En espera de los resultados definitivos de los estudios sobre los restos humanos hallados en la finca El Encanto, los investigadores de la Procuraduría General de la República (PGR) podrían abrir en los próximos días un nuevo frente informativo: dar por concluidas las investigaciones en torno del asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo.
Luego de años de investigaciones -el homicidio ocurrió el 24 de mayo de 1993- en diversas partes del país, del interrogatorio a decenas de testigos y presuntos responsables, los especialistas de la PGR volvieron al punto de partida: el entonces arzobispo de Guadalajara fue asesinado por equivocación.
El expediente ya está cerrado, pero todavía no se determina el momento para anunciarlo al público, ya que, como es lógico suponer por las conclusiones a las que llegaron los investigadores, se espera una serie de reacciones negativas.
Al respecto, basta recordar la serie de críticas que recibió el entonces procurador general Jorge Carpizo MacGregor, cuando en un noticiario de televisión intentó convencer al público de la hipótesis de la equivocación, pues los asesinos iban tras el narcotraficante Joaquín El Chapo Guzmán, actualmente preso en Almoloya. Testimonios posteriores, en particular las observaciones de un médico legista, fundamentaron la suposición de que el ataque iba dirigido al prelado, pero ahora se vuelve a la suposición original: fue una equivocación.
Si los sicarios perseguían a otra persona: ¿Cómo se explica entonces que se haya disparado a quemarropa contra el cardenal y que haya recibido tantos tiros?
Esta es la pregunta clave de la investigación, y la respuesta está en la capacidad destructiva de las armas modernas. Un fusil-ametralladora dispara ráfagas de más de 30 tiros en fracciones de segundo, y la distribución de las heridas en el cuerpo del cardenal Posadas refuerza la suposición de que, efectivamente, recibió una ráfaga disparada por una sola arma.
20 años ¿no son nada?
El director de la revista Proceso, don Julio Scherer García, anunció su retiro -con él se van sus jefes de estado mayor, Vicente Leñero y Enrique Maza-, luego de 20 años al frente. Su obra fue muy importante, tal vez inconclusa para muchos que lo hubiésemos querido ver de nueva cuenta al mando de un diario. Sin restarle tampoco nada de mérito, la llegada de este aniversario es motivo para recordar a algunos de quienes el 8 de julio de 1976 salieron de Excélsior, y con el sacrificio de sus futuros profesionales, en ese diario dieron toda su dimensión al movimiento de protesta por la intromisión gubernamental... Primero en jerarquía en esa época, Manuel Becerra Acosta, quien creó el diario Unomásuno, aunque luego lo perdió y ahora, al parecer, se dedica a forjar una nueva publicación. Al mismo nivel, pero encargado de las cuestiones financieras, don Hero Rodríguez Toro, quien todavía da testimonio de su profesionalismo. Otros destacados jefes, ``Los Migueles'' -Miguel Angel Granados Chapa y Miguel López Azuara, responsables de la página editorial. También se les mencionaba como mancuerna a otros importantes oficiales de ese ejército al desafortunadamente ya desaparecido jefe de información Arnulfo Uzeta y al entonces director de la primera edición de Ultimas Noticias, Jorge Villa Alcalá. Este último ahora es compañero de tareas periodísticas del comodín Pedro Alvarez del Villar, cuya versatilidad le permite destacar en cualquier función.
.. De allí seguía la larga lista de profesionales reporteros, algunos de los cuales empezaban a desempeñar cargos de mando: Angel Trinidad Ferreira, Francisco Cárdenas Cruz, Enrique Loubet, Manuel Mejido, Raúl Torres Barrón, Emilio Viale, Marco Aurelio Carballo, Elías Chávez, José Reveles, Antonio Andrade (qepd), Rafael Cardona, Guillermo Mora, Federico Gómez Pombo, Rodolfo Guzmán, Roberto Vizcaíno, Abelardo Martín y Carlos Marín. En la mesa de redacción estaba Carlos Narváez, recién incorporado a La Jornada. Auxiliares entrañables, Natalio Tapia (qepd) y Francisco Daniel García, ahora excelente reportero gráfico. Rafael Rodríguez Castañeda había regresado de la corresponsalía en Washington y estaba dedicado a formar una red de corresponsales en Europa... Los dos últimos mencionados forman parte de una dirección colegiada que sustituye a don Julio en la dirección de Proceso, junto con Froylán López Narváez, el articulista que irritaba al entonces presidente Luis Echeverría Alvarez. Suerte para ellos, que capacidad tienen. (Una disculpa a cualquier otro compañero del antiguo Excélsior cuyo nombre haya omitido, sería una falla no intencional).