Sobre el concepto de izquierda, desde su nacimiento en la Revolución Francesa, hay una gran vaguedad pues puede ser usado en sentido relativo (Mussolini estaría ``a la izquierda'' de Hitler y éste a la de Gengis Khan), con las diferencias obvias determinadas por la situación de cada país. Esa confusión, en Italia, que es el país del transformismo, llega a extremos.
Por ejemplo, el Partido Democrático de Izquierda (PDS, en italiano, el partido ex comunista que oscila actualmente en alrededor del 22 por ciento de los votos) está preparando un congreso que será una nueva disolución de los ya disueltos y un ulterior paso hacia su ruptura total con el pasado. En efecto, en su seno dos son las posiciones. El secretario, Massimo D'Alema, propone ``un sujeto unitario y federado de la izquierda''. O sea, un pacto programático entre el PDS, los diversos grupos socialistas y liberales que apoyan al gobierno de Prodi y Refundación Comunista (RC), que ha votado por la mayoría pero se mantiene crítica e independiente en los problemas centrales. Hacer entrar a RC en un PDS ampliado con los liberales-liberales de todo tipo daría a D'Alema el control de esa ``unidad''. Si RC se rehusase, D'Alema propone buscar otras mayorías para hacer las reformas institucionales, en particular la presidencialista. O sea, echar a RC de la mayoría y apoyar al gobierno de Prodi en los votos fascistas o de la Liga Norte (D'Alema ya ha propuesto al jefe fascista, Gianfranco Fini, y al capo derechista del Polo de la Libertad, el magnate Silvio Berlusconi, las dos vicepresidencias de la comisión bicamaral de la que él sería presidente). La segunda posición coincide en cerrar el PDS y formar un nuevo partido, la cual es apoyada por los partidarios del primer secretario del PDS, después de la disolución del PC, Achille Occhetto. Para ellos la nueva organización debería ``tener como área de referencia las fuerzas que han encontrado en el Olivo una primera ocasión de confluencia'' (o sea, hasta democristianos y liberales) y ``no debe nacer solamente del tronco del movimiento obrero de orientación socialista'' (o sea, de los ex comunistas tanto del PDS como de RC, más los ex socialistas de todo tipo). Ambas posiciones coinciden en que el nuevo partido debe tener como modelo el Partido Demócrata de Estados Unidos y debe ser liberal democrático. La ruptura con las tradiciones históricas (por lo menos verbales) del movimiento obrero italiano es, por lo tanto, total.
Paralelamente, RC --a la cual los sondajes atribuyen cerca del 11 por ciento de las intenciones de voto actuales-- efectuará su congreso. También allí hay dos posiciones con respecto al PDS y su proyecto y al mismo gobierno de Prodi, aunque ambas rechacen la ``unidad'' de los comunistas con los liberales y el sometimiento a éstos. La primera, sostenida por el presidente del partido, Armando Cossutta, y por el secretario, Fausto Bertinotti, dice que la mundialización liquidó al reformismo pero que, a pesar de eso, se puede ``influenciar'' al gobierno de Prodi, con las luchas y desde afuera, para que haga algunas reformas. Respecto al PDS, es partidaria de la unidad de acción mientras sea posible. La segunda, defendida por los más radicales, sostiene que no hay una sola izquierda dividida entre un sector revolucionario y uno liberaldemocrático, sino que el PDS es funcional para una política de derecha, le sirve para parar las reacciones de los trabajadores y adopta como marco el capitalismo actual, neoliberal, destructor de todas las conquistas, siendo así exactamente lo opuesto de RC, que es la única fuerza de izquierda. Además pide pasar a la oposición dejando de sostener a Prodi, según las medidas que éste adopte. Incluso sostiene que el PDS es ``el principal antagonista'' de los comunistas en la lucha por la reorganización de los trabajadores.
Como se ve, junto a la existencia de tres derechas (la extrema, fascista y semifascista, centralista y estatalista de Fini-Berlusconi y su Polo por la Libertad, apoyada por los ex democristianos anticomunistas; la regionalista y racista de la Liga de Umberto Bossi, contraria al Estado social y al Estado nacional; y la tercera, neoliberal a la Maastricht, apoyada por la gran industria y la gran finanza, de Prodi y el Olivo, más D'Alema y su PDS) ha nacido así un puente de derechacentro con el deslizamiento profundo del PDS hacia el liberalismo y su coqueteo con la extrema derecha para destruir a RC.