I
Stanley Fox vio con asombro los resultados de las investigaciones de Cheung y de Snyder. Ambos habían encontrado evidencia de materia orgánica interestelar. La primera molécula orgánica en ser descubierta fue el formaldehido, después se identificaron el amonio y el agua en diferentes partes de nuestra galaxia. Sin pensarlo más, Fox se comunicó con el biólogo Enrique Beltrán. En unos días pasaría por su país, rumbo a un congreso que se celebraría en Venezuela, y quería hablar con él. Era muy importante. Ambos científicos quedaron de verse en el aeropuerto de la ciudad de México.
II
Usted sabe, doctor Beltrán, que yo siempre he reconocido que Alfonso L. Herrera fue uno de los pioneros en el estudio del origen de la vida. Y no sólo eso, creo que aún no se le ha dado el mérito que merece por ser el primer hombre en la historia de la ciencia que realizó experimentos en este campo.
Enrique Beltrán recordó las burlas que su maestro tuvo que soportar, justamente por esos experimentos.
Don Alfonso L. Herrera continuó Fox, planteó por primera vez la posibilidad de que la vida se hubiera originado en la Tierra a partir de materia inanimada. De hecho, una de las virtudes más importantes de sus experimentos es que, a diferencia de otros que posteriormente hicieron trabajos al respecto, él utilizó sustancias que no provenían de seres vivientes. Sería difícil saber cómo surgieron los primeros organismos si se emplean como precursores moléculas producidas por ellos mismos, ¿no lo cree usted? Herrera comprendió esto, sus investigaciones estaban muy adelantadas a su época.
Tan adelantadas, pensó Beltrán, que sus detractores lo obligaron a cerrar el laboratorio de la Dirección de Estudios Biológicos en donde las hacía y llevárselo a un cuarto de la azotea de su casa. Yo siempre he dado crédito a la labor de su maestro siguió diciendo Fox; sin embargo, los descubrimientos de Cheung y de Snyder lo colocan ahora no sólo como un pionero, sino además como un... como un visionario, podríamos decir.
¿Por qué? preguntó Beltrán intrigado.
Ellos descubrieron que el amonio, el formaldehido y el agua se encuentran de manera abundante en nuestra galaxia. Si esto es así, seguramente eran compuestos que también había en la Tierra primitiva, por lo que, probablemente, tuvieron un papel importante en la evolución química que dio origen a la vida. Poco antes de morir, Herrera publicó un artículo en Science en el que habla de los sulfobios, estructuras que simulan células, surgidos al hacer reaccionar soluciones acuosas de formaldehido con sulfocianuro de amonio.
Enrique Beltrán no pudo disimular su orgullo.
Yo sé que usted ha sido uno de los defensores más vehementes de la obra de su maestro. Sé también que sus intereses están encaminados hacia el campo de la ecología, por lo que difícilmente iba a enterarse de estos descubrimientos. Es por eso que era importante para mí hablarle de ellos. Además dijo después de unos momentos de duda, debo confesarle que me urgía compartir con alguien que me entendiera el asombro que estos sucesos me produjeron.