José Cueli
Mientras tanto, mientras tanto, ay...

Un día

los caballos vivirán en las tabernas

y las hormigas furiosas

atacarán los cielos amarillos que

se refugian

en los ojos de las vacas

Otro día

Veremos la resurrección de las

mariposas disecadas

y aun andando por un paisaje de

esponjas y barcos mudos

Veremos brillar, nuestro anillo

y manar

rosas de nuestra lengua.

Fantasía de Federico que anuncia nuestro fatalismo. Sólo pensamientos negros esta semana, tan negra, como el humo de San Juanico. Sólo afiladas ruedas de lenguas de fuego que manan rosas negras. Semana que nos confronta con el desamparo original entre pesares y recuerdos ahumados.

La ciudad mientras tanto, mientras tanto, ay enfrenta su propia muerte, frente al fantasma del riesgo tecnológico, en estos días tristes de los humos azul marrón. Humos que gimen ecos de fracaso y nos enfrentan a lo irrepresentable de la muerte. Muerte que se canta quejumbrosa a los dioses y ofrece la vida como tributo a su omnipotencia.

Silenciosa está la ciudad reflejada en el neblumo que penetra por las pieles y en infernal abrazo nos cautiva con el espectáculo único de la destrucción. Sollozante ritmo de pesados lamentos en la ciudad que agoniza en intensas penumbras y paisajes desolados. Sólo lenguas de fuego que destruyen la ciudad y nos regresan a la naturaleza impura, como quería el poeta granadino, al llegar a New York.

Nuestra mexicana vida marcada por su enemistad con lo lógico. La vida convencional y el método tiene otra manera de ser, de reaccionar, de definirse. La eficacia del ``a destiempo'', es decir, del no pensar al mismo tiempo la fuerza y el lugar. Esa ilógica que sustituye unas palabras con otras, hasta encontrar la expresión que se dé fácilmente en el ritmo de nuestra poesía de lengua española.

Ese destiempo que no se puede aprehender, lo inefable, lo inasible. El habla anterior a las palabras --añadida al lenguaje hablado-- y otros lenguajes. Para darle al lenguaje del habla su eficacia hechizadora integral. Magia que no puede darse en el lenguaje habitual y al escribirse lo será en sentido contrario. Como la vida de nuestra ciudad que no puede seguir una lógica, una convencionalidad y es sólo ilógica, lenguaje escondido, misterioso, perverso, desconocido...

Mientras tanto, mientras tanto, ay,

mientras tanto...

ha de gritar loca de fuego

ha de gritar loca de nieve

ha de gritar con la boca llena

de excremento

como quería Federico García Lorca.