En 7 días de contingencia, pérdidas por $500 millones
Alonso Urrutia Los episodios de contingencia ambiental registrados en el Distrito Federal durante octubre y noviembre --que involucraron siete días de emergencia-- costaron a la ciudad casi 500 millones de pesos tan sólo en lo concerniente al impacto en la salud, según se desprende de las estimaciones de los programas respectivos. Esta cifra equivale a 70 por ciento del presupuesto destinado por el Departamento del Distrito Federal al sector salud.
Por otro lado, un análisis de la Secretaría de Salud sobre los efectos de la contaminación en los capitalinos revela que en el balance sobre la contingencia ambiental iniciada el 14 de octubre, la exposición de los habitantes durante más de tres horas a más de 200 puntos Imeca arrojó: Lagrimeo en 17.4 por ciento de la población; dificultades para respirar en 4.4; tos seca en 9.7; dolor en garganta en 11.7; dolor de cabeza en 16.5, e irritación de ojos en 23.5 por ciento.
El programa de contingencias ambientales diseñado por la Comisión Ambiental Metropolitana establece que cada día de contingencia representa un costo --en términos de impacto en la salud de los habitantes-- de 70 millones de pesos, por lo que los siete días en que se presentaron altos índices de contaminantes, entre el 14 de octubre y el 3 de noviembre, le representaron a la ciudad un costo aproximado de 500 millones de pesos, casi 70 por ciento del presupuesto otorgado al rubro de salud por el gobierno de la ciudad.
La Comisión Metropolitana presentó un reporte del costo que tiene cada día de contingencia ambiental en términos de salud para los habitantes. Así, entre consultas y hospitalizaciones derivadas de las afecciones respiratorias, se tiene un fuerte impacto económico estimado oficialmente en 70 millones.
Sustituir automotores obsoletos
La presidenta de la Comisión de Ecología de la Asamblea de Representantes del Distrito Federal (ARDF), Cristina Alcayága, afirmó que si bien existen medidas importantes para el combate a la contaminación en el denominado Proaire, mientras ``el gobierno capitalino no se meta en serio a sustituir la obsoleta planta vehicular en la ciudad y acelere la transformación del transporte concesionado, las contingencias ambientales continuarán''.
El estudio realizado por la Secretaría de Salud sobre el impacto de la contingencia ambiental registrada entre el 14 y el 18 de octubre admite efectos agudos, por el ozono y el bióxido de nitrógeno, en la población en general.
El análisis de un periodo de contingencia ambiental arroja que el ``gradiente de sintomatología'' en la población por efecto de la concentración de contaminantes ``se hace más pronunciado cuando se presentan entre 200 y 257 puntos Imeca''.
Indica que la prevalecencia de elevados niveles de infición generaron, por ejemplo, que en ese lapso se elevara en 25 por ciento el reporte de la población con ojos llorosos durante el primer día de contingencia --14 de octubre--, porcentaje que se mantuvo permanente durante los cuatro días reportados con elevada concentración de contaminantes.
Al evaluar el impacto de la contingencia ambiental dos días después en la población encuestada, se reportó: 9 por ciento mayor de ronquera; 44.3 en ardor de ojos; 21.1 en dolor de garganta; 7.7 en dificultades para respirar, y 26.1 por ciento en dolores de cabeza.
El análisis de la dependencia reporta una evolución proporcional entre el incremento de la concentración de contaminantes en ese periodo y la población menor de 13 años que reportó sintomatología relacionada con irritación de ojos.
Al abundar sobre los efectos de la contaminación entre los habitantes del Distrito Federal, la presidenta de la Comisión de Ecología de la ARDF, Cristina Alcayaga, mencionó que los programas contra la contaminación ambiental tienen efectos de mediano plazo, por lo que las contingencias ambientales prevalecerán en el corto plazo.
Alcayága dijo que si bien hay medidas ambientales de fondo, mientras el gobierno de la ciudad ``no le entre en serio a enfrentar la contaminación generada por las unidades particulares obsoletas que aún circulan en la ciudad, y si no acelera la transformación de microbuses en autobuses, difícilmente podrán superarse las contingencias ambientales en el corto plazo''.