Antonio Gershenson
Precios petroleros y costo fiscal

Hablaremos de la previsión oficial de un precio promedio de exportación del petróleo crudo mexicano para 1997. Esta cifra, ahora fijada en 14.50 dólares por barril, no es sólo una mala previsión: tiene consecuencias prácticas que no se pueden ignorar.

Hace cuatro semanas, hablábamos aquí de las causas del alza en los precios del petróleo. Veíamos que lo que determinaba este aumento no era, como decían algunos analistas internacionales, un elemento de corto plazo, como el posible regreso de Iraq al mercado. Veíamos que se trata de un alza sostenida que lleva ya casi tres años, al pasar el promedio de los crudos de referencia WTI y Brent de 14 dólares por barril a principios de 1994, a más de 24 el mes pasado.

Una primera causa era y es la reducción en la capacidad productiva de reserva. La segunda, un mayor crecimiento en la demanda de los países de la OCDE por la reactivación económica. El tercer elemento ha sido el aumento de la demanda de petróleo en áreas del llamado tercer mundo que tienen un desarrollo acelerado. Ninguno de estos elementos tiende a desaparecer, y por lo menos el primero y el tercero tienden a aumentar en su peso sobre la demanda.

Hoy, esta creciente demanda es un elemento determinante. Incluso dentro de la OPEP, siempre ha sido más fácil que los países que la integran se pongan de acuerdo cuando tienen más demanda, que cuando ésta decrece y se tienen que pelear por lo que queda del mercado. La posible entrada de Iraq, resultaría en una contención temporal del alza de precios pero no en su desplome. Si vemos el asunto con una óptica de corto plazo, se puede suponer una baja mayor hasta por el susto por lo de Iraq. Pero si vemos la realidad en plazos mayores, y eso es indispensable si se trata de prever el precio promedio de todo un año, lo principal son las causas que pesan en plazos más largos.

Si vemos el precio en cuestión en su tendencia lineal de más largos plazos, esto queda más claro. Desde mediados de 1992 hasta principios de 1994, el precio bajó a un ritmo promedio de poco más de 4 dólares por barril al mes. Desde ese momento hasta principios de 1996, ya hubo una tendencia al aumento del precio, pero a un ritmo de poco más de un dólar al año. Y de entonces a la fecha, incluyendo la relativa baja de los últimos días, el ritmo anualizado de aumento es ya de poco más de seis dólares por barril. Esto no continuará indefinidamente, lo citamos como una muestra de la fuerza del aumento en la demanda mundial en comparación con periodos anteriores.

Aun si hubiera una baja sostenida, quién sabe por qué causas que ahora no están presentes, el punto de partida de esa eventual baja de 1997 no estaría muy lejos de los actuales precios: faltan menos de dos meses para que termine el año. Si el precio de referencia del que hablamos pasa de 24.50 dólares por barril en octubre a 22 a fin de año, éste corresponde aproximadamente a un precio de 18 dólares por barril promedio de las exportaciones mexicanas. Si suponemos una baja constante a lo largo de 1997, para que el precio promedio fuera de 14.50 dólares, tendríamos que llegar a fin de 1997 a 11 dólares por barril. ¿De dónde sale esto? En el año de la gran caída del precio del petróleo, 1986, el precio promedio de las exportaciones mexicanas fue de 12 dólares de 1986 por barril. En dólares de 1997, esto equivale a 17.70 dólares. ¿Cómo se puede afirmar que el regreso al mercado de Iraq, con una exportación del orden de una quinta parte de la que tenía antes del bloqueo, puede causar semejantes efectos en las condiciones ya descritas del mercado? ¿En qué se basa la presunción de que un incidente con efecto de corto plazo puede llegar a tener un efecto mucho mayor que el observado con la catástrofe de precios de 1986, ahora con condiciones de demanda muy creciente y reserva decreciente en la capacidad productiva?

Ahora, veamos las consecuencias del error de noviembre, y vamos a hablar del régimen fiscal de Pemex. De por sí, Pemex debe pagar, por los tres derechos de extracción de petróleo (ordinario, extraordinario y adicional) el 78.4 por ciento del valor de las ventas de este líquido. Eso, sin hablar de otras 7 fracciones de deberes fiscales. Además, debe pagar el 39.2 por ciento del producto resultante de precios superiores al previsto, o sea, los 14.50 dólares por barril. En el año que termina, eso implicó que del porcentaje mencionado el pago de Pemex sobre el petróleo extraído y exportado haya pasado a 85 por ciento, por un errorcito de casi cinco dólares en la previsión de hace un año de 13.25 dólares, a un estimado por Pemex ligeramente arriba de los 18 dólares por barril. Esto y las demás cargas fiscales de Pemex afectan seriamente inversiones necesarias y llevan a un endeudamiento nada sano de la industria petrolera.