Francisco Vidargas
Coloquio y denuncia

El próximo jueves 21 dará inicio, en la ciudad de San Luis Potosí, el V Coloquio del Seminario de Estudio y Defensa del Patrimonio Artístico Monumental cuyo tema ahora será Turismo y patrimonio cultural. Se llevarán a cabo tres mesas dedicadas a Centros históricos y patrimonio comunitario, Museos, bienes muebles y cultura popular y Zonas arqueológicas, y en ellas participarán expertos de las universidades de Colima, México, San Luis Potosí y Yucatán, además del Icomos, los institutos nacionales de Bellas Artes y Antropología, la Secretaría de Turismo y los colegios Nacional de restauradores y de Arquitectos de San Luis.

Asimismo se llevarán a cabo un justo homenaje a la infatigable labor del arquitecto Francisco Javier Cossío Lagarde, director de la Casa de Cultura de San Luis Potosí, y la apertura de una exposición sobre patrimonio a cargo de la embajada de Francia.

Con la realización de este coloquio, el Seminario mantiene vigente uno de sus propósitos fundamentales, el de propiciar el ``intercambio de conceptos y estudios sobre el tema de la conservación, estableciendo normas y lineamientos para su mayor difusión'', además de contribuir con la sociedad, las autoridades y las universidades para ``evitar el deterioro de todos aquellos bienes, muebles e inmuebles que, por su calidad artística o su trascendencia histórica o social, constituyen nuestro patrimonio, por lo que deben ser respetados, protegidos jurídicamente y reparados físicamente, para evitar su menoscabo''.

En marzo de 1939 el arquitecto Luis MacGregor --uno de los primeros estudiosos y defensores del arte novohispano-- señalaba en su texto sobre La riqueza monumental de México y el turismo que era menester, ``para sobrellevar la carga que significan la defensa, la conservación y la restauración y ponderación de las riquezas monumentales, típicas y las bellezas naturales'', una estrecha relación entre patrimonio y turismo, a fin de que ``parte de los productos que éste origine, se apliquen a ese fin''. Hoy en día el binomio patrimonio y turismo no sólo significa ingresos para la nación, sino que también es un activo factor de destrucción de ciudades monumentales. Para ``agradar al visitante'', muchas autoridades locales emprenden acciones que lesionan irreversiblemente la fisonomía arquitectónica de sus entidades, sin darse cuenta que el turismo busca precisamente esos lugares por su carácter ``típico'', alejado de toda modernidad urbana.

En aras del turismo gran cantidad de poblaciones han visto incrementarse la modificación de fachadas e interiores, el uso de materiales y colores ajenos a la zona y la mutación irresponsable del entorno natural. Es la desaparición de ese aspecto tradicional de los pueblos mexicanos, la pérdida total --escribe Carlos Fuentes-- de ``la armonía tan deseada y la paz de los elementos''.

Uno de los usos más recurrentes --a lo largo del país-- para alterar sitios únicos, es la sustitución de los pavimentos pétreos originales por planchas de cemento. Los casos se suceden: recientemente lo hemos visto en la antigua Taximaroa (hoy Ciudad Hidalgo), donde el municipio emprendió trabajos de cambio de colores, texturas, niveles de piso y banqueta, quitando el empedrado original de la calle Galeana (en la parte posterior del templo de San José, convento franciscano del siglo XVI) por concreto, sin resolver siquiera los problemas del sistema de agua potable y alcantarillado.

Ahora el ``honor'' le corresponde a las autoridades locales de la villa de Armadillo de los Infante (en el valle de Santa Isabel), ``vetusta y recoleta población --así descrita por Rafael Montejano y Aguiñaga-- que jamás alcanzó los dos mil habitantes, situada a unos 56 kilómetros al oriente de la capital de San Luis Potosí''. Ciudad conservada por sus propia gente, ocupa un lugar destacado en la historia mexicana ya que la imprenta armadillense (primera del siglo XX, abierta por el grabador Josef Alexo Infante) fue la sexta en todo el país.

El pasado 5 de noviembre la asociación Pro San Luis Monumental (a través de su coordinadora general Rosa Helia Villa de Mebius) envió una carta al gobernador del estado en la que manifiesta su desacuerdo con las acciones emprendidas por el edil local, quien decidió (al igual que en Santa María del Río) retirar el pavimento de piedra que se encontraba en perfectas condiciones para asfaltarlo, lesionando gravemente la fisonomía urbana. Siendo esta una ciudad de piedra --como dijera Francisco de la Maza de su tierra natal-- ``no debe oponérsele otro material menos noble en sus calles''. Hasta ahora las autoridades responsables del patrimonio potosino no han hecho nada, esperemos que el Congreso estatal sí lo haga.