La Jornada 1 de noviembre de 1996

Ex jefe de escoltas de Raúl Salinas, a juicio

Juan Manuel Venegas El oficial Antonio Chávez Ramírez, miembro del Estado Mayor Presidencial y ex jefe de escoltas de Raúl Salinas de Gortari, fue consignado al tercer juzgado Militar Federal como presunto responsable del delito de encubrimiento de los homicidas de Manuel Muñoz Rocha.

Ayer mismo se le notificó el auto de formal prisión, ya que el propio militar reconoció haber colaborado para ocultar el Jetta blanco en el que Muñoz Rocha viajó de Pachuca al Distrito Federal, un día después del asesinato de José Francisco Ruiz Massieu.

El procurador Antonio Lozano Gracia informó además que el resto de los militares que conformaron la guardia personal del hermano mayor del ex presidente de México también son sujetos de investigación a fin de determinar si tuvieron alguna participación en el encubrimiento de los ilícitos que se le imputan a Raúl Salinas.

Uno de esos militares, José Coronel, ``al parecer'' se encuentra prófugo de la justicia, toda vez que no se ha presentado a firmar al juzgado por ``otros delitos que se le atribuyen''.

Los otros sujetos a investigación son Armando Cruz Martínez, Fernando Viveros Hernández, Jorge Cerón Sánchez y Moisés Flores Fernández. Al respecto, Lozano Gracia hizo un reconocimiento ``al invaluable y siempre oportuno apoyo de las autoridades militares, que una vez más han demostrado su profundo interés en la procuración e impartición de justicia, colaborando estrechamente en esta etapa'' de las pesquisas.

Según lo dicho por Lozano ayer en conferencia de prensa, la guardia de Salinas lo está ``hundiendo'', toda vez que fue el propio Chávez Ramírez quien en sus declaraciones ministeriales identificó a Manuel Muñoz Rocha como una persona cercana a Raúl Salinas.

Y aunque Chávez Ramírez negó haber participado en el homicidio y dijo ``no conocer nada'' respecto a la versión de que el 30 de septiembre, en su presencia, Raúl Salinas habría asesinado de un batazo a Muñoz Rocha, su relato de lo sucedido el día 29 ``es otro elemento de convicción que acredita plenamente la responsabilidad del ingeniero Salinas en los hechos que se investigan'', sentenció Lozano Gracia.

Pero no sólo eso, el procurador confirmó que la PGR tiene plenamente identificada a la persona que dice ser testigo del batazo, ``y aunque mantendremos su anonimato, en su declaración ratificó cada uno de señalamientos'' que expuso en la carta que dirigió a la Fiscalía Especial a través de Francisca Zetina (La Paca).

Lozano fue insistente en que ``las razones mismas de la investigación'' lo obligan a ``preservar'' la identidad de ese testigo y se limitó a señalar que se trata de una persona ``muy cercana a la confianza del ingeniero Salinas''.

En cuanto al resto de los militares bajo investigación, el procurador indicó que las dudas sobre su actuación se derivan de la falsedad de las declaraciones en sus primeras presentaciones ministeriales.

La versión del mayor Chávez

De acuerdo con la declaración ministerial del mayor Antonio Chávez Ramírez, el 29 de septiembre de 1994, entre las 9 y las 10 de la mañana, cuando Raúl Salinas estaba por salir de su casa de Reforma 1765, Ofelia Calvo, quien aperecía como la secretaria privada de su esposa Paulina, le dijo: ``oye Raúl, tienes llamada de Manuel Muñoz Rocha''.

Al requerimiento de Calvo, también sujeta a una investigación, Salinas ``se volvió molesto y le indicó que le dijera (a Muñoz Rocha) que no le llamara a su casa''.

Según Chávez, no se percató si Salinas contestó o no la llamada, pero sí alcanzó a oír el comentario del sargento Noé Hernández Neri recordándole a su jefe que ``esa persona (Muñoz) había hablado la noche anterior''.

Posteriormente, entre las 10 y las 11 de la mañana, Raúl y su esposa Paulina fueron a la casa de Adriana Salinas de Gortari, donde permanecieron hasta las 13:30 horas, aproximadamente, y regresaron a su domicilio ``entre las 14 y las 14:30 horas''.

Todavía el día 29 de septiembre, ya casi a las 12 de la noche, Salinas le pidió al mayor Chávez Ramírez que lo acompañara y ambos salieron a bordo de una camioneta Cherokee.

El militar recordó: ``tomó la calle de Apalaches de sur a norte, cruzando Alpes y dando vuelta por el otro lado de la barranca, a la altura de Sierra Tarahumara; regresó por la calle de Alpes y una vez estando a la altura nuevamente de Montes Apalaches y Alpes, Salinas detuvo la camioneta detrás de un vehículo marca Jetta, color blanco, que se encontraba estacionado sobre Alpes''.

En ese momento, Salinas le indicó a Chávez en forma textual: ``tenga estas llaves, llévese ese vehículo y me sigue, pero póngase esto en las manos''. Raúl le ofrecía a su jefe de escoltas un par de calcetas cortas, de color claro, y le indicó que ``no se fijara en el número de placas del vehículo Jetta''.

De acuerdo con esta declaración, ese vehículo era el mismo en que Manuel Muñoz Rocha y su compadre Manuel Espinosa Milo se trasladaron de Pachuca al Distrito Federal, pues a pesar de que el mayor siguió las instrucciones de su jefe, ``sí se percató de que eran placas del estado de Hidalgo''.

Chávez condujo el Jetta hasta la calle de Palo Alto, ``a unas tres o cuatro cuadras del Deportivo del Estado Mayor Presidencial''. Ahí lo dejó e inmediatamente abordó la Cherokee de Raúl, y le entregó las llaves y las calcetas que utilizó como guantes.

Al paso del tiempo, cuando se enteró de que el Jetta era de Espinosa Milo y que en él había viajado Muñoz Rocha, al mayor Chávez ``lo invadió un gran temor, pues dedujo que su jefe estaba involucrado en el homicidio de José Francisco Ruiz Massieu y en la desaparición de Manuel Muñoz Rocha''.

El caso de la osamenta

Por otra parte, al referirse al hallazgo de restos humanos en la finca El Encanto, propiedad de Raúl Salinas de Gortari, el procurador Lozano indicó que estarán en posibilidades de presentar resultados concretos hasta dentro de cuatro semanas.

Respecto a la participación de científicos de Estados Unidos para colaborar con las autoridades mexicanas, el director de Servicios Periciales de la PGR, Miguel Oscar Aguilar, indicó que ninguno de ellos cobrará por su trabajo, pues se trata intercambios de investigación entre instituciones de Dallas y Nueva York con la Academia Mexicana de Ciencias Forenses.

En cambio, precisó, sí tendremos que pagar por el análisis que se haga de muestras que enviemos a laboratorios privados de biología molecular en Estados Unidos, aunque el gasto será menor, toda vez que las tarifas ``van de los 500 a los 700 dólares por cada muestra''