Bajo el título Usos e Imágenes del Centro Histórico de la Ciudad de México, Jérome Monnet publicó este año un libro de 372 páginas editado por el Departamento del Distrito Federal y el Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos (CEMCA) de la embajada de Francia en México. Es una adaptación de su tesis de doctorado en Geografía por la Universidad de París-IV Sorbona, defendida con éxito el 22 de enero de 1992 ante un jurado integrado por Claude Bataillon, Agustín Berque, Paul Claval, Serge Gruzinski y Jean-Robert Pitte.
Uno de los capítulos se ocupa de la imagen que la prensa cotidiana construye del Centro Histórico. El autor afirma que al transmitir las representaciones urbanas de los actores percibidos como más importantes, los periódicos tienden a fijar, perpetuar y dar realce a la imagen dominante. A lo largo de 20 meses, entre diciembre de 1988 y julio de 1990 (primera mitad del gobierno salinista), observó este proceso en las páginas urbanas de cinco diarios: La Jornada, Unomásuno, El Nacional, El Día-Metrópoli y Excélsior. La segunda mitad, por cierto, habría de ser más prolífica en noticias sobre el particular, pero no altera los resultados de la investigación.
Monnet encuentra que en lo que hace a los encabezados, el Centro Histórico representa sólo 10 por ciento de las informaciones urbanas de la prensa, y que, sin embargo, nunca pasa demasiado tiempo sin que se le nombre. En promedio, por ejemplo, Excélsior destina un artículo diario mientras Metrópoli lo hace cada dos días. Por la frecuencia con que son mencionados los temas, por otra parte, se concluye que el Centro Histórico es lugar de los vendedores ambulantes, las diversiones, el patrimonio histórico y las manifestaciones políticas. A sólo cuatro temas es destinado 60 por ciento de los encabezados.
Si se observan los contenidos aparece otro tema relevante: la vivienda. En conjunto los cinco concentran 80 por ciento de un universo de 18 temas publicados en artículos que se ocupan expresamente del Centro Histórico. Esta representatividad permite decir al autor que dichos temas conforman el ``complejo imaginario'' del Centro Histórico de la ciudad de México. Es decir, un conjunto coherente y concatenado de representaciones que es percibido de modo distinto por los actores y califica las prácticas sociales. De una parte positiva y de otra negativamente. Al difundir ambas apreciaciones, la prensa contribuye a materializar consensos alrededor de los temas centrales.
El consenso positivo, por ejemplo, dice Monnet, claramente concierne al patrimonio histórico. Su protección es entendida como defensa de nuestra identidad, de modo que el Centro Histórico como lugar y el patrimonio histórico como tema, devienen en representaciones que son evocadas simultáneamente para referirse al presente y el futuro deseado de la nación. Para los defensores del hábitat, sin embargo, la protección del patrimonio y la concentración de actividades de diversión sólo son la máscara de una ``refuncionalización'' del centro con fines de rentabilidad que terminará por expulsar a los pobladores. Advierten que de continuar esa tendencia el Centro Histórico derivará en una suerte de parque de diversiones colonial con usos turísticos y ghetto monumental para clases privilegiadas.
El consenso negativo, por otra parte, se refiere a los comerciantes ambulantes, quienes son juzgados por todos los actores como problema, aunque partiendo de explicaciones muy variadas acerca de las causas que lo originan y reproducen socialmente. Para las organizaciones populares el problema es atribuible a la incapacidad del Estado para garantizar el pleno empleo formal, para los comerciantes establecidos obedece a la deshonestidad de los ambulantes, para el Estado en cambio, se trata de una fatalidad a la que no queda sino adaptarse. Tienen en común estas representaciones que a futuro el comercio ambulante debe desaparecer. Imposible conciliar el consenso positivo con el negativo y viceversa.
La prensa da cuenta también de imágenes específicas acerca de los barrios y los límites del Centro Histórico, esto es, del territorio. De los 128 sitios consignados en los diarios, destacan cuatro localizados en la frontera entre los perímetros ``A'' y ``B'': Merced, Tepito, Alameda y Garibaldi. Completan el ``complejo imaginario'' del Centro Histórico.