La Jornada 9 de noviembre de 1996

Libre, el pintor de origen mexicano Manuel Salazar

Patricia Vega y agencias La liberación del pintor autodidacta Manuel Salazar, se convirtió en noticia mundial en menos de 24 horas.

Salazar, estadunidense de ascendencia mexicana, que enfrentaba la condena a pena de muerte por el asesinato, en legítima defensa, de un policía de la ciudad de Joliet (Illinois) en 1984, fue liberado la madrugada de ayer, luego de pasar 12 años en prisión. Al salir de la cárcel, Manuel se dirigió a la casa de su hermana, ubicada en Joliet, donde festejó su liberación con familiares y amigos.

Marlene Kamish, abogada defensora de Salazar, explicó a los medios de comunicación que el jurado rechazó la petición de los fiscales de dictaminar el asesinato del policía Martin Murrin, como un acto premeditado y consideró al pintor como culpable de homicidio involuntario, delito que conlleva una sentencia máxima de diez años de prisión.

Y como Salazar ha permanecido encarcelado desde hace 12 años en la prisión de alta seguridad, ubicada en Pontiac, fue liberado bajo fianza y se espera la formalización total de su libertad el próximo 20 de diciembre.

En un primer juicio ``plagado de irregularidades'' y en el que virtualmente era imposible que se salvara ``un mexicano que mató a un policía anglosajón'', Salazar fue sentenciado a pena de muerte por inyección letal, pero una década después, en junio de 1995, la Corte Suprema de Illinois revocó la sentencia al considerar que a Manuel le había sido negado el derecho a una representación legal eficiente.

El segundo juicio de Salazar se inició apenas el pasado 23 de septiembre, en la corte del juez Herman Haase, donde se llevó a cabo un proceso en el que la defensa presentó 38 testigos y el propio Manuel Salazar fue interrogado ampliamente por la fiscalía estadunidense.

De acuerdo con la información especialmente preparada para esta sección (en La Jornada del 9/II/95) por Gabriel Santander, el 12 de septiembre de 1984 ``Manuel Salazar mató en legítima defensa a Martin Murrin, un oficial de la policía de Joliet (Illinois). El uniformado estaba alcoholizado --y era bien conocido por sus inclinaciones racistas. Manuel carecía de antecedentes penales. Murrin lo golpeó hasta desfigurarlo y lo encañonó, forcejearon, se produjo el disparo y el policía murió. Manuel huyó a casa de unos parientes en Nuevo León, México (debido a que la policía de la ciudad de Joliet había expedido la orden de ``tirar a matar''). Medio año después, fue secuestrado por judiciales mexicanos y entregado a sus colegas estadunidenses, por cinco mil dólares''. Corría el año de 1985 y Salazar tenía, entonces, 19 años de edad.

El año 1985 fue el principio de un proceso en el que Manuel Salazar fue apoyado por diversos grupos independientes, que consideraron que el pintor había sido extraditado a Estados Unidos, de una manera ilegal para enfrentar a la justicia estadunidense. Desde entonces, la versión oficial de funcionarios mexicanos asienta que ``la deportación'' de Salazar, por parte de autoridades migratorias mexicanas, estuvo fundamentada en el hecho de que Salazar no tenía documentos migratorios válidos y a que se desconocía que enfrentaría, en Estados Unidos, una posible condena de pena de muerte. De hecho, el gobierno de México presentó tres notas diplomáticas al de Estados Unidos, pidiendo tanto a las autoridades federales como estatales que Salazar no fuera procesado por un delito que tuviera como sentencia posible la pena de muerte. Sin embargo, las notas no derivaron en una intervención del gobierno federal estadunidense ya que fuentes oficiales argumentarton que se consideraba al caso como una ``expulsión'' y no como una ``extradición''.

A raíz de la realización, este año, de un segundo juicio, desde el pasado mes de octubre un grupo de artistas, intelectuales y líderes comunitarios del estado de Illinois iniciaron movilizaciones y protestas en denuncia de las irregularidades del proceso judicial, entre ellas la supuesta intención de la fiscalía de presentar evidencia falsa y la pretensión del juez del caso de integrar un jurado completamente anglosajón.

Finalmente, el jurado se pronunció por el cargo de ``homicidio involuntario''. El resto de la historia --la parte que se relaciona con la transformación de Manuel Salazar en pintor-- la volvemos a contar con las propias palabras que el artista compartió con Gabriel Santander, cuando aún se encontraba en prisión, en una entrevista que se realizó utilizando un lapicito y media hoja de papel: ``Un día un compañero convicto me invitó a pintar y así empezó todo. Lo cual ha sido una bendición. Lo más importante es mi evolución. Es ahí donde la gente nota que estoy trabajando por algo. Los temas de mi inspiración son los religiosos, pero sobre todo los indios. Creo que son los mismos en toda América. Me interesa el concepto del guerrero, siento que ellos son los que cuidan a los demás. No sé nada de arte, a no ser lo que he aprendido solo. Pero muchos artistas han de ser sangrones, esa idea tengo. Mi pensamiento está con los jóvenes. Al menos en mi pueblo no tienen otra cosa que las gangas (las pandillas), que es la forma de pertenecer a algo, aunque algunos de mis amigos terminen muertos. Me gustaría dar clases de pintura a jóvenes y niños''.

Desde 1985, Manuel Salazar empezó a pintar. La exposición Luz entre rejas se ha presentado en la ciudad de México (Galería de Radio Educación, Museo Trotski y Galería Frida Kahlo) y en diversas ciudades de Estados Unidos. Actualmente es representado por una galería canadiense y sus obras pueden apreciarse en la red global de computadoras Internet.

En el marco de las delicadas relaciones bilaterales entre México y Estados Unidos, la sentencia que revoca la pena de muerte imputada injustamente, en 1985, a Manuel Salazar ha sido celebrada y considerada como un triunfo en contra del racismo del que han sido víctima incontables personas de origen o ascendencia mexicana. ¡Enhorabuena!




``Tuve que luchar por mi vida. Yo también tengo mi familia y derecho a vivir, así que pateaba y pateaba, hasta que me di cuenta que el policía, que me amenazaba con su pistola, estaba muerto'', declaró Manuel Salazar, pintor autodidacta de ascendencia mexicana, unas horas después de recuperar su libertad, después de pasar 12 años en prisión.

Luego de que un juez del estado de Illinois conmutó la sentencia de pena de muerte por la de homicidio involuntario, dijo que difícilmente recuerda aquel 12 de septiembre de 1984, cuando en defensa propia dio muerte a un policía en la ciudad de Joliet.

``Quiero agradecer a toda la gente las muestras de apoyo que me dieron, yo quiero seguir adelante. Sé que tengo qué rendir cuentas a Dios, porque le quité la vida a un semejante, pero tenía que defender mi vida''.

En una entrevista realizada por la televisión, el mexicano residente en Illinois dijo ya no recordar con precisión cómo pasaron las cosas.

``Esa tarde yo estaba con un amigo y nos persiguió el policía. Yo lo hice correr y lo hice enojar y me comenzó a golpear. Con malas palabras me dijo lo que me iba a hacer y yo lo comencé a golpear, le puse las manos en la cara. El sacó su pistola y me amenazó.

``El policía murió y gracias a Dios que no fui yo; yo también tengo derecho a vivir; él tenía familia, pero yo también; yo tenía que seguir peleando y tirando golpes'', expresó.

Señaló que la decisión judicial que lo liberó de la muerte lo ha mantenido despierto durante más 48 horas y hasta anoche seguía sin poder acostarse a dormir