La Jornada 5 de noviembre de 1996

Florida y Ohio, decisivos para Clinton y Dole

Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Washington, 4 noviembre Cuando empiecen a generarse resultados de los comicios estadunidenses, ¿en qué se debe enfocar uno? Con los analistas alegando que la única cuestión pendiente en la elección presidencial es si Bill Clinton ganará por mucho o poco (y no si ganará), La Jornada evalúa que los primeros resultados que hay que observar son los de los estados de Florida y Ohio; si Bob Dole pierde cualquiera de estos, el resultado de la competencia estará decidido, y Clinton probablemente concluirá con un triunfo por un amplio margen.

La batalla real este año es por la mayoría en la Cámara de Representantes, donde los republicanos actualmente controlan 235 curules, contra 198 de los demócratas. Todos los miembros de la Cámara baja enfrentan la reelección cada dos años. Ya que el único legislador independiente generalmente vota con los demócratas, y ya que sólo demócratas están disputando un distrito en Luisiana, los demócratas necesitan obtener un incremento neto de 18 curules para retomar la mayoría de la Cámara.

Para los republicanos, mantener el control de la Cámara sería un acto histórico, ya que ese partido no ha logrado hacerlo desde los años treinta.

Muchas de las competencias electorales más cerradas en la Cámara se ubican en los estados del oeste, y los primeros resultados no se darán a conocer hasta muy entrada la noche, pero algunos indicios de las tendencias para el control de la Cámara podrían darse en las cerradas competencias de Florida, Ohio, Carolina del Norte y Pennsylvania.

La mayoría de los analistas pronostican que los republicanos mantendrán el control del Senado el año entrante, pero entre las competencias clave a observar están las de Massachusetts, Nueva Jersey, Arkansas y Minnesota. Actualmente, los republicanos controlan en la Cámara alta 53 curules, y los demócratas 47. Los senadores son electos por periodos de seis años, con aproximadamente un tercio sujeto a elecciones cada dos años; este año hay 34 asientos en competencia. Una de estas que habría que observar es la de Nueva Jersey, donde el demócrata (y ex representante) Robert Torricelli se encuentra empatado, según las encuestas, con el republicano Dick Zimmer.

Aunque los sondeos indican que el senador Jesse Helms ganará su reelección, su aún posible derrota sería un indicio temprano en el día de que los demócratas podrían confundir a los analistas y de que todavía estarían en posibilidad de ganar el control del Senado.

Los primeros resultados

En realidad, la competencia presidencial se compone de 51 competencias individuales: 50 estados, más el Distrito de Columbia (Washington). El candidato que gane el porcentaje más alto del voto popular en cada estado gana todos los votos electorales (del Colegio Electoral) de ese estado. Como el mapa indica, el ganador de la elección nacional es el candidato que obtiene 270 de los 538 votos del Colegio Electoral.

El hecho de que Clinton mantiene una ventaja sustancial en California, Nueva York, Nueva Jersey, Pennsylvania, Michigan --cinco estados que en conjunto representan 143 de los 270 votos requeridos-- es lo que ha llevado a muchos analistas a la conclusión de que esta competencia ya está decidida. Estrategas de la Casa Blanca dicen en privado que la gran pregunta para ellos es si el presidente logrará obtener más del 50 por ciento del voto, lo que le permitiria declarar que el electorado le ha otorgado un ``mandato''.

En 1992, Clinton ganó 43 por ciento del voto popular contra 38 por ciento de George Bush y 19 por ciento para Ross Perot. Clinton ha comentado en privado con periodistas que en esta, su última elección, le gustaría obtener una mayoría absoluta; también desea ganar en algunos estados del sur, donde los republicanos han incrementado su poder en las últimas cuatro elecciones presidenciales.

Pero Bob Dole no se ha rendido, y los estrategas republicanos hoy señalaron algunas encuestas que demuestran que la competencia se estaba cerrando en algunos estados clave. Estos estrategas argumentan que Dole está en posición frente a Clinton en suficientes estados con el potencial de obtener 224 votos electorales, sólo 46 menos de los 270 requeridos.

Pero en este cálculo se encuentran Florida, Ohio y Texas, donde Clinton está empatado con Dole.

De esta manera, para ganar, Dole necesita prevalecer en esos tres estados y ganar todos los otros estados industriales del medio oeste (Illinois, Michigan, Pennsylvania y además Nueva Jersey) o ganar California.

Para Ross Perot y su partido, la pregunta en esta elección es qué tanto menos del 19 por ciento del voto que obtuvo en 1992 ganará esta vez. Las encuestas nacionales indican que Perot posee entre 7 y 11 por ciento de apoyo, pero si obtiene menos de 5 por ciento del voto, perderá su derecho a los fondos electorales federales en la próxima elección.

Las primeras tendencias del martes serán las registradas por los sondeos de salida, basados en entrevistas a boca de urna. Las cadenas de televisión comenzarán a difundir estos resultados al cerrar las primeras casillas a las 18:00 horas (5 de la tarde en México) en Kentucky e Indiana, pero se comprometieron a no difundir los pronósticos basados en estos últimos sondeos hasta las 21:00 horas (20:00 horas en México).

El Congreso

¿Continuará el reino del republicano Newt Gingrich como líder de la Cámara, o tendrá que pasar la batuta al representante Richard Gephardt y los demócratas? Ello es tal vez el único misterio en este ciclo electoral, sobre el que los expertos de los partidos seguirán igualmente divididos la víspera de la elección, al igual que los medios: The New York Times estimó esta semana que los demócratas tienen una oportunidad; el Washington Post afirmó que los republicanos probablemente mantendrán el control.

Pero podría no darse una respuesta definitiva al concluir la jornada electoral. Casi la mitad de las sesenta competencias más cerradas están en la región occidental del país, donde las urnas no cierran hasta las 23:00 horas (tiempo de México). Si ocurre lo esperado, podría no determinarse sino hasta la madrugada del miércoles, y posiblemente días después, quién se quedó con el control de la Cámara de Representantes.

En un escenario posible, Gingrich y Gephardt podrían necesitar esperar hasta diciembre: si ninguno de los candidatos allí gana una mayoría, los recién realineados distritos legislativos en Texas podrían provocar una segunda ronda electoral citada para el 10 de diciembre, a fin de decidir curules para la Cámara.

Las últimas encuestas antes del día de elecciones indican que los republicanos probablemente mantendrán su ventaja en la competencia para el Senado, aunque sin duda la intensa y cerrada competencia entre Torricelli y Zimmer se lleva el premio, por ser considerada la más cara del país. Cada uno ha gastado más de 9 millones de dólares, y tanto Dole como Clinton han visitado el estado para ofrecer el apoyo de sus respectivos partidos en esta batalla de alto perfil.

Algunos datos

Cifras y datos sobre este día electoral: de los 187.7 millones de ciudadanos con derecho al voto, se espera que sólo unos 90 millones se presenten a alguna de las 182 mil casillas que se instalarán en todo el país. El nivel de participación electoral en los comicios de 1992 fue de casi 55 por ciento, y este año algunos pronostican que bajará a 50 por ciento. Generalmente 54 por ciento de los votantes afroamericanos acuden a emitir su voto, pero sólo 45 por ciento de los latinos.


Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Washington, 4 de noviembre Bill Clinton y Bob Dole cerraron sus campañas hoy con visitas a 12 estados en las últimas 30 horas, pero el enfoque principal ahora es sobre las esperanzas del Partido Demócrata de ganar suficientes curules para retomar la mayoría de la Cámara de Representantes.

En el último día antes de la campaña electoral, un promedio de las siete principales encuestas calculado por la cadena CNN, indico que Clinton ganará la elección por 50 por ciento contra 37 para Dole y 8 por ciento optando por Ross Perot.

Los sondeos particulares variaron de una encuesta del diario The New York Times y la cadena CBS dando a Clinton una ventaja de 18 puntos sobre Dole a una de ABC que sólo registra una diferencia de 12 puntos. Tal vez el hecho más devastador para el republicano es que el margen de ventaja de su contrincante se ha mantenido en dos dígitos, y con muy poco cambio, durante los últimos dos meses.

``He hecho todo lo que he podido por ahora'', declaró Clinton hoy a un público entusiasta en Ohio. ``Ahora la responsabilidad se traslada a ustedes''. Clinton inició su día en New Hampshire hoy, y viajó a Ohio y a otros estados, y concluirá sus actividades mañana en Arkansas, su estado natal, donde esperará los resultados.

Asesores de la Casa Blanca informaron a la prensa hoy que su gran preocupación no es si ganará Clinton, sino si podra obtener más del 50 por ciento del voto popular. En 1992 Clinton ganó con un cerrado margen, cuando recibió 43 por ciento del voto popular contra 38 de George Bush (Ross Perot obtuvo 19 por ciento). Este objetivo es políticamente importante para el presidente, ya que le ofrece la oportunidad de declarar que ha recibido ``un mandato'' del electorado, algo que no es posible si triunfa con la mayoría votando por otros.

Del otro lado, Bob Dole, a pesar de una voz cansada, continuó optimista al concluir un maratón de 95 horas casi seguidas de campaña, que lo llevó hoy desde California a Arizona, Nuevo México y Texas. ``Los sondeos se mueven nuestra dirección'', dijo Dole a sus partidarios en California.

Retomando otro tema de su campaña más tarde, declaró: ``Si quieren a un presidente que conoce algo de servicio y algo sobre el sacrificio, yo seré su candidato''. A pesar de que la mayoría de los medios nacionales ha casi declarado ya el triunfo de Clinton, los estrategas de Dole insisten en que una reducción en el apoyo popular para Clinton en algunas encuestas es evidencia de que estaba cambiando la preferencia, y que si esto continúa Dole podría ser el triunfador sorpresa más grande de la historia política de este país.

El nivel de apoyo de Clinton ha bajado por uno o dos puntos en algunas encuestas, pero el poco apoyo que pierde beneficia no a Dole, sino a Perot. Aunque fracasó en su intento de convencer a Perot de suspender su campaña a favor de él, Dole continúa solicitando el respaldo de los que favorecen al multimillonario texano. ``Si votan por Perot, están votando por Clinton'', repitió este lunes en un mitin. ``Si usted es seguidor de Perot y desea derrotar a Bill Clinton, vote por Bob Dole''. Pero al parecer, este tipo de súplicas no han tenido impacto hasta ahora.

Incluso si Dole no logra sorprender al mundo con su victoria, su intensa gira de última hora por 18 estados en 96 horas podría ayudar a los republicanos a mantener el control en las dos Cámaras del Congreso. Los republicanos, según las últimas tendencias, parecen poder defender su mayoría en el Senado, pero el resultado para la Cámara no está claro. Los demócratas, que necesitan agregar 18 curules a su total actual, están en posición de lograrlo según los últimos sondeos. La cadena CBS pronosticó que el partido de Clinton ganará esas 18 curules y quizá 20, mientras otros medios, como el Washington Post, pronostican que los republicanos se quedarán con el control de la Cámara.

En todo caso, este último día de campaña mantuvo la tónica de los últimos: acusaciones de haber recibido fondos irregulares y Dole manteniendo la esperanza de poder desalojar a Clinton de la Casa Blanca. El diario The Detroit Press afirmó hoy que Clinton recibió el mes pasado una donación de 400 mil dólares para su campaña de una prominente familia estadunidense de origen iraquí que abogó por el levantamiento de las sanciones contra Irak, lo que motivó que los republicanos reiteraran sus acusaciones de que la política exterior está en venta. El Partido Demócrata contestó que no había nada de irregular en esa donación, y afirmó que se trataba de ``otro ataque desesperado''.

Al concluir la campaña electoral más costosa de la historia (se calcula que en la elección presidencial se gastarán 800 millones de dólares; otros 800 millones más en las legislativas), los demócratas y republicanos han invertido millones para crear un aguacero propagandístico en los medios masivos. En esta ciudad a veces hay hasta siete spots políticos cada media hora.

Pero el rey de las ondas es, sin disputa, Perot, quien invirtió 2 millones de dólares sólo esta noche para comprar cuatro medias horas en las cadenas nacionales de televisión para su ofensiva final. Estos programas incluyen una biografia de Perot, su labor caritativa, los premios y honores que ha ganado y solicitudes de apoyo para su candidatura. Pero el centro del programa es un ataque contra las practicas éticas de Clinton (y, un poco, las mismas para los republicanos) en torno a las contribuciones cuestionables de fondos a su partido.

``Ahora tenemos un presidente que invitó a un narcotraficante a cenar en la Casa Blanca'', dice Perot, en referencia a un narco de Miami que poco antes de ser arrestado aportó 20 mil dólares al Partido Demócrata y fue invitado a un evento prenavideño en la Casa Blanca. Perot, sin esperanzas reales de ganar, de nuevo puede ser factor político en esta elección si recibe un porcentaje elevado de apoyo. Por un lado, podría ayudar a robarle la posibilidad a Clinton de contar con una mayoría absoluta del voto popular, e influir negativamente en los resultados para Dole en estados donde la competencia es cerrada.

Así, las últimas campañas presidenciales de este milenio han concluido, con el gasto más alto en la historia, con acusaciones de corrupción electoral, con posiciones políticas no muy diferentes entre los dos candidatos principales, con un multimillonario cuya fortuna se generó en gran parte por contratos con el gobierno criticando la influencia del dinero en la política, y con un electorado poco menos que entusiasmado al pensar si acudirá o no a las urnas de la democracia más grande del planeta.


Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Washington, 4 de noviembre Al finalizar la jornada de hoy, Bill Clinton y Bob Dole dijeron que esta sería la última campaña política de sus vidas, y ambos intentaron centrar la atención pública en sus diferencias, pero lo similar en sus biografías políticas es quizá aún más notable.

Bill Clinton fue criado en el pequeño pueblo de Hope (Esperanza), Arkansas; Bob Dole creció en otro pequeño pueblo estadunidense, Russell, Kansas. Ambos se educaron como abogados, pero casi al inicio de sus carreras saltaron a la política, al final de sus 20 años. Dole provino de una familia fiel al Partido Demócrata, pero se declaró republicano sólo porque fue aconsejado de que sólo así podría ganar un puesto electoral.

Clinton proviene de una familia sin vínculos fuertes con ninguno de los partidos, pero ha dicho que decidió ser demócrata no por ideología, sino porque en ese momento sólo los demócratas tenían la posibilidad de ocupar puestos electorales en Arkansas.

De hecho, ambos hombres son políticos profesionales más preocupados con el objetivo pragmático de ganar que por la lealtad a una posición ideológica. Aunque Dole frecuentemente habla de sus raíces personales en un pueblo pequeño, los últimos 40 años de su vida han transcurrido en Washington, DC, la mayor parte del tiempo trabajando en el Congreso. En 1976, como candidato a la vicepresidencia en la fórmula de Gerald Ford, Dole atacó con gran fervor a Ronald Reagan, quien en ese tiempo disputaba a Ford la nominación republicana.

En los 80, Dole frecuentemente discutió en público con Reagan. Pero el año pasado, al prepararse para esta competencia presidencial, Dole declaró en un acto político: ``si ustedes quieren que yo sea más como Ronald Reagan, puedo ser más como Ronald Reagan''.

Clinton siempre menciona su juventud en el pequeño pueblo donde nació, y su primera campaña presidencial fue explí-cita en proyectar el ``hombre de Hope'' (el hombre de la esperanza, el juego de pala-bras como mensaje político). Sus principales experiencias como político las obtuvo durante la gubernatura de Arkansas, empezando a fines de los setenta.

Pero el joven Clinton ya demostraba una capacidad notable de cambio pragmático ante su electorado, especialmente después de su primer periodo, cuando fue derrotado en su intento de reelección. Reconociendo que su derrota fue en parte a causa de su posición contra la pena de muerte, Clinton cambió de idea al favorecerla, y subsecuentemente ganó la elección dos años después.

Estos son dos políticos para quienes la palabra ``ceder'' no es un insulto, más bien una alabanza a su disposición de negociar casi todo para llegar a un arreglo político.

Las maniobras y giros políticos de Clinton son legendarios, y sus reveses de posición ha servido de munición en los ataques políticos en su contra.

Durante una pugna particularmente agria en torno al presupuesto, el año pasado, cuando Clinton operó uno de sus famosos reveses de posición, un prominente congresista demócrata dijo en privado: ``yo debería de haber sabido que si ésta fue la posición con la que empezó Clinton, no sería la posición con que terminaría''.

Pero tanto para Clinton como para Dole, estos arreglos políticos son lo que producen resultados, desde la promulgación del presupuesto a la aprobación de la reforma del welfare.

En política exterior, las diferencias fundamentales entre ambos candidatos son casi inexistentes. En su campaña, Dole frecuentemente se refirió a su papel para apoyar las políticas firmes de la guerra fría mientras criticaba la ``debilidad'' de lide-razgo del presidente Clinton.

Pero los asesores republicanos admitieron que pocas son las cosas que Dole hubiera hecho de diferente manera que Clinton.

Al concluir las campañas esta noche, Dole se está proyectando como ``el último candidato de mi generación'', un veterano de la Segunda Guerra Mundial, un hombre de ``palabra de honor''. Clinton es el candidato de la próxima generación, la de los sesentas, que evadió el servicio militar en la guerra de Vietnam, a la cual se opuso, quien fumó mariguana (pero no inhaló) y quien admitió algunas aventuras amorosas extramaritales. Pero estas diferencias, a fin de cuentas, son menos importantes en términos de las posiciones políticas que sus similitudes.

En vísperas de la elección, los indicios van en el sentido de que Bob Dole perderá su tercer intento de ganar la presidencia. Pero tal vez el ex senador de Kansas pueda consolarse con que, de varias maneras, Bill Clinton es probablemente una versión de los sesentas de Bob Dole.