EU invadiría a México en 2003, vaticina ex jefe del Pentágono
Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Washington, 4 de noviembre ``Durante las primeras horas de la madrugada, las fuerzas estadunidenses se desplegaron a través del río Grande en dos puntos. La 24a División Mecanizada del Fuerte Stewart, Georgia, empujó a través del puente Gateway hacia Matamoros, México, y la 7a División de Infantería del Fuerte Lewis, Washington, atravesó el puente internacional de McAllen hacia Reynosa''. La invasión de México ha comenzado.
Así empieza el capítulo sobre México del nuevo libro del ex secretario de Defensa de Estados Unidos Caspar Weinberger, La Próxima Guerra, que proyecta una invasión hipotética del vecino país y hasta sugiere una fecha para el hecho: el 14 de abril de 2003.
El libro, que incluye una introducción de la ex primera ministra de Gran Bretaña Margaret Thatcher (``un libro importante'', afirma ella), describe escenarios hipotéticos sobre donde ``es más probable que ocurran'' las próximas guerras mayores durante los próximos 12 años.
El secretario de Defensa de Ronald Reagan declara al principio del libro que estas narrativas ficticias están modeladas sobre los actuales simulacros de guerra computarizados del Pentágono, e incluye una advertencia de que éstos no son pronósticos, más bien evaluaciones de las ``amenazas'' que Estados Unidos podría enfrentar en un futuro no muy distante.
Weinberger expresa su preocupación de que los recortes en el presupuesto militar podrían dejar no preparado al país al enfrentar estas posibles guerras del futuro.
En el libro de Weinberger, el tumulto que lleva a la invasión se inicia el 2 de junio de 1999, cuando el presidente mexicano, el ``economista educado en Estados Unidos'' Lorenzo Zapata, es asesinado. El asesino escapa con la ayuda de los cárteles de la droga, y en meses un populista radical, Eduardo Francisco Ruiz, surge como el nuevo líder de México. Este ``carismático profesor universitario, entrenado por los jesuitas'' es instalado como presidente y promueve reformas radicales, nacionaliza las industrias bancarias y aseguradoras y critica a Washington. Se describe a un presidente de Estados Unidos que es informado por su jefe de la DEA de que Ruiz está ``íntimamente entrelazado'' con los capos del narco.
Para marzo de 2003, México está en el caos, la represión política se incrementa y millones de mexicanos están intentando huir por la frontera con Estados Unidos. Los estadunidenses despliegan 60 mil tropas para defender su frontera sur, pero los narcotraficantes mexicanos están creando caos en los barrios pobres de ciudades estadunidenses como Houston y San Diego. Capos con nombres como los hermanos Juárez, Avila Ortiz Mena, Lázaro Paz y Jesús Herzog dirigen esas operaciones desde México.
Estados Unidos envía a un equipo secreto de agentes del Pentágono a México para detener a estos dirigentes criminales, pero el equipo es capturado antes y, eventualmente asesinado. La embajada de Estados Unidos en México es tomada por hordas.
El presidente de Estados Unidos aprueba la invasión y el 14 de abril de 2003, las tropas estadunidenses empiezan a movilizarse. ``Al moverse las unidades terrestres hacia el sur, cazas estadunidenses vuelan misiones de bases aéreas en California, Texas y Luisiana'', continúa la narrativa. ``Al norte de Tampico, la 2a. División de Marines desde Camp LeJeune, Carolina del Norte, llevaron a cabo un aterrizaje anfibio cerca del Lago de San Andrés''. Fuerzas de operaciones sicológicas del Pentágono del 19o. Grupo de Operaciones Especiales trasmite discursos del presidente de Estados Unidos en la televisión y radio mexicanas asegurando a los ciudadanos que Estados Unidos simplemente está interesado en ``derrocar el gobierno Ruiz'' y poner en su lugar a un gobierno democráticamente electo.
El presidente Ruiz y algunos generales leales se retiran de la capital a un campo militar especial construido en las montañas de Zacatecas. Pero ya para este tiempo el presidente mexicano ha despedido a su secretario de Relaciones Exteriores, Carlos Siquiernos, quien había argumentado por un acomodo con Estados Unidos. ``El canciller Siquiernos estaba en el Colegio de Defensa... cuando le llegaron noticias de la movida americana'', continúa Weinberger.
Trabajando con un grupo de ``co-conspiradores'' del Colegio, Siquiernos maneja a Los Pinos para enfrentar a Ruiz, sólo para descubrir que el presidente ya partió a su base en Zacatecas.
Después de llegar a Los Pinos, Siquiernos toma el teléfono y habla a la Casa Blanca para comunicar a Estados Unidos que está preparado para establecer un ``gobierno provisional para supervisar una nueva elección abierta y libre''. Estados Unidos ve al canciller como un ``hombre honesto'' que puede salvar al país de ``este periodo oscuro y de regreso a la luz de la democracia y libres mercados''.
Tres días después de iniciarse la invasión estadunidense, el ejército mexicano se rinde, la 2a. División de Marines establece una base en Tampico y barcos cargueros están transportando alimento y combustible. Aunque Siquiernos tiene ahora el control firme, Ruiz y sus aliados todavía están escondidos y las fuerzas estadunidenses no se retirarán hasta que sean llevados ante la justicia.
Aunque todo esto supuestamente es un espectáculo hipotético, el capítulo sobre México increíblemente contiene dos fotografías de esta operación, una de un helicóptero Apache disparando contra ``una guerrilla'' cerca de San Juan de Guadalupe, y la otra de fuerzas estadunidenses realizando un operativo en la parte central de México.
Las fuerzas estadunidenses localizan y matan a cientos de los hombres de Ruiz, pero nunca dan con el presidente derrocado o sus generales. Pero la intención de Weinberger aquí es primero alertar sobre las debilidades potenciales de Estados Unidos, y concluye esta sección con una Evaluación Estratégica Posguerra del Conflicto con México del Departamento de Estado. Este memorándum ficticio describe cómo la CIA y la DEA fallaron en pronosticar la crisis que surgía y que cuando se inició la invasión, las fuerzas estadunidenses estaban mal preparadas. La conclusión es que las fuerzas militares estadunidenses tienen que prepararse mejor para este tipo de contingencias y necesitan trabajar mejor con las redes de inteligencia en México.
Nunca se menciona si Siquiernos finalmente convoca una elección.
El libro está recién publicado y estará a la venta al público hasta dentro de algunos días. La Jornada obtuvo una copia adelantada.