La Jornada 6 de noviembre de 1996

UNA CHAINEADITA

Al hacer un balance del diagnóstico de la política social del Distrito Federal, el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), José Sarukhán Kermez, aseveró ayer que ahora se conoce el alcance de los problemas que podrían inhibir la vitalidad de la ciudad, pues los datos son concluyentes: desigualdad, pobreza, exclusión y disgregación son los términos citados con mayor persistencia en los estudios --presentados ayer-- de política social en la ciudad , el país y el mundo.

El rector comentó las obras Censo de Indigentes y el libro Hacia un Balance de la Política Social en la Ciudad de México. Durante su intervención, destacó que la magnitud, severidad y permanencia de los bajos niveles de vida ``han provocado actitudes de resignación, de abandono y fatiga en la población. Por ello, urgió a lanzar y sostener programas más agresivos e integrales, congruentes con una visión humana de la ciudad.


Oscar Espinosa Villarreal, José Antonio González
Fernández y Javier Vega Camargo, durante la presentación
del censo de indigentes.
Foto: Frida Hartz

Investigación a fondo

En su intervención en el acto, efectuado en el Museo de la Ciudad de México, el regente Oscar Espinosa Villarreal destacó que el gobierno pudo haber dejado de estudiar, conocer a fondo y mostrar públicamente, como en muchos años se hizo, la realidad en lo que se refiere a los niños de la calle, a los efectos de contaminación atmosférica, y se pudo dejar oculta la información sobre la indigencia en la ciudad, ``que la tiene, y en elevada proporción''.

Sin embargo, se decidió ir a fondo en la investigación y en el análisis relativos a esas realidades de la ciudad que no se deben soslayar, desconocer, analizar y mostrar y, en consecuencia, atacarlos de la mejor manera posible.

La ciudad, con tantas y grandes cifras que hacen que funcione todos los días, ``también es una urbe de grandes cifras en materia de indigencia y por ello requiere atender el problema con la misma decisión con la que se hace en todos los aspectos de la vida de la ciudad'', agregó.

Del censo, dijo que es el primero en su tipo en América Latina, y permite al gobierno contar con infomación confiable acerca del número de personas que pernoctan en la vía púlica, sus necesidades, sus opiniones, preocupaciones, y esto permitirá atenderlas de mejor manera.

Por lo que se refiere al libro, realizado por el Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad, señaló que presenta una profunda revisión de la políticas poblacionales, del combate a la pobreza, así como las políticas relativas al empleo, salud, educación, vivienda y alimentación.

Necesario romper inercias: PJGDF

A su vez, el procurador general de Justicia del Distrito Federal, José Antonio González Fernández, manifestó durante la presentación de ambos documentos que la indigencia es un problema que afecta a todos, compete a todos, y todos ``tenemos qué hacer.

``Necesitamos humanizarnos, acercarnos con más conciencia a los indigentes de la ciudad y apoyarlos para que rompan la inercia de la miseria'', precisó.

Subrayó el titular de la PGJDF que la velocidad, la rutina, y el dinamismo y vigor de la gran ciudad no deben dejar atrás a los más pobres, a los más débiles y a los más enfermos. ``Estamos obligados a tomar acciones y asumir compromisos, que nos permitan erradicar, en el corto plazo la indigencia de la ciudad''.

Los indigentes son iguales ante la ley, aseveró el procurador capitalino, y deben ser iguales en la operación cotidiana de las instituciones de procuración y administración de justicia.

Su condición de miseria extrema, añadió, no tiene por qué hacerlos distintos y colocarlos en situación desfavorable al hacer valer sus derechos.

La Procuraduría de Justicia, comentó su titular , mantiene un estrecho contacto con los indigentes, y por distintos motivos es frecuente su remisión a las agencias del Ministerio Público, y con gran facilidad son acusados, a veces sin razón, cuando se cometen ilícitos en algunas colonias.

González Fernández comentó que es lugar común suponer que el indigente es también delincuente; es verdad que éste a veces roba para comer, pero estamos hablando de porcentajes sumamente reducidos, y con frecuencia son detenidos por vagancia o por alterar el orden público, pero hay que distinguir que ser indigente no es ser delincuente.

La Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, señaló su titular, se compromete a brinda asesoría jurídica, gratuita y especial para los indigentes que quieran reintegrarse con sus familiares pero tienen dificultades por temores de carácter jurídico o penal; también a otorgar trato especial a los indigentes de la ciudad y un programa especial cuando se presenten al MP, y llevar a cabo un programa de auxilio y atención para ellos.

En tanto, el presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF), Luis de la Barreda Solórzano, dijo que la indigencia revela de manera brutal la realidad del sufrimiento y los padecimientos de esa población que deambula por las calles.

El ombudsman pidió a los habitantes de la capital que se solidaricen con las dolencias de la población indigente y les subrayó que ``estamos obligados a proporcionarles ayuda humanitaria.

Finalmente, hizo notar que los indigentes pierden su brújula vital y si no están en un albergue, deambulan por la calle




Tercera parte En la ciudad de México, tres de las cinco principales causas de muerte son padecimientos asociados a las denominadas enfermedades de la pobreza: desnutrición --con todas sus secuelas--, enfermedades diarreicas y respiratorias; sólo son superadas por los homicidios, según reportes de la Dirección de Salud del gobierno capitalino.

La metrópoli, a pesar de contar con el 40 por ciento de la infraestructura médica a nivel nacional, aún registra 470 defunciones por cada cien mil habitantes por desnutrición o 600 muertes por enfermedades diarreicas en la misma proporción de habitantes.

Pese a los elevados niveles de infraestructura, comparados con otras entidades, la política de salud en la ciudad adolece, como otros rubros de la política social --vivienda o educación-- de carencias presupuestales que en 1995 hicieron crisis y obligaron a partidas extraordinarias para enfrentar la creciente demanda de los servicios de salud, estimada en 30 por ciento extra, en medio de fuertes críticas por el abandono presupuestal de programas prioritarios.

El retraimiento de los recursos en los programas sociales no sólo impacta a la salud. En materia de vivienda, el gobierno capitalino virtualmente se ha retirado de la construcción de vivienda para jugar un papel de intermediario con la banca comercial, mientras el déficit de 700 mil viviendas --según el Instituto de Vivienda-- crece anualmente.

Al valorar los retos de las demandas sociales, Víctor García Lizama, presidente de la Junta de Asistencia Privada, señala: los retos son enormes porque el problema de la pobreza en la ciudad tiene un carácter estructural,

Desliza una cifra: ``Nosotros tenemos canalizados 2 mil millones de pesos para 1996 en el área metropolitana; el propio gobierno no tiene esos recursos destinados a programas de asistencia social''. Su presupuesto creció en 52 por ciento en este año.

Salud: infraestructura y carencias

Para el gobierno capitalino, las precarias condiciones de vida que prevalencen en zonas ``urbano-marginales'' requieren que la política de salud tenga un papel prioritario. Las condiciones de hacinamiento, dificultades en la dotación de servicios y ``pobre educación'' de los sectores marginados generan ``un tipo de patología que puede ser identificada con la pobreza'',

En primera instancia, refiere la Dirección de Servicios de Salud del DDF, sobresale la ``desnutrición --asociada a los ingresos económicos--, la cual propicia o favorece muchas de las otras: parasitosis intestinales; las infecciones respiratorias y, dentro de ellas, especialmente la tuberculosis pulmonar y los cuadros virales que se convierten en padecimientos frecuentes''.

El cuadro social que completa la generación de enfermedades de la pobreza considera problemas de origen psicológico y social --violencia-- que repercuten mayormente en comunidades deprimidas, lo que anexa una problemática paralela como el alcoholismo o la drogadicción.

Los informes de salud señalan que en los primeros diez meses del año se han reportado en la ciudad 348 mil 262 casos de infecciones respiratorias agudas y 49 mil 820 de enfermedades diarreicas agudas.

Para la Comisión de Salud de la Asamblea de Representantes del Distrito Federal, la situación en materia de salud es crítica. Sus razones: el déficit presupuestal para realizar el mantenimiento; obsolecencia de equipo; insuficiencia de recursos para medicamentos e insumos, así como una errónea orientación de los programas que priorizan la atención curativa a la preventiva.

En la actualidad, dice Arturo Sáenz Ferral, presidente de la Comisión de Salud de la ARDF, ``advertimos escasez de acciones destinadas a la prevención y combate de la desnutrición padecida por amplios sectores de la población''.

``El problema es enorme --dice García Lizama-- y ni aunque se incremente el presupuesto en cien veces lo podremos resolver''. Subraya el papel creciente de las organizaciones de asistencia privada. Da cifras: nosotros tenemos 32 asilos, el gobierno tiene cuatro; la asistencia privada tiene 28 casas hogar, y el gobierno cuatro