Superó la UNAM su ``imagen deteriorada'', afirma Sarukhán
José Gil Olmos y Georgina Saldierna Al rendir su último informe como rector de la UNAM, el doctor José Sarukhán Kermez dijo que se superó la imagen deteriorada que tenía la Universidad Nacional Autónoma de México, ``producto de fuerzas e intereses ajenos a la institución''. No obstante, reconoció que hubo en su administración ``retrasos y errores'', y que quedaron inconclusos cambios al Reglamento de Cuotas, a los estatutos General y del Personal Académico y al pase reglamentado.
Con ocho años al frente de la Rectoría de la máxima casa de estudios del país, aseguró que en sus dos periodos hizo de la razón y el derecho las normas de su conducta.
``Que no quepa duda de que esos fueron, en todo momento, los principios a los que ajusté mi acción'', aseveró en una reunión celebrada en la sala del Consejo Universitario, donde en los últimos momentos del informe se le quebró la voz al contener las lágrimas.
Sarukhán se refirió a la relación entre la UNAM y el gobierno federal. Afirmó que en estos ocho años, lejos de establecerse una actitud ``servil'', se mantuvo una relación de respeto mutuo, en la que la autonomía se sostuvo sin llevar a la institución a verse contraria o contestataria.
De entrada, el rector destacó la trascendencia de la máxima casa de estudios: ``Hoy estoy más convencido aún de que la UNAM ha desempeñado un papel definitivo en el desarrollo del país y en la conformación del sistema de educación superior''.
También explicó las causas del eje central de su gestión que inició en 1989: situar al personal académico como el personaje principal alrededor del cual giraran el diseño, el funcionamiento y el desarrollo de la universidad. Esto es, la academización.
Acompañado por sus principales colaboradores, a quienes agradeció su labor, sostuvo que en estos años trató de mantener un ambiente de respeto, libertad y tolerancia en la universidad, ya que sólo así el trabajo académico puede desempeñarse bien.
Sarukhán se definió como un ``rector académico y regulador'', señaló que su propuesta de academización se debió a la necesidad de dar a la UNAM estabilidad y recuperar su imagen deteriorada por ``presiones muy intensas''.
Recordó que al tomar posesión, la universidad ``se encontraba sujeta a viejas y nuevas agresiones provenientes de las mismas fuerzas que de manera recurrente han tendido a quebrantar el quehacer cotidiano universitario; fuerzas caracterizadas por su artificialidad, por la magnificación intencionada de cualquier falla o limitación, por su capacidad de manipular necesidades reales, motivadas, en suma, por intereses ajenos a la institución y a la academia y que sirven de ellas para fines totalmente ajenos a los universitarios''.
Dijo que en su primer periodo se realizó el Congreso Universitario, que permitió sentar los precedentes y los canales legítimos y legales para la solución de los conflictos. ``Fue un complicado encuentro de opiniones llevado por los universitarios a buen término, para bien de la universidad y del país''. Señaló que en su segundo periodo hubo una búsqueda por consolidar la política de academización y renovar el carácter y la responsabilidad nacionales de la UNAM. Agregó que hubo cuatro grandes prioridades: fortalecimiento integral de la vida académica, reestructuración institucional, administración y financiamiento, y relación de la universidad con la sociedad.
Luego abordó los proyectos inconclusos en su gestión. Sobre la reforma al Reglamento General de Pagos, dijo que la decisión de suspenderla fue tomada con absoluta libertad y en pleno ejercicio de la autonomía universitaria. ``Fue la determinación más difícil de toda la gestión, pero considero que en circunstancias semejantes, volvería a optar por el mismo camino''.
Sin embargo, sostuvo que los argumentos para aumentar las cuotas siguen vigentes, es decir, no se puede tratar a los desiguales como iguales y continuar con la desproporción del costo de inscripción y colegiatura.
También afirmó que quedó pendiente la reforma a los estatutos General y del Personal Académico, aunque se sentaron bases importantes para continuarla. Sobre el pase reglamentado, indicó que hubo avances en el manejo de la información estadística, aunque no se han tomado todavía las decisiones para modificarlo.
``Lo prudente será esperar a que el tiempo permita evaluar y podamos tener el balance ponderado de estos años, así como la respuesta a la pregunta principal: ¿se avanzó en la academización de la UNAM?''
En su largo informe de 39 cuartillas, presentado ante un auditorio formado principalmente por directores de facultades e institutos, miembros de la Junta de Gobierno y funcionarios administrativos, Sarukhán defendió la creación de los Consejo Académicos de Area, formados por iniciativa suya.
Al hablar sobre los programas que estableció para mejorar el bachillerato y la licenciatura, dijo que gracias a ellos se elevó la eficiencia terminal en 6 por ciento, se incrementó la tasa de titulación en 61 por ciento de las carreras y en posgrado aumentó la obtención de grados en 31 por ciento para maestría y 69 en doctorado.
En cuanto a la relación con los académicos, citó los programas de estímulos a través de los cuales aumentaron las percepciones hasta en 100 por ciento para profesores e investigadores asociados ``C''; mientras que de los programas de actualización, informó que permitieron que aumentara la planta de 7 mil 26 académicos de tiempo completo a 9 mil 478.
Señaló también que para fortalecer la formación de los estudiantes se modificaron 129 planes y programas de estudio y se aprobaron 45 nuevas carreras y posgrados.