Subsidia el gobierno la explotación forestal
Matilde Pérez U./ I Aunque existe un creciente déficit de producción de básicos, el gobierno de México alfombra, con el subsidio a 65 por ciento de sus costos de instalación, el camino a las compañías trasnacionales que llegan con sus proyectos de plantaciones forestales comerciales en los que dan prioridad al eucalipto.
Están en disputa 22 millones de hectáreas, casi 12 millones de ellas agrícolas o de uso agropecuario: por un lado las propuestas de monocultivo forestal, y por el otro esquemas de desarrollo sustentable con cultivos diversos, tanto para lo forestal como lo agropecuario.
Veracruz y Tabasco son las tierras en donde ``el hombre construye la selva'' de eucalipto. Para los inversionistas es riqueza y para los habitantes de la región alternativa de trabajo. Sin embargo, ecologistas y campesinos denuncian que las plantaciones están ya afectando la salud de los jornaleros, así como los ríos y mantos freáticos de la región por el uso de herbicidas.
Muchos de quienes arrendaron sus parcelas se quejan también de que han sido prácticamente expulsados de ellas.
El gobierno federal garantizó a los inversionistas que tendrán todas las facilidades financieras y fiscales durante los próximos siete años. Les subsidiará con 65 por ciento para cubrir sus costos de instalación --incluyendo los gastos por renta de tierras--; disminuirá el pago de los impuestos --hasta la fecha se ignora en qué porcentaje-- y diferirá el pago de sus gravámenes.
A los ejidatarios, colonos y pequeños propietarios se les ha prometido la creación de 8 mil empleos temporales. En tanto, los pagos de entre 8 y 15 mil pesos que recibieron --antes de la devaluación de 1994-- por la renta de sus parcelas durante los próximos siete años fueron ``riquezas momentáneas''. La mayoría utilizó esos montos para saldar deudas con bancos y agiotistas.
``Pensamos que con ese dinero íbamos a hacer cosas bonitas, tener un proyecto y nuestro propio negocio. Ahora sólo nos queda trabajar para los gringos de Plantaciones Forestales del Sureste (Planfosur)'', resume Felipe Sosa, quien en 1994 formó parte de las autoridades del ejido Francisco Villa, de la región de Las Choapas, Veracruz, cuyos miembros acordaron en asamblea ceder en renta sus parcelas porque ``la situación económica era muy difícil''.
Los ejidatarios, convertidos en jornaleros
Actualmente algunos de esos ejidatarios, hijos y vecinos, son jornaleros de Planfosur, reciben 30 pesos diarios por ocho horas de trabajo, firman contratos ``en blanco'' por 15 días y están sujetos a las normas --para ellos aún desconocidas-- de productividad y obligados a afiliarse a la Federación de Trabajadores Organizados de Tabasco (FTOT), sindicato cuyo nombre y dirigentes desconoce la mayoría.
El Banco Mundial, en su estudio El valor de los recursos naturales en México, señala que la superficie propicia para el establecimiento y desarrollo de plantaciones comerciales a gran escala es de 22 millones de hectáreas. ``La productividad de las plantaciones --indica-- es más alta que la de los bosques naturales y por tanto más atractiva para el sector privado''. Precisa que el eucalipto es la especie con la que se recuperan en corto tiempo las inversiones, sobre todo si éstas se aplican en Veracruz, Tabasco, Quintana Roo, Oaxaca y Guerrero.
A su vez, la Secretaría del Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca (Semarnap) indicó que la superficie potencial para plantaciones comerciales es de 11 millones 938 mil hectáreas agrícolas y de uso agropecuario extensivo ``degradadas'', de las cuales 5 millones 871 mil se localizan en Veracruz, Tabasco, Campeche, Chiapas, Oaxaca, Yucatán y Quintana Roo, y el resto en Chihuahua, Durango, Jalisco y Michoacán.
``Si México aprovecha su potencial natural para el desarrollo de esas plantaciones, así como sus bosques y selvas nativas, podría convertirse en una potencia silvícola, ya que en el trópico se pueden producir 35 metros cúbicos en promedio por hectárea anualmente y en las zonas templadas 15 metros cúbicos''.
Además de los beneficios ecológicos y derrama económica que, de acuerdo con la Semarnap, traerán consigo esas plantaciones, se estima que por cada 20 mil hectáreas plantadas anualmente se podrían generar en promedio 2 mil empleos indirectos en fases de extracción y 200 en la fase de aprovechamiento industrial. Es decir, los interesados tendrán que esperar de 8 a 15 años para obtener un empleo temporal.
De los 30 proyectos de plantaciones forestales comerciales que ya hay en México, destacan por la extensión que pretenden ocupar: Grupo Pulsar Internacional; Planfosur, filial del grupo estadunidense Simpson Investiment Company-Temple Island Forest Products International; Smurfit; International Paper, y Plantaciones Industriales Mexicanas (Pimsa) del grupo Copamex, con una inversión que rebasa los 5 mil 514 millones de dólares. Su determinación: sembrar eucalipto, especie de rápido crecimiento y materia prima para pulpa de papel y celulósicos en una superficie total de 455 mil hectáreas.
Pulsar se ha concentrado en Tabasco, aunque su pretensión es también abarcar Chiapas. Su plan de trabajo inició en 1994 y terminará en el año 2010, periodo en el que pretende plantar 300 mil hectáreas con una inversión de 3 mil 600 millones de dólares, de los cuales 650 son para plantaciones y 2 mil 950 para instalación de una planta de celulosa.
International Paper tiene un objetivo de 100 mil hectáreas con diversas especies en Chiapas a partir de 1996 al 2006, con 60 millones de dólares para plantaciones y mil 500 millones para industria. Al proyecto se tiene previsto que se sume Pulsar; ambas trabajarían en la siembra de eucalipto en el valle del Tulijá, en la zona norte de dicho estado.
En Campeche, en una superficie de 28 mil hectáreas, está presente Smurfit. Su inversión en el periodo 1996-2006 será de 325 millones de dólares; 25 millones para plantaciones y 300 para industria.
De 21 mil hectáreas en Veracruz y Tabasco es la superficie programada por Planfosur desde 1993 al año 2003, durante los cuales pretende gastar 14 millones de la divisa verde para plantaciones y 10 millones en la instalación industrial para producción de astillas, que serán enviadas a la fábrica de papel de Temple, Houston, Texas.
El proyecto más pequeño, con 6 mil hectáreas, lo encabeza Pimsa. Durante nueve años (1996-2005) invertirá 5 millones de dólares en Chihuahua, pero podría ampliarlo ya que en la mira están tierras ``agrícolas degradadas'' de Sinaloa. Las inversiones iniciales son exclusivamente para plantaciones.
Desde el año pasado el gobierno federal inició la consolidación de las bases financieras, fiscales, comerciales y jurídicas para el impulso de esas plantaciones; en mayo emitió la norma de emergencia NOM-EM-0002, en la que precisa que podrán incorporarse a las plantaciones las tierras de uso agrícola o pecuario que presenten ``procesos de degradación''.
Ahora sólo falta modificar la Ley Forestal y su reglamento ``con el fin de que sus disposiciones respondan a las características de las plantaciones, bajo un esquema efectivo de fomento y de autorregulación'', destacaron los inversionis- tas-industriales en el primer Foro Latinoamericano sobre Plantaciones Forestales Comerciales en México.
``Entre los industriales de la celulosa y papel existe preocupación por la tardanza en la elaboración de los reglamentos que regirán este tipo de actividades, pues un mayor aplazamiento en su emisión podría desalentar a los inversionistas'', indicó en junio el boletín de Tendencias Económicas y Financieras del Grupo Editorial Expansión