El día 7 de agosto de los corrientes se publicó en el diario español El País un documento dirigido ``a Su Majestad el Rey, al presidente del Gobierno, a las autoridades científicas y académicas de la nación y a la opinión pública'', fechado el día 2 de mismo mes y firmado por 16 de los científicos más prestigiados de España. Este documento, titulado ``Manifiesto de El Escorial'', consta de dos partes: 4 consideraciones generales y 3 puntos específicos.
Las consideraciones señalan las íntimas relaciones entre la ciencia y la tecnología y la ``buena fortuna de la empresa humana'', que desde el siglo XVIII han existido pero no en España, a lo que atribuyen la situación desfavorable de ese país en relación con los países avanzados o con el resto de la Unión Europea, durante todo el siglo XIX y gran parte del XX. El documento señala que en los últimos 25 años la ciencia española ha experimentado un desarrollo muy fuerte, de modo que hoy tiene un buen nivel en la mayoría de los campos, con grupos y figuras destacadas, lo que me complace reconocer, por lo menos en el área de mi especialidad, que es la investigación biomédica. Pero agrega que persisten dos problemas, que son el número muy bajo de investigadores por habitante (menos que la mitad del de la Unión Europea) y la escasa relación entre la ciencia y el mundo productivo, o sea que la ciencia básica ha crecido mucho más que sus aplicaciones prácticas. Esto ha colocado al país en un nivel inferior de competitividad, en vista de que ``en el mundo de hoy sólo se puede competir con salarios bajos o con capacidad de innovación tecnológica''. Los científicos firmantes de este Manifiesto señalan que la situación exige cambiar ciertas actitudes características de la cultura española, no en base a un enfrentamiento entre la tradición humanística y el desarrollo científico sino a una síntesis que beneficie a las dos culturas al hacer que se comprendan y complementen cada vez mejor. Dicen: ``Creemos que insertar efectivamente la ciencia en nuestro mundo cultural es una necesidad histórica que debe considerarse como el gran reto español del momento''.
Los 3 puntos centrales del Manifiesto de El Escorial son: 1) El problema de la ciencia en España debe ser considerado como una cuestión de Estado, así como un grave problema cultural, ya que ``ni la opinión pública ni muchos dirigentes políticos o económicos son conscientes de esta raíz de muchos de nuestros males''. 2) Debe abrirse un debate nacional sobre el tema con participación importante de los medios de comunicación, con intercambio fluido entre universidades y centros de investigación, por un lado, y las empresas, por otro. Estas deben comprender la necesidad de apoyar a la investigación de absorber investigadores, de crear sus propios laboratorios o establecer acuerdos con aquellos para desarrollar tecnologías emergentes, lo que exige un cambio de mentalidad no sólo de los empresarios sino también de los científicos, que debe ser impulsado por el gobierno por todos los medios posibles, incluyendo estímulos fiscales. 3) Es necesario potenciar el apoyo público a la ciencia básica en las universidades y centros de investigación, para lo que señalan varios puntos específicos, como crear centros de excelencia, apoyar la investigación biomédica en hospitales, ampliar la política de control de la calidad de las investigaciones apoyadas, asegurar la reinserción de los científicos formados en el extranjero, etcétera. El Manifiesto termina diciendo: ``Algunos se oponen a medidas como estas porque las consideran costosas, sin preguntarse por las consecuencias de no tomarlas. Es cierto que la ciencia es cara, pero ¿cuánto costaría prescindir de ella? Creemos que España pagaría un precio muy superior''.
El diario El País le dedicó una plana entera a la publicación de este Manifiesto, y en días sucesivos hubo comentarios editoriales muy favorables a la puntería de las observaciones y a la mesura de su presentación, incluyendo una respuesta directa de la Ministra de Educación y Cultura que se comprometió a mantener y hasta incrementar el apoyo del Gobierno a la ciencia española. Los 16 firmantes del Manifiesto señalaron que en el mes de septiembre el documento se abriría a la adhesión de toda la comunidad española, y yo no tengo la menor duda de que será adoptado por una inmensa mayoría. De hecho, todos los países que estamos en la misma situación de subdesarrollo en ciencia y tecnología podríamos hacerlo nuestro y adoptarlo, en vista de que expresa con gran claridad algunos de nuestros problemas más graves y más urgentes.