Para Alamilla, la SG fue violenta, injusta, grosera y escandalosa
El obispo emérito de Papantla, Genaro Alamilla, consideró ayer que la reacción de la Secretaría de Gobernación por la homilía del arzobispo Norberto Rivera fue ``violenta, injusta, grosera, amenazante y escandalosa''.
El prelado participó en una conferencia de prensa organizada por el movimiento juvenil católico Testimonio y Esperanza, en la que afirmó que el gobierno podría recurrir a este tipo de acciones para distraer a la sociedad de la política ``malosa'', de las ``mentiras oficiales'', del hambre y de los bajos salarios.
Esta fue la misma opinión del periódico de la arquidiócesis de México, Nuevo Criterio, que en su más reciente edición indica que hay sobradas sospechas para creer que exagerar temas, como sucedió con las palabras del arzobispo Rivera, tiene el propósito de hacer ``demasiado ruido'' y ``distraer la atención de los asuntos verdaderamente graves en nuestro país''.
La reacción, indicó Alamilla, fue un ardid para desviar la atención del ``quemante'' entorno sociopolítico en que vive el país.
Además, alertó sobre el peligro de que el gobierno se ``desquite'' con la Iglesia católica por el incidente con el arzobispo, endureciendo el reglamento de la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público.
El jerarca religioso señaló que ninguna reglamentación puede ir más allá de la ley y anunció que si se pretendiera modificar la legislación, la jerarquía católica levantaría más la guardia y aprovecharía su poder de convocatoria para hacer un reclamo serio.
El prelado, quien fue vocero de la Conferencia del Episcopado Mexicano, señaló que la llamada de atención al arzobispo Norberto Rivera por su homilía del 20 de octubre pasado pudo haber sido obra de funcionarios ``ignorantes o malosos'', pero se inclinó por la segunda causa. ``No creo que en el mundo oficial haya ignorancia sobre el camino de la política; por consiguiente, creo que fue culpa de los malosos''.
En la parroquía de Corpus Cristhi, Alamilla previno sobre un posible ajuste de cuentas gubernamental a través de la Ley reglamentaria del artículo 130 constitucional. ``La reglamentación no es la indicada para hacer reformas constitucionales'', insistió el obispo.
``Nuestra fuerza no es de ejército ni de armas, es de moral y de convicción'', insistió el integrante del alto clero.
Aseguró que los jerarcas católicos no aceptarán ser acallados. ``No somos silenciosos y tenemos el derecho de hablar porque la Iglesia puede convivir con cualquier tipo de Estado, con tal de que respete las libertades y los derechos humanos''.
El prelado negó que lo sucedido con Rivera pudiera provocar la suspensión del diálogo entre los católicos y las autoridades gubernamentales y señaló que la comunicación debe mantenerse, porque el gobierno es el interlocutor oficial de los ciudadanos.
``Todos tenemos derecho y obligación de conversar con el gobierno, pero eso no significa que se acepte lo que hace el gobierno'', argumentó el obispo.
También defendió el derecho de la jerarquía a opinar sobre lo que sucede en el país, pues, dijo, su crítica no es con fines partidistas, sino con el fin de promover el bien común.
Respecto a si ha sido reconvenido por la Secretaría de Gobernación por sus pronunciamientos críticos, Alamilla respondió: ``mejor pregúntenme cómo le ha ido a aquél que me ha llamado la atención''.
El gobierno exagera temas para distraer la atención: Nuevo Criterio
El quincenario Nuevo criterio dice que hay sobradas sospechas para suponer que la exageración de algunos temas se debe a un propósito de hacer ``demasiado ruido'' y distraer la atención sobre los asuntos ``verdaderamenre graves en nuestro país''.
El número correspondiente al 1o. de noviembre agrega que, mientras se hizo una ``absurda polémica'' sobre la homilía de Rivera Carrera, los legisladores priístas aprobaron la reglamentación que permite la venta de buena parte del patrimonio petrolero de México.
El periódico católico concluye preguntándose: ``¿cuál será la nueva bomba de jabón para distraernos de los problemas de la nación?''. (Claudia Herrera Beltrán)