Existen mecanismos sociales que permiten frenar la agresión

Juan Carlos Villa Soto ``La aproximación de un individuo a otro no siempre puede interpretarse como una conducta afiliativa; del mismo modo que un golpe no siempre significa agresión''. La doctora Esther García-Castells y Pérez nos dice en entrevista que para interpretar adecuadamente el significado y función de un patrón de conducta es necesario estudiarlo en su contexto social, es decir, tomando en cuenta los patrones de conducta del resto de los individuos que ocurrieron antes y después.

La doctora García-Castells, investigadora del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM, se ha abocado al estudio de la conducta emocional de grupos de monos en cautiverio; especialmente se ha interesado en la conducta agresiva: ``Registro la conducta del grupo de una manera secuencial durante sesiones de una hora.

Observamos las conductas agonistas, de tensión emocional, de agresión, de afiliación, etcétera, en el orden que ocurren. De esta manera interpretamos la conducta inmersa en su contexto: un evento agresivo que ocurre entre uno afiliativo y uno de juego tiene un significado distinto a uno que está envuelto entre un cúmulo de eventos agresivos'', apuntó.

``Tradicionalmente, en este tipo de estudios se suman todos los golpes ocurridos durante una sesión extrayéndolos de su contexto y se podría concluir, por ejemplo, que se ha incrementado la conducta agresiva; pero, ¿realmente todos los golpes son agresivos? Nosotros decimos que no necesariamente''.

La investigadora nos dice que con base en sus estudios han observado que existen mecanismos sociales que frenan la agresión. ``Existen mecanismos afiliativos que frenan la escalada agresiva en la que un patrón agresivo sigue a otro patrón agresivo y éste a otro formando una cadena''. Si no existieran estos mecanismos sociales que frenan la agresión el grupo terminaría destruyéndose. En este momento, agregó, estamos tratando de entender estos mecanismos sociales.

Estamos tratando de aproximarnos al significado real de cada evento y entender los mecanismos sociales que frenan o facilitan la conducta agresiva. La conducta agresiva, continuó diciendo, se da principalmente entre individuos de una misma especie, cuando ocurre entre individuos de diferentes especies generalmente es conducta de depredación: el que un león persiga, alcance, muerda, destroze y se coma a una cebra no es un acto de agresión. ``Sin embargo, el hombre si tiene patrones agresivos hacia otras personas'', acotó.

La doctora García Castells dijo que están observando la conducta de animales; empero, advirtió que esto ofrece un modelo para estudiar grupos humanos. ``Quizá es posible extrapolar lo observado en los grupos de monos para entender mecanismos muy básicos de la conducta humana, pero esto se tiene que hacer con muchísimo cuidado.

Definitivamente no es lo mismo'', precisó.

Finalmente, la investigadora dijo que la agresión, como todas las emociones, es fundamentalmente una respuesta adaptativa. ``Creo que las emociones básicas, como el miedo o el enojo, son innatas; tal vez mientras más evolucionada sea la especie, ésta pueda aprender emociones, como las que experimentamos cuando vemos un cuadro hermoso o cuando escuchamos una sinfonía'', concluyó.