La Jornada 28 de septiembre de 1996

RESISTENCIA ESTRIDENTE Y PACIFICA

Raúl Llanos Samaniego Era prácticamente un ejército de cocineros, meseros y galopines, armados con cacerolas, cucharas, sartenes y hasta mesas. Su objetivo era hacer el mayor ruido posible y hacerse escuchar, manifestar que es mejor tener ``mesas sobre las banquetas, que chicas sobre las mesas''.

Su estrategia fue la sorpresa, y sin acuerdo previo los cerca de 400 dueños y empleados de los restaurantes de la colonia Condesa, Hipódromo Condesa, Roma y Roma Sur, tomaron las calles.

El cruce de Michoacán y Tamaulipas fue el punto de reunión del contingente. Ahí iniciaron, después del medio día, su movimiento de resistencia pacífica. Media hora después apareció el ``primer enemigo'': un joven que aparentemente bajo los influjos de alguna droga increpaba, con un fierro en la mano, a los manifestantes por bloquear las calles y golpear su vehículo.


Exigen respeto a su fuente de trabajo.
Foto: Francisco Olvera

En su incontrolable ira golpeó al camarógrafo de Televisa, Armando Aldama, y retó a golpes a muchos de los restauranteros. Sólo la intervención de un preventivo logró apaciguar al violento sujeto.

Hasta ahí quedó el asunto. Ya repuesto del ``susto'', Jaime Morales, vocero de los restauranteros, acusó a la autoridad delegacional de no respetar los acuerdos y de haberlos tratado como narcotraficantes o delincuentes durante el operativo del pasado miércoles 25.

Por eso, dijo, dieron parte a la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) e informaron que la próxima semana se reunirán con el delegado en Cuauhtémoc, Alejandro Carrillo, y con los consejeros ciudadanos para encontrar soluciones, como la posible modificación de los planes de desarrollo, para continuar con su negocio.

Hubo restauranteros que reconocieron que, efectivamente, algunos establecimientos, como La Garrufa, Mamá Rosas y La Gloria, abusaron de los espacios autorizados por la delegación.

Pero el asunto es que ayer enarbolaron pancartas y protestaron. Marcharon desde los chefs hasta las ``niñas bien'', y desde meseros hasta los yupis y sus sofisticados equipos de comunicación. Desde la avenida Nuevo León hasta Baja California, y de Patriotismo hasta Zamora.

Vigilante de esa acción, media docena de patrullas enfrentaban serios problemas para desviar el tránsito. Eran las 15 horas y el flujo vehicular se hacía a cada vez más intenso.

Para muchos de los manifestantes era su primera experiencia en las calles. Ahora ocasionaban lo que otras veces criticaban: los embotellamientos, y su afán por hacerse escuchar los obligaba también a acercarse a varios reporteros y casi suplicar: ``En buena onda, le pones en tu nota que no se vale, que no es onda quitarnos las mesas''.

Después de más dos horas de manifestación el saldo era prácticamente positivo: ningún conflicto ni enfrentamiento y cerca de 2 mil firmas de apoyos de vecinos, aunque al final sólo llegó 50 por ciento de los que iniciaron.

Por la noche, los restauranteros colocaron veladoras a las puertas de sus negocios en señal de protesta. Este día trabajarán normalmente, toda vez que la delegación no determinó ningún cierre de esos establecimientos.

Diálogo, pero sin negociar la ley

Por la mañana, vecinos de la colonia Condesa, encabezados por los consejeros ciudadanos Marisa Fernández y Vicente Villamar, realizaron una conferencia de prensa, en la cual coincidieron en que están dispuestos al diálogo con los restauranteros, pero sin negociar la ley. Rechazaron, además, que estén actuando de manera fascista.

Durante el evento, ratificaron: ``No queremos que se clausuren los negocios de comida ni que eso genere desempleo. Estamos porque sigan operando, pero dentro de sus espacios ya autorizados; no estamos dispuestos a que nuevamente sean invadidas con sillas y mesas las calles de esta colonia, ni que a la larga este lugar se llegue a convertir en una zona de tolerancia''.

Marisa Fernández comentó que desde hace algunos meses mantenían un ``cercamiento'' con los dueños de esos giros de comida, pero no se le dio la atención que merecía el asunto, y pudo haberse evitado el desalojo, pero no se logró.

Vicente Villamar subrayó que si la delegación no es consecuente aplicando las nuevas reglas, entonces los vecinos de la zona tendrán que exigir su cumplimiento, además de que las autoridades delegacionales tendrán que cancelar los permisos otorgados en la administración anterior.

Por su parte, el delegado en Cuauahtémoc, Alejandro Carrillo, afirmó que ``el interés público no se negocia, se cumple''.

A las acusaciones de los restauranteros, de que las autoridades procedieron con violencia al desmontar que invadían las calles, externó que son los mismos dueños de esos giros quienes procedieron con violencia sistemática, y que no tienen razón para decirse sorprendidos, puesto que fueron advertidos personalmente por la propia delegación de la irregularidad en la que estaban incurriendo