Literalmente al cuarto para las doce, el consenso de los partidos y la unanimidad de los legisladores permitió convenir la integración del nuevo Consejo General del Instituto Federal Electoral (los consejeros salientes concluían su encargo a las doce de la noche del 31 de octubre).
El apresuramiento del proceso legislativo para aprobarlo y para nombrar a los nuevos magistrados que integrarán el Tribunal Electoral, no demerita la calidad y la credibilidad de los órganos que tendrán la responsabilidad de organizar y dar certidumbre a los procesos electorales federales.
El viejo reclamo de partidos políticos, organizaciones sociales, estudiosos, y de los sectores más lúcidos de la sociedad es realidad: un Instituto ciudadanizado en el contexto de un nuevo marco constitucional en materia electoral. La instancia destinada a la conducción y organización de los comicios federales ya está en manos de los ciudadanos, representados por un conjunto de personalidades intachables de indudable compromiso con la democracia y de un serio conocimiento de la cosa pública y de la realidad política nacional.
El Consejo General ofrece la confianza que se necesita para conducir --en el marco de la ley y de una cultura cívica que poco a poco se consolida-- las divergencias entre los actores políticos y las disputas que acompañan la lucha por el poder.
Los miembros del Consejo General cumplen ampliamente las expectativas de la sociedad para el más alto órgano electoral, en estos momentos de transformación que vive nuestra realidad política.
José Woldenberg, quien hoy preside el Consejo General, es uno de los más serios estudiosos de los temas electorales, y cumplió dignamente, como los otros cinco consejeros ciudadanos, la primera etapa de ``ciudadanización'' del IFE, de junio de 1994 a octubre de este año, lapso en el que se dieron pasos relevantes para configurar un órgano electoral independiente, capaz de brindar credibilidad y confianza a los comicios federales.
En el perfil de los ocho consejeros electorales --José Barragán, Jesús Cantú, Jaime Cárdenas, Alonso Lujambio, Mauricio Merino, Juan Molinar, Jacqueline Peschard y Emilio Zebadúa-- brilla su prestigio intelectual, su honestidad y su imparcialidad en materia política.
Otro componente fundamental de este capítulo de la Reforma del Estado: la agenda de la reforma electoral, no ha concluido. Sin embargo, al momento de escribir estas líneas, parece que ya se han alcanzado acuerdos entre los partidos y la Secretaría de Gobernación que se traducirán en la iniciativa que conocerá en los próximos días la Cámara de Diputados.
Los representantes de los partidos habrían logrado acuerdos en los tres puntos pendientes: coaliciones (en un recuadro quedarán identificados los escudos de los partidos y cada ciudadano marcará el de su preferencia); financiamiento (se fijaría un límite de gastos de campaña de 4 pesos por ciudadano registrado en el padrón electoral); y acceso a los medios de comunicación (se acordaron 400 spots de 20 segundos para televisión y 5 mil para radio de igual tiempo). Es de esperar, pues, que la nueva legislación electoral esté lista a tiempo con sus avances en materia democrática.
Ninguna negociación está exenta de propuestas y contrapropuestas, tácticas dilatorias, convergencias y divergencias... Cada actor procura impulsar sus propios puntos de vista, sus posturas, sus intereses estratégicos; ésa es la esencia de la política. Sin embargo, en el proceso en curso ha sido evidente el compromiso de todos los actores para avanzar en los acuerdos a partir del convencimiento de que negociar implica rebasar las posiciones irreductibles del todo o nada; es entender, más allá de protagonismos o egoísmos, las razones de los otros y estar dispuestos --sin ceder en principios y esencias-- a flexibilizar para avanzar, y alcanzar consensos por un interés superior. No podemos regatear el reconocimiento a los partidos: PRI, PAN, PRD y PT.
Se han dado nuevos pasos en el perfeccionamiento de la práctica democrática en nuestro país. Con la conformación del nuevo Consejo General del IFE y la legislación electoral por aprobarse, vamos en la dirección correcta. Enhorabuena.