El Episcopado, por una transición más sólida en política y economía
David Aponte Los mexicanos viven divisiones e injusticias. Muchos de ellos padecen hambre, falsas promesas, violencia, el desprecio de sus culturas, la humillación y la pobreza extrema, consideró ayer la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM).
En la presentación de su mensaje producto de la 61 Asamblea Plenaria, celebrada en Lago de Guadalupe, el vicepresidente del órgano colegiado, Luis Morales Reyes, dijo que la crisis económica sigue vigente, la economía del país es todavía débil.
``Deseamos una transición más sólida y democrática en los ámbitos económico y político, que trascienda los planes sexenales, que llegue al año 2000, a largo plazo'', expuso.
El también obispo de Torreón comentó que los mexicanos ya no quieren vivir ``sobresaltos'' económicos anuales. El país requiere de un proyecto sólido, de un horizonte nuevo en los ámbitos económico, político y social. Un futuro mejor.
Sin embargo, la economía nacional es dependiente del exterior y pobre. La nación está muy limitada y ``mientras la mesa de los mexicanos no se mejore, habrá descontento'', continuó.
En verdad, los mexicanos aceptarían ``está medicina amarga'', el plan de recuperación económica, si ya no hubiera más sobresaltos y su economía mejorara en el corto plazo, agregó el obispo.
Hace falta unión en el interior de la Iglesia
Antes de concluir los trabajos de la asamblea, que se efectuaron del 11 al 15 de noviembre en Lago de Guadalupe, la jerarquía católica dio a conocer un mensaje de los obispos y de los 110 superiores y superioras de las órdenes religiosas invitados al evento. En el texto manifestaron la necesidad de la unidad al interior de la Iglesia católica.
``Los obispos y sacerdotes, personas consagradas y laicos, queremos estar unidos, aceptando la diversidad de cada uno, que es auténtica riqueza para lograr una fecunda y ordenada comunión, y así realizar nuestra misión en la sociedad'', expusieron.
En ese contexto, mencionaron que es doloroso constatar, una vez más, que los mexicanos viven divisiones e injusticias. Por esa razón, los obispos y los religiosos han resuelto vivir en forma más ``creíble'' su trabajo conjunto y llevar el evangelio a todas las personas, especialmente las más pobres.
``Para cumplir su misión de ser imagen de Cristo siervo, los consagrados y las consagradas están llamados a recuperar la imagen de Cristo, deformada en el rostro de muchos hermanos y hermanas por el hambre, las falsas promesas, la violencia, el desprecio de sus culturas, la humillación, la pobreza extrema'', agregaron en el mensaje firmado por el arzobispo de Xalapa y presidente de la CEM, Sergio Obeso Rivera, y el presidente de la Conferencia del Instituto Religioso de México, padre Jorge Ortiz.