Si no se logra crecer a más de 6% anual, ``todo quedará en frustración''
Ciro Pérez Silva y Oscar Camacho Guzmán -¡Muy bien, muy bien...! -gritaba Humberto Roque desde su curul, rubricando sus palabras con un aplauso.
Su elogio, sin embargo, no era para el secretario de Hacienda y Crédito Público, Guillermo Ortiz Martínez, ni para la política fiscal y de egresos para 1997, que en esos momentos de su comparecencia detallaba ante el pleno el titular de las finanzas públicas del país.
Las diputadas perredistas Ana Lilia Cepeda y
Leticia Calzada mostraron pancartas durante la
comparecencia del secretario de Hacienda.
Foto: José Antonio López
-¡Así se hace, Cecilio, muy bien...! -insistía Roque, rasgando el aire con el puño crispado, el pulgar al cielo y el cuerpo avalanzado hacia el frente, encabezando la gritería del PRI.
Y es que abajo, en el salón de sesiones, a dos metros de Guillermo Ortiz, el priísta Carlos Calderón Cecilio tomaba vuelo, se encarreraba, y de un jalón arrebataba a la perredista Adriana Luna Parra la pequeña cartulina de protesta que agitaba contra el secretario de Hacienda, dos metros abajo de la tribuna.
Los priístas aclamaron, aplaudieron a rabiar y corearon a Cecilio como a Rocky Balboa en su pelea contra Apolo Creed, siguiendo el ejemplo que desde su curul les marcaba Roque Villanueva.
Corría apenas la primera hora de comparecencia del secretario cuando el pleno se convirtió en un palenque, el recinto en una arena y los diputados... ellos se olvidaron que lo eran.
Pocos minutos antes del mediodía, Guillermo Ortiz Martínez respondía desde la tribuna a los primeros cuestionamientos del PAN, PRD y PT, cuando de pronto dos dirigentes de la Asamblea Ciudadana de Deudores de la Banca -Gerardo Fernández Noroña y una mujer- salieron de las curules del PRD y se pararon bajo del atril con dos cartulinas de protesta.
A una orden de Heriberto Galindo, presidente de la mesa directiva, el encargado de la crónica parlamentaria, Héctor de Antuñano, se avalanzó contra los líderes de deudores para sacarlos del salón. Los perredistas intervinieron, en especial Adriana Luna Parra, quien tomó uno de los cartones.
Ante la perredista, De Antuñano se contuvo, pero no el priísta yucateco Carlos Calderón Cecilio, quien bajó corriendo por el pasillo y arrebató a Luna el papel.
Pero más tardó Calderón Cecilio en intentar volver a su curul con el trofeo en sus manos, que en resentir los efectos de su acción, pues como fiera, desencajado, el perredista Antonio Tenorio Adame se le fue encima.
-¡¿Qué te pasa, imbécil?! -reclamó Tenorio, jalando del brazo a Calderón Cecilio para que le devolviera el cartón.
El priísta, sin embargo, no cedió, y de manera inevitable, de los insultos pasaron al jaloneo y del jaloneo al intercambio de golpes entre decenas de reporteros y fotógrafos, entre los gritos priístas y perredistas, y ante la sorpresa de Guillermo Ortiz Martínez.
-¡Muy bien Cecilio, muy bien...! -gritaba Roque.
-¡Pártele su madre, Cecilio...! -alentaban también desde el Bronx a Calderón sus compañeros de fracción, mientras otros la emprendían contra Luna Parra y los dos líderes de deudores.
Alguien, empero, fue más precavido.
-Sepárenlos, sepárenlos, no les vaya a dar un infarto -decía un reportero en alusión a la edad de los contendientes, y por andarse metiendo a dar paz, por poco le toca también a otro reportero, éste Francisco Garfias, quien terminó separando a los rijosos.
La comparecencia de Ortiz Martínez, que apenas tenía una hora de haber comenzado, se detuvo entonces.
El secretario de Hacienda, impávido, parecía no dar crédito -bueno, es un decir- al espectáculo que tenía lugar abajo de la tribuna, y en general al cruce de piropos que en todo el recinto se lanzaban priístas y perredistas.
-¡Payasos, provocadores, sáquenlos, fuera, a la chingada! -lanzaban los del PRI.
-¡Intolerantes, pinches payasos, mamones!, reviraban en su bancada los del PRD.
Segundo round
Eso fue sólo el principio, pues tan pronto como Calderón y Tenorio bajaron la guardia, los dos dirigentes de deudores insistieron en su protesta con sus pancartas al aire, mientras a lo largo y ancho del salón los diputados del PRI se mantenían en su exigencia de ``mandarlos a la chingada''.
Y como los de seguridad no dieron luces, otro priísta, Daniel Covarrubias, quiso hacer justicia por su propia mano.
Desde la parte más alta del pleno corrió como buscando un récord olímpico y en cuestión de segundos ya estaba saltando y arrebatando también las cartulinas a Fernández Noroña y compañía.
Pero no se fue limpio, ya que para poder regresar a su curul tuvo que sortear y recibir los puntapiés que a su paso por la bancada perredista le lanzaron diputados y diputadas. Una zancadilla era el objetivo.
Desesperado, al ver que Covarrubias escapaba con la cartulina en sus manos, Armando Quintero le lanzó un ``¡pinche payaso!'' y luego una botella llena de agua que le mojó la espalda al priísta.
Tercer asalto
En el pasillo central, mientras tanto, los de seguridad se fajaron y comenzaron a empujar a Gerardo Fernández hacia fuera del recinto legislativo.
Ofelia Casillas, la priísta que preside la Comisión de Gestoría y Quejas, se ofreció a escoltarlo, pero de poco le sirvió al dirigente, pues justo cuando pasaba frente a Humberto Roque Villanueva, el también priísta de Coahuila, Alejandro Gutiérrez, le lanzó un puñetazo al rostro para quitarle de las manos la rasgada pancarta que Fernández ondeaba entre empujones.
Tan pronto como soltó el golpe, el diputado Alejandro Gutiérrez escondió la mano y se fue a refugiar tras los cuerpos de los encargados de seguridad.
-¡Cobarde, es usted un cobarde! -le espetó Fernández Noroña, ya de salida, mientras otras diputadas del Partido Revolucionario Institucional la emprendían contra los reporteros que cubrían el acto.
-¡Saquen también a la prensa! -demandó Claudia Esqueda, quien repetía que ``esa no es la prensa que merece México'', a lo que un reportero le preguntó: ``¿Y acaso sí son ustedes los diputados que merece este país?''
La respuesta puso fuera de sí a la legisladora del PRI, que desencajada le exigía al reportero que no le hablara de tú. ``Yo tengo fuero y tú no'', argumentó.
La trampa de Suárez Dávila
Restablecida la calma prosiguió la comparecencia, pero de pronto, cuando Ortiz Martínez se preparaba a dar una ``contrarréplica'' al Partido de la Revolución Democrática, el coordinador de esta fracción, Pedro Etienne, se levantó y preguntó si el que comparecía era el funcionario o los diputados.
-¿Por qué? -se preguntaron los legisladores.
Etienne explicó que el formato acordado en la Comisión de Hacienda no le daba el derecho al funcionario de contrarréplica, porque ello colocaba a los diputados como los comparecientes.
-Se están comportando igual que con la reforma electoral, dicen una cosa y la cambian de última hora -dijo Etienne, y provocó que de inmediato bajaran a su lugar el presidente de la Comisión de Hacienda, Francisco Suárez Dávila, y la operadora política de Roque, Rosario Guerra.
Ahí, en el diálogo, quedó claro que Suárez Dávila le había dicho a Roque que la oposición había aceptado que en la comparecencia el secretario tuviera derecho a contrarréplica, cuando en realidad ello no había sido así.
Guerra parecía querer comerse con una mirada de reproche a Suárez Dávila, y luego, al preguntarle el motivo de su expresión, respondió: ``Es un pendejo''.
La comparecencia terminó sin pena ni gloria: ``No es presidenciable'', ironizaban los propios legisladores del Revolucionario Institucional, mientras Guillermo Ortiz se alejaba de San Lázaro, ahora sí, con su tenencia ya pagada
Roberto González Amador y Juan Antonio Zúñiga M. El saldo del endeudamiento total del sector público, tanto externo como interno, ascendió a 842 mil 500 millones de pesos al cierre del tercer trimestre de este año, una cantidad equivalente a 33.8 por ciento del producto interno bruto (PIB), informó ayer la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
En cuanto a la deuda externa neta del sector público, la dependencia indicó que, al tercer trimestre de 1996, ascendió a 91 mil 135.3 millones de dólares, lo que representó un crecimiento de 5 mil 17.4 millones de dólares, equivalente a 5.82 por ciento, respecto del nivel que tuvo en el mismo periodo de 1995.
En un resumen del Informe sobre las finanzas y la deuda pública, entregado al Congreso, la SHCP dio a conocer que hasta septiembre el monto del endeudamiento externo bruto, que incluye todos los pasivos externos del sector público, ascen- dió a 99 mil 722 millones de dólares, una cantidad superior en 3 mil 897.8 millones de dólares (4.06 por ciento) a la registrada en el mismo periodo de 1995.
Sobre el comportamiento de la deuda pública interna, el informe hacendario indica que, en términos brutos, ésta ascendió a 173 mil 748.4 millones de pesos e implicó un crecimiento anual de 2.88 por ciento, en tanto que el endeudamiento interno neto, que descuenta al anterior las cuentas acreedoras del gobierno federal, pasó de 118 mil 571.9 millones de pesos en septiembre de 1995 a 138 mil 396 millones al concluir el tercer trimestre de este año, lo que representó un aumento de 16.7 por ciento.
La Secretaría de Hacienda señaló que, en materia de deuda pública externa, el acceso a los mercados internacionales de capital, en términos cada vez más favorables en cuanto a plazo y costo, permitió lograr el refinanciamiento de este endeudamiento en mejores condiciones.
La dependencia destaca en su informe el pago anticipado de 7 mil millones de dólares del paquete de apoyo financiero otorgado a través del Departamento del Tesoro estadunidense. Esta operación, agregó, redujo en poco más de un año el saldo de ese crédito contingente, de un nivel máximo de 12 mil 500 millones de dólares, a sólo 3 mil 500 millones.
Respecto al endeudamiento interno del gobierno federal, la SHCP indicó que el plazo promedio de vencimiento de los valores gubernamentales en poder del público, que representan aproximadamente 82 por ciento de la deuda interna bruta, pasó de 282 días en diciembre de 1995 a 310 días al cierre de septiembre pasado.
La deuda pública externa alcanzó un monto equivalente a 27.8 por ciento del PIB, mientras que la interna, en términos netos, permaneció constante en seis por ciento del PIB.
Superávit fiscal
Al cierre de septiembre, el balance público registró un superávit de 19 mil 644 millones de pesos, un saldo favorable a los ingresos gubernamentales 23 veces superior al registrado en todo 1995, año en que se situó en 815 millones de pesos.
Según la SHCP, el incremento en el superávit público es atribuible, entre otros factores, al menor costo financiero de la deuda pública, a la racionalización de las ``erogaciones corrientes no prioritarias'' y a la favorable evolución del precio internacional del petróleo mexicano.
Agrega que en el tercer trimestre de este año los ingresos presupuestales sumaron 396 mil 26 millones de pesos, en tanto que al cierre de septiembre el gasto neto del sector público fue de 379 mil 379 millones de pesos, de los cuales 82.8 por ciento correspondió al gasto primario del sector público y el resto, 65 mil 61 millones, se destinó a cubrir el costo financiero de la deuda pública.
En cuanto a las finanzas del gobierno federal, el informe entregado por Hacienda al Congreso señala que a septiembre presentó un balance deficitario de dos mil 548 millones de pesos, producto de un superávit primario de 51 mil 113 millones de pesos y de un costo financiero de 53 mil 660 millones de pesos.
Añade que los ingresos del gobierno federal se ubicaron en 261 mil 781 millones de pesos y ``mostraron una significativa mejoría respecto de lo recaudado durante el primer semestre del año''.