Francisco Barnés: el cambio en la UNAM debe ser por consenso
Georgina Saldierna y José Gil Olmos Para mejorar el quehacer de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Francisco Barnés de Castro, director del Instituto Mexicano del Petróleo, planteó la necesidad de crear un plan de acción estratégico incluyente y consensuado entre la comunidad universitaria.
Un plan de desarrollo mediante el cual la institución pueda responder de mejor manera y más operativamente a las necesidades de la sociedad, y logre incrementar la calidad, la relevancia y la trascendencia de lo que hace, subrayó.
Para alcanzar esta meta, consideró que la UNAM debe transformarse en un sistema organizado de entidades con mayor autonomía e independencia; establecer programas de licenciatura más flexibles; lograr una mayor interrelación entre la investigación, la docencia y la difusión de la cultura, y seguir fortaleciendo su bachillerato, el cual es parte constitutiva de esta casa de estudios.
En entrevista, Francisco José Barnés de Castro dijo que para lograr el cambio de la Universidad se requiere incluir a toda la comunidad en este proceso y consensuar entre los diversos sectores las acciones a realizar.
``Si no definimos las grandes estrategias, objetivos y metas, es muy difícil articular los elementos de una comunidad tan compleja como la de la UNAM'', advirtió. En cambio, resulta mucho más sencillo cuando las estrategias son explícitas, consensuadas y la comunidad las ha hecho suyas y trabaja armónicamente para lograrlas, agregó Barnés de Castro, uno de los universitarios mencionados para ocupar la rectoría de la Universidad Nacional en los próximos cuatro años.
Dentro de este marco, señaló que a la administración central le toca conducir el proceso para diseñar el plan de acción que le dé contexto a los esfuerzos que realice cada una de las partes.
Ex secretario general de la UNAM, puesto desde el que impulsó el nuevo reglamento de posgrado y la modificación de los criterios de evaluación para el otorgamiento de las primas de desempeño del personal académico, dijo que para transformar a la institución debe reconocerse que francamente es diversa tanto en sus estructuras como en sus productos.
De igual manera dijo que es importante asumir sistemas de evaluación y plantear qué Universidad se desea, qué hay, qué hacer y cómo, subrayó.
El ex director de la Facultad de Química señaló que hay cosas que hizo el actual rector de las que hay que partir, revisar qué cosas están funcionando, cuales están pendientes y qué otras, que están sólo planteadas, hay que resolver.
Por ejemplo, destacó que hace falta una Universidad que tenga una interacción aún mayor con la sociedad, que responda de mejor manera y más operativamente a las necesidades de cambio que se dan en la sociedad. Esto implica abrir nuevos canales y esquemas de colaboración; que la Universidad aprenda a que le valoren su quehacer y que siga siendo una institución crítica consigo misma y con la sociedad, para identificar en qué debe transferir sus recursos y colaborar.
Subrayó que los sistemas de evaluación que ya se aplican en la UNAM deben seguir perfeccionándose para medir ``la eficiencia y la eficacia con que hacemos las cosas'', y para saber si los recursos económicos se están usando de manera racional, con el mayor impacto posible, con calidad internacional y sirviendo lo más posible a la sociedad que la financia.
Agregó que la evaluación tiene que servir para incrementar la calidad, la relevancia y la trascendencia de lo que se hace en la institución, y para renovar las diferentes actividades universitarias.
De acuerdo con Barnés de Castro, la evaluación no sólo debe quedar en manos de los propios universitarios, sino también agentes externos de la institución tienen que opinar, porque lo que ``queremos es que estos instrumentos sirvan para valorar el trabajo que la Universidad hace para y frente a la sociedad''.
En otra parte de la entrevista señaló que el país se está descentralizando. Las regiones y sectores están teniendo cada vez más importancia, con respecto del centro, y por tanto la Universidad debe mantener su dimensión nacional mediante unidades descentralizadas.
Recordó que el rector Guillermo Soberón inició esta estrategia y José Sarukhán continuó ese esfuerzo. Ahora hay que tener una presencia descentralizada, pero definiendo con precisión qué es lo que se espera de cada una de estas sedes en las tres funciones de las universidades, es decir, investigación, docencia y difusión de la cultura.
Por el momento, sostuvo, se están descentralizando los grupos de investigación más fuertes, pero hay que pensar de qué manera y con qué alcance ampliamos su función a estudiantes de licenciatura y a la labor de divulgación''.
Al hablar sobre este punto, señaló que es necesario transformar a la Universidad en un sistema organizado de entidades con mayor autonomía, independencia, capacidad de gestión y transformación académica. Por ejemplo, las unidades interdisciplinarias (ENEP y FES) deben transformarse en campos con esquemas autónomos dentro del marco de la ley orgánica de la UNAM.
Pero para ello, subrayó, no basta con transferirles responsabilidades de la administración central, es necesario que tengan capacidad de acción y de toma de decisiones. Eso implica rediseñar su esquema de funcionamiento, porque no se puede dar autonomía porque la autoridad lo decide, sino debe hacerse de manera concertada y gradual.
Impulsor de una exitosa campaña de financiamiento en favor de la Facultad de Química cuando fue su director, destacó que es importante seguir avanzando en instrumentos que vayan facilitando una mayor interacción entre la investigación, la docencia y la difusión de la cultura. De esta manera, dijo, deben continuar impulsándose los esfuerzos de investigación que se hacen en escuelas y facultades, donde los grupos académicos reciban apoyos equivalentes a los que obtienen los ubicados en los institutos.
Promotor del nuevo reglamento de posgrado de la UNAM --que permite a los estudiantes obtener una formación profesional multidisciplinaria--, Barnés de Castro dijo que en la licenciatura es necesario hacer un esfuerzo similar al que se hizo en aquel nivel educativo.
``Necesitamos programas de licenciatura más flexibles que permitan que los estudiantes con inquietud puedan explorar temas afines o disímbolos a su carrera, para tender los puentes con otras disciplinas, e integrar equipos y visiones multidisciplinarias.
Sobre las ciencias sociales, señaló que han recibido un apoyo similar a las ciencias naturales. Pero en este tema, el problema no es de apoyos, sino de diseñar con los académicos del área una estrategia que permita renovar y fortalecer sus cuadros y mejorar la trascendencia de lo que hacen.
Señaló que la problemática de las ciencias sociales no es un asunto trivial, pero su solución no puede venir de las autoridades, se requiere la participación de los investigadores y docentes del área.
Insistió en que no es un problema de dinero, sino de identificar las prioridades y reformular las estrategias para avanzar. Si se identifica qué es lo importante y lo trascendente que se hace en ciencias sociales y en todas las demás ciencias, será más fácil atraer recursos económicos del gobierno y de otros sectores de la sociedad, destacó.
Por último se refirió a los planteles del CCH y la Escuela Nacional Preparatoria. Desmintió que esté a favor de su desvinculación de la UNAM, al manifestar que de ser llamado a la Junta de Gobierno para presentar un programa de trabajo, propondría ahí nuevas estrategias para fortalecerlo, como parte constitutiva que es de la Universidad.