En 95 se erosionó 22.6% el minisalario en el DF
En la ciudad de México, el salario ha tenido una caída sistemática desde hace más de una década, pero en 1995 llegó a su nivel más bajo en 30 años, cuando según información del Banco de México (BdeM), el sueldo mínimo perdió 22.6 por ciento de su poder adquisitivo.
El raquítico nivel de bienestar y el deterioro del poder de compra de la población continuó todavía durante este año, y para junio se registró la tasa de desempleo más alta de los últimos 14 meses, con 8.2 por ciento.
Doble sentido o remembranza francesa para sortear la crisis
Foto: Ana Isabel Patiño
Aun cuando se han creado nuevos trabajos, no se han logrado recuperar los que se perdieron en los dos últimos años. Al respecto, la investigadora Clara Jusidman, en el libro Hacia un nuevo balance de la política social en la ciudad de México, de varios autores, explica que en el área metropolitana necesitan generarse 200 mil empleos al año, lo que equivale a 20 por ciento de las oportunidades de ocupación en el país.
A mediados de 1996, en la ciudad apenas se habían recuperado 66 mil empleos del total que se perdieron desde 1994, según el reporte de junio de la Alianza para la Recuperación Económica del Distrito Federal
Jusidman señala en la investigación que se ha detectado que hay un crecimiento de la población económicamente activa más rápido que el de la de 12 años o más, posiblemente debido a que ``las familias han tenido que incorporar a un mayor número de sus miembros al mercado de trabajo para poder completar sus ingresos; esto trajo consigo que disminuyera la población de 12 años y más que se dedica esencialmente a estudiar''.
Por su parte, el investigador del Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad (PUEC), de la Universidad Nacional Autónoma de México, Carlos Bustamante Lemus, coautor del libro, señaló en entrevista que ``el salario mínimo legal no permite mantener siquiera los mínimos de subsistencia para la población''.
La magnitud de la pobreza en la ciudad, ``para darnos una idea, es de un millón de habitantes en pobreza extrema y 5 millones más que viven en la pobreza moderada, y para conocer esto nos basamos en informes y reportes que hay de sobra que muestran el grave deterioro de la economía nacional de 15 años para acá'', añadió.
Un indicador de la desigualdad social en el DF es la generación de riqueza, ya que en la ciudad se da 26.1 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), y más de 50 por ciento de su población económicamente activa percibe menos de dos salarios mínimos, esto es, menos de mil 350 pesos al mes.
Otro indicador es que en 10 por ciento de las familias está concentrada 70 por ciento de la riqueza inmobiliaria de la ciudad, según información del secretario de Finanzas del Departamento del Distrito Federal (DDF), Javier Beristáin Iturbide.
A su vez, el Banco de México en su publicación México Social 1994-1995 estadísticas seleccionadas, destaca que en 1995 el salario mínimo en la ciudad perdió 22.6 por ciento de su poder de compra, y también en ese año se alcanzó la tasa de desempleo más alta de los últimos tiempos.
De una población laboral de 2. 9 millones de habitantes en el Distrito Federal, uno por ciento no recibe ingreso, casi 4 perciben la mitad de un salario mínimo, a 15 se le paga más de la mitad, 7 por ciento recibe un salario mínimo y 35 por ciento más de uno y hasta dos.
Un cuatro por ciento de la población ocupada recibe más de 10 salarios mínimos. Ocho por ciento de los trabajadores gana entre 5 y 10 salarios mínimos y sólo 10 por ciento entre 3 y 5 salarios mínimos.
Carlos Bustamante Lemus afirma que el objetivo del bienestar social tiene diferentes indicadores o parámetros, pero en general se refiere a las condiciones de vida como la necesidad de un albergue, vivienda, educación, salud, entre otras; al respecto, en la zona rural de la ciudad hay mayor disponibilidad de acceder a vivienda, indicó.
Sin embargo, en esta zona se carece de servicios básicos y también de ciertos satisfactores que hacen más graves las condiciones de pobreza, pues la población del campo no es asalariada y por ende no tiene acceso a servicios de salud oficiales, añadió el especialista.
Por último, el investigador dijo que la miseria se concentra más en el área rural, en lo que respecta a los ingresos de la población, a la disposición de servicios, a su calidad de vida, al empleo y a los materiales de sus viviendas, pero en la zona rural también existe una pobreza lacerante