La Jornada Semanal, 3 de noviembre de 1996


Tercera carta del desierto

Alberto Blanco




Ay, si solamente existiera el corazón


un desierto oscuro


si solamente llegara un otoño sin llamas ni sangre

un viento desencadenado


porque hay un puerto triste


el mar de una sola ola

el naufragio de una sola muerte


el planeta de una sola voz


ay, si yo solamente pudiera


y esta gana súbita


allí donde sueña el corazón su vino agrio


bajo el cielo trenzado