Se ratificó en la Declaración de Viña del Mar el repudio a la Helms-Burton
Elena Gallegos, enviada, y Enrique Gutiérrez, corresponsal, Viña del Mar, 11 de noviembre Con el anuncio de que se afinan ya los detalles para efectuar una reunión -el año próximo- entre los jefes de Estado y de gobierno de América Latina y los quince países que integran la Unión Europea (UE), y con el compromiso de fortalecer la democracia como la única y real alternativa de la comunidad iberoamericana, terminó aquí la sexta Cumbre Iberoamericana.
Los 23 jefes de Estado y de gobierno de 19 países latinoamericanos y dos europeos que participaron se fijaron también el propósito de que en el encuentro de 1997, en Venezuela, seguirán hablando de los equilibrios políticos en el seno de las democracias; de la necesidad de regresar a la política su ética, y de la urgencia de implementar acciones efectivas contra la corrupción.
Asimismo, acordaron un combate sin cuartel contra la pobreza y una lucha sin concesiones para acabar con el narcotráfico, grave amenaza para las democracias. Los mandatarios signaron la Declaración de Viña del Mar y ratificaron, con ello, su posición en contra de la ley Helms-Burton, destinada a internacionalizar el bloqueo de Estados Unidos contra Cuba y de cualquier acción que implique dosis de extraterritorialidad.
Ya de regreso en Santiago, en donde abordaría el avión que lo trasladó a Buenos Aires, el presidente Ernesto Zedillo hizo su valoración de la Cumbre:
``Hemos ratificado nuestro compromiso irreversible con la democracia -dijo-, y eso, por sí solo, hace que valga el encuentro''.
Insistió en el gran valor que tiene el que los mandatarios de 21 naciones se reúnan para reafirmar la importancia esencial de la democracia para el desarrollo de los pueblos, y sostuvo que lo acordado ahí ``seguramente irá orientando los criterios de nuestras propias políticas''.
Otro de los acuerdos logrados por los mandatarios consistió en dar nuevo impulso al Fondo Indígena, tema en el que México estuvo especialmente activo.
Antes, en el acto de clausura celebrado en el hotel Miramar, el presidente chileno, Eduardo Frei, aseguró que en esta Cumbre se decidió ir más allá de la continua lamentación acerca del descrédito de la política para responder en forma constructiva a las evidentes carencias que existen. ``Queremos practicar en un escenario más amplio la gran lección que hemos aprendido de nuestras políticas internas: es más valioso cooperar que vivir en el conflicto'', apuntó.
Habló también de la necesidad de perseverar en las tareas políticas sustantivas porque no se debe permitir que la política se vacíe de sus finalidades. Por ello, reiteró Eduardo Frei, la urgencia de revalorar esa actividad para afianzar la continuidad del régimen democrático.
En su carácter de próximo anfitrión, el presidente de Venezuela, Rafael Caldera, dijo a los otros 22 jefes de gobierno y de Estado que el tema que se debatirá en su país se relaciona con los valores éticos de la democracia, que es mucho más que un simple sistema político, ``es una forma de vida y un conjunto de valores morales que le dan consistencia y la hacen invencible''. Este punto fue especialmente sensible para todos los participantes.
Sobre la Declaración y el caso cubano
Producto de diez meses de intensas negociaciones a nivel técnico, la Declaración de Viña del Mar no resultó novedosa y se limitó a hacer referencia a aspectos generales, con llamamientos a respetar la democracia y los derechos humanos, aunque sin hacer ninguna referencia explícita al régimen cubano, que obtuvo un triunfo en el terreno diplomático con una condena a la Helms-Burton, y la exhortación a Estados Unidos de que reconsidere la aplicación de la polémica iniciativa.
En relación con la gobernalidad, punto central de los debates de esta sexta Cumbre, los líderes de la comunidad iberoamericana se comprometieron a luchar coordinadamente contra las drogas, la corrupción y el terrorismo, y acordaron, en ese sentido, buscar ``mecanismos de cooperación policial y judicial''.
Estabilidad democrática y desarrollo económico y social se refuerzan mutuamente. Las tareas para el crecimiento económico no son exclusivas del sector público o privado. Hay destacadas experiencias positivas de la acción conjunta del Estado, de los empresarios y otras entidades privadas y organizaciones sociales, se asentó en la Declaración de Viña del Mar.
También se resaltó la importancia de la defensa de independencia de los poderes, representación de mayorías y minorías, libertad de expresión, asociación y reunión, acceso a la información, elecciones libres y periódicas, al tiempo que se manifestó un respaldo al diálogo sobre seguridad hemisférica, así como a una ampliación de la Conferencia de Desarme y a la pronta vigencia del Tratado de Proscripción de Armas Nucleares en América Latina y El Caribe.
Pero si bien no hubo una alusión directa para que Cuba dé paso a un sistema multipartidista en la propia Declaración de Viña del Mar, que consignó el derecho a la ``autodeterminación'', no pocos de los gobernantes asumieron que sí hubo un mensaje para el presidente Castro, y que éste incluso lo aceptó.
Con su firma, el mandatario cubano ``está avalando las conclusiones de esta Cumbre'', subrayó el presidente argentino Carlos Menem, al subrayar que la Declaración de Viña del Mar, aprobada por unaminidad, contiene un mensaje ``bien claro y bien dirigido a los países en los que no impera la democracia''.
``Cualquier observador se da cuenta de que el caso de Cuba está implícito en todas las deliberaciones y en las conclusiones'', indicó Rafael Caldera, y el presidente Frei, quien insistió en que el encuentro no estuvo fidelizado, resaltó que esta sexta Cumbre fue la primera ocasión en la que los gobernantes firmaron los compromisos asumidos y, añadió, ``es un compromiso de todos que tienen que honrar en el futuro''.
Y mientras el presidente Castro agradeció la hospitalidad del gobierno chileno, el canciller cubano, Roberto Robaina, dijo que La Habana acatará la Declaración de Viña del Mar, e incluso anunció que su gobierno trata de ``perfeccionar'' su sistema político, pero repitió que en la isla prevalece un ``sistema democrático de elecciones con señas diferentes'' de las que hay en otros países de la comunidad iberoamericana.