiza movilizaciones en el área. ``Cuando veníamos en el aire vimos dos camiones por la carretera'', le informó un diputado, y el militar respondió que eran nada más una pipa de agua y un vehículo de seguridad.

Sin embargo, cuando los parlamentarios esperaban en la carretera para platicar con la población, en dos ocasiones pasaron dos vehículos militares y dos helicópteros de la Fuerza Aérea. ``Pídanle un poco de agua a la pipa'', bromearon, mientras algunos lugareños les informaban que la Comisión Federal de Electricidad realiza el cableado para poner luz eléctrica en la zona.

Una y otra vez las mujeres, con sus niños descalzos y de vientres abultados, y dos hombres que se juntaron en ese ejido donde Marcos permaneció varios meses a principios de 1994, reiteraron que la presencia de los militares y sus desplazamientos por el monte no les permiten trabajar a gusto. ``Si los encontramos nos preguntan a dónde vamos, qué hacemos; las mujeres ya no pueden ir a traer su leña, los niños están espantados; los soldados rompen las alambradas y los animales se comen nuestras milpas, tiran los desperdicios y animales muertos al río''.

De La Garrucha los legisladores se trasladaron al vecino ejido de Patihuitz. Aquí, rápido se juntó un amplio grupo de hombres y mujeres, base de apoyo zapatista.

Todos los que tomaron la palabra repitieron lo mismo: ``Estamos preocupados por los movimientos militares. Nosotros no estamos acostumbrados a que los ejércitos estén aquí, no los necesitamos y por eso les pedimos que hagan algo para que se salgan de la selva''. Dijeron que los patrullajes aumentaron desde principios de mayo, cuando el EZLN acordó suspender su participación en el diálogo de San Andrés.

Se quejaron de que ``contaminan'' el agua del río donde se bañan y lavan ropa las mujeres; ``cortan los árboles del ejido y a nosotros no nos dejan entrar en nuestros propios terrenos, que ellos ocupan, y han puesto trampas''. Este es uno de los puntos que llamaron más la atención de los legisladores, quienes preguntaron si el Ejército les pagaba alguna renta por ocupar las tierras, y ellos respondieron que no.

``Queremos que los ejércitos se retiren a sus cuarteles; queremos que ustedes así lo publiquen para que oiga el gobierno lo que aquí pasa y lo que hace su ejército'', insistieron los indígenas. En La Garrucha y aquí, los indígenas se quejaron de que los militares ``traen prostitutas y hasta hacen sus cosas en el río; esto nos preocupa porque a veces van al río o lavan sus ropas y nos pueden pasar enfermedades''.

A pleno sol, los tzeltales manifestaron que no confían en el gobierno. ``Sólo anuncia guerra; a todo lo que pide el pueblo ofrece cementerio y destruye nuestra lucha; sólo quiere ganar tiempo con sus mentiras, nos quiere convencer con unas láminas y con unos alimentos, pero nosotros peleamos por justicia, por libertad, no por el poder pelemos''.

A los cocopos les dijeron: ``Estamos muy a gusto con ustedes, por su visita, para que le digan todo esto al gobierno''. Pero también que en la mesa sobre Derechos y Cultura Indígenas se firmaron acuerdos, y el gobierno ``no ha cumplido, y aunque dice que hay paz y justicia no es cierto: lo que hay es engaño y mentira''.

Por eso, recalcaron, ``como zapatistas queremos pedirles que presionen al gobierno para que cumpla con los acuerdos, que escuche la voz del pueblo y, sobre todo, que el Ejército se retire a sus cuarteles''.

En el mismo ejido, pero por separado, los legisladores se reunieron y escucharon la voz de un grupo de indígenas de la Asociación Rural de Interés Colectivo (ARIC) Unión de Uniones ``Independientes y Democráticas'', que en apariencia no apoyan a los zapatistas. Sin embargo, los planteamientos y denuncias fueron los mismos, pues también se quejaron de los movimientos que realiza el Ejército, incrementados desde la suspensión del diálogo.

Lo mismo que sus vecinos, este grupo de indígenas, hombres todos, pidió a la Cocopa ``exigir al gobierno que cumpla los acuerdos de San Andrés, porque no queremos más violencia, no más muertos: queremos justicia y libertad; nos han preocupado esas informaciones de que hay un EPR''.

El diputado petista José Narro Céspedes, presidente en turno de la Cocopa, declaró que es necesario ``evitar las movilizaciones militares porque causan temor entre la población''. Añadió que se requiere que el Ejército permanezca en sus campamentos con el fin de ``lograr un clima de distensión que favorezca las condiciones para que las partes regresen al diálogo''.

Consideró importante que se cumplan los acuerdos de Larráinzar y se integre la Comisión de Verificación y Seguimiento. Por separado, el diputado perredista Juan Guerra aseguró que ``no habrá diálogo hasta que el gobierno presente la iniciativa de reformas sobre los pueblos indígenas''.

El senador priísta Oscar López Velarde, vocero en turno, informó que la Cocopa presentó al gobierno y al EZLN una ``iniciativa política'' que propiciará las condiciones necesarias para que las partes regresen al diálogo.

En la propuesta, discutida durante varias semanas, la Cocopa plantea cómo superar las ``condiciones mínimas'' del grupo rebelde para regresar a la mesa de negociaciones. También expone a las partes la necesidad de comenzar a discutir el tema de la reconciliación en las comunidades chiapanecas. El contenido de la iniciativa no fue hecho público, pues ``se decidió mantenerlo como documento confidencial''. López Velarde dijo que la propuesta se le hizo llegar ayer al EZLN a través de la Comisión Nacional de Intermediación (Conai), y esperan que los zapatistas respondan en los próximos días. Al gobierno se la entregaron el pasado miércoles, durante una reunión con el secretario de Gobernación, Emilio Chuayffet.

Comentó que la Cocopa ha valorado que, ``pese a las desaveniencias y los incidentes, existe voluntad de ambas partes para dar una salida política al conflicto''.

Además, dijo que se necesita un cambio de actitud entre todos los actores involucrados en el proceso, y que cumplan con la responsabilidad que les corresponde.

López Velarde afirmó que desde hace varias semanas han solicitado al EZLN una reunión con sus dirigentes para aclarar varios puntos, pero el grupo armado no ha respondido. Aseguró que existen las condiciones para un encuentro con la comandancia zapatista, ``fundamental para puntualizar varias cosas en la agenda''