La Jornada 2 de noviembre de 1996

LA MUERTE NO TUVO PERMISO

Pascual Salanueva y Gustavo Castillo Cerca de 800 integrantes de la Asamblea de Barrios Patria Nueva que intentaban llegar a la Secretaría de Gobernación para celebrar el Día de Muertos y leer a funcionarios algunas calaveras que les dedicaron, no pudieron cumplir su propósito, pues una valla de granaderos les cerró el paso en Atenas y Bucareli.

La marcha comenzó a las cinco de la tarde en el Hemiciclo a Juárez, donde tres personas con la cara pintada de blanco y semejantes a las calaveras, cargaron sobre sus hombros un ataúd blanco, mientras que otros dos más, a los que se sumó Super Barrio, hicieron lo propio con un féretro negro, que también estaba hecho de cartón.


En el panteón civil de Iztapalapa, visita de familiares
a sus niños muertos en la fiesta de los santos inocentes.
Foto: Ana Isabel Patiño

Los marchistas no abandonaron la banqueta para no provocar caos vial, fueron por la avenida Juárez e Hidalgo rumbo al poniente. Durante el trayecto, Ernesto Chávez, dirigente de la Asamblea de Barrios, dio a conocer que la marcha era ``por nuestros muertos de hambre'', la represión, los bajos salarios y las enfermedades, mientras el ataúd negro ``porque así tiene la conciencia Emilio Chuayffet Chemor, Ernesto Zedillo, José Córdoba Montoya y Carlos Salinas de Gortari''.

Así, sin dejar de gritar vivas a Zapata y criticar las actuaciones de los gobernantes, incluido el regente Oscar Espinosa Villarreal, llegaron por Balderas hasta Morelos, en Bucareli tomaron rumbo a la Secretaría de Gobernación, pero un camión y cerca de 100 granaderos, pero aún así continuaron hasta donde ya no pudieron avanzar. En la valla colocaron una corona fúnebre, luego dejaron en el suelo ambos féretros, encima y a los lados les colocaron flores de cempasúchil y veladoras, en tanto que aquellos que los habían cargado se acostaron a los lados.

Más tarde, la otra Asamblea de Barrios, que encabezan Javier Hidalgo y Super Barrio Gómez, tomaron la explanada del Palacio de Bellas Artes, en cuyo frente levantaron una inmensa sábana a manera de carpa, con estrellas de cartón y fotografías o dibujos de los artistas que se hicieron famosos por sus sketch políticos.Simultáneamente, en el Angel de la Independencia se hizo otra ofrenda en honor a los 446 perredistas asesinados de 1988 a la fecha. Ahí acudieron doña Amalia Solórzano y el dirigente del PRD capitalino, Armando Quintero