Elaboran provinciales un modelo económico alternativo para AL
Angélica Enciso Los provinciales de la Compañía de Jesús de América Latina emitieron ayer una declaración conjunta en apoyo a los jesuitas mexicanos que han recibido agresiones y amenazas de muerte por el trabajo que desempeñan en favor de los más pobres y de la justicia.
En el manifiesto señalan que esas agresiones ``las sentimos como propias, por lo que tenemos la necesidad de manifestar públicamente nuestro respaldo al trabajo de promoción y educación popular y de defensa de los derechos humanos que vienen realizando los jesuitas mexicanos, desde las opciones fundamentales del Evangelio''.
En conferencia de prensa, el provincial de los jesuitas para México, Mario López Barrio, detalló que se trata, sobre todo, del caso de Alfredo Zepeda, quien realiza un trabajo educativo en Huayacocotla. Detalló que en esa localidad de Veracruz los jesuitas trabajan con comunidades indígenas, las cuales han sido despojadas de sus tierras por los caciques, ``probablemente apoyados por el gobierno de Veracruz''.
Zepeda ha sido señalado como miembro de la guerrilla y acusado de introducir armas en la región, con el fin de desprestigiarlo, indicó López Barrio, y agregó que han realizado reuniones con el gobierno de aquel estado y con la Secretaría de Gobernación para aclarar esa situación, pero no han tenido resultados positivos.
El otro caso, abundó, es el de David Fernández, del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, quien ha recibido amenazas de muerte. Se sospecha, dijo, de ``grupos de extrema derecha a los que la Compañía de Jesús resulta molesta''.
El texto de apoyo, leído en conferencia de prensa, también hace referencia a que ``los jesuitas de América Latina queremos ser fieles a nuestra identidad religiosa, expresada en el servicio de la fe y la promoción de la justicia, a pesar de las amenazas y presiones a que seamos sometidos''.
López Barrio consideró que ha habido coincidencia en el hecho de que los jesuitas estén cerca de las zonas donde se ha desarrollado la guerrilla. Sin embargo, recalcó, está el caso del surgimiento del Ejército Popular Revolucionario en Guerrero, donde no hay gran presencia de los jesuitas.
Al ser cuestionado acerca del apoyo que han recibido de la Iglesia católica en los casos de agresión a los jesuitas, dijo que ``esperábamos más apoyo de la Iglesia jerárquica'', pero se han dado grandes muestras de solidaridad de organizaciones internacionales.
Aseguró que no todos los jesuitas son acosados, ``el gran perseguido es el pueblo mexicano pobre. Nosotros somos unos cuantos''.
Por su parte, Carlos Cardó, coordinador de provinciales del sur de América Latina, dijo que ``al adoptar el evangelio la defensa de la vida y los derechos de las mayorías, necesariamente íbamos a tener en nuestra contra a grandes grupos que nos iban a calumniar y a acusar de marxistas''. Agregó que la ``fe no puede estar desligada de la justicia''.
El encuentro, al que asisten los jesuitas de América Latina, elabora un documento en que propondrá un modelo económico alternativo, ya que, según Arturo Sosa, provincial de los jesuitas para Venezuela, ``hemos visto que, más allá del éxito de las medidas económicas, se ha producido un mayor empobrecimiento de la gente''.
Detalló que la propuesta que presentarán se basa en que la política económica instaurada en América Latina ha producido más gente pobre, y que ``detrás de esa concepción económica hay una idea del hombre incompatible con la realidad cristiana. El mercado no puede ser el único modo de ver las cosas''.
Agregó que se requiere un reconocimiento de la pobreza y de la pérdida de la esperanza que ello conlleva, ya que ha alejado a un gran número de personas de una vida digna.
Se trata de que la gente sea consciente de lo que quiere, y ``una de las acciones más urgentes es la politización, como una forma de participar'', ya que actualmente hay una crisis en este sentido.
Por otro lado, López Barrio se refirió a que la situación mexicana ha llegado a una crisis extrema, en cuanto a falta de gobernabilidad, falta de seguridad pública y falta de empleo, y ``no se tiene que decir que hay una situación crítica''