Sergio Zermeño
¿Qué hacer?

¿Debemos compartir la euforia de ``nuestros'' nuevos consejeros ciudadanos por su nombramiento o la pena por la forma en que fueron eliminados ``nuestros'' antiguos consejeros del IFE? ¿Debemos estar con el Woldenberg eliminado como consejero ciudadano gracias a un cambio de redacción clandestino en el último minuto antes de que el Presidente firmara la reforma electoral (que también descalificó a Camacho para la regencia), o con el nuevo Woldenberg reinstalado en el mismo salón del IFE, ahora como presidente y ya libre de esos indisciplinados compañeros de viaje que fueron Santiago Creel o Granados Chapa? ¿Deberíamos estar eufóricos por el nombramiento de ``nuestros'' representantes ciudadanos, seleccionados cuidadosamente gracias a una concertación a puerta cerrada entre el secretario de Gobernación y las cúpulas partidistas, con la obvia prepotencia del bipartidismo de Estado y con el aval oportunista, una vez más, de esas dos cárceles de sometidos que son las cámaras parlamentarias de nuestro país?.