La Jornada 21 de noviembre de 1996

86 ANIVERSARIO DE LA REVOLUCION MEXICANA

José Antonio Román y Roberto Garduño E. ¡Ya, por favor!, cortó tajante el presidente Ernesto Zedillo, cuando un reportero le inquirió sobre si debatiría con los partidos políticos de oposición el contenido de la reforma política.

Fue el epílogo de la conmemoración del 86 aniversario del inicio de la Revolución Mexicana, donde una de las notas visibles fue el vasto despliegue de seguridad en torno a las actividades que se llevaron a cabo en el Centro Histórico de la ciudad de México.


El presidente Ernesto Zedillo juega con su hija. Su esposa,
Nilda Patricia, observa durante el desfile conmemorativo
de la Revolución Mexicana.
Foto: José Antonio López

Dos horas antes de que el Ejecutivo federal viajara a cuatro naciones del continente asiático (China, Filipinas, Corea del Sur y Singapur), entregó el Premio Nacional del Deporte a Víctor Estrada, Jorge Rueda, Alejandro Guerrero y Saúl Mendoza.

Desde hora temprana, en la Plaza de la República, el presídium colocado de espaldas al Monumento a la Revolución se fue ocupando a medida que las manecillas del reloj avanzaban hasta marcar las nueve de la mañana. Poco a poco fueron llegando los funcionarios acompañados de sus escoltas, entre ellos el secretario de la Defensa Nacional, Enrique Cervantes Aguirre; el director general del Infonavit, Alfredo del Mazo González; y Francisco Labastida Ochoa, secretario de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural.

El jefe del Departamento del Distrito Federal, Oscar Espinosa Villareal, entró por el lado del sillerío. ¡Oscar, Oscar, Oscar!, gritó un grupo de mujeres que se identificó como ``gente de Guillermina Rico''. El regente correspondió con el brazo en alto: ¡Quiubo Paco! ¡Buenos días!

--Señor, ¿ya se están revisando los montos de los impuestos para 1997? --se le preguntó

--Sí, ya se están revisando --respondió, y aceleró el paso para entrar al cordón de seguridad que dividía a los funcionarios de los reporteros.

Sobre el templete, el líder del Senado, Fernando Ortiz Arana, se acercó a Silvia Hernández, la secretaria de Turismo. Ambos políticos, mencionados como posibles candidatos a la gubernatura de Querétaro por el PRI, conversaron muy en corto.

A las nueve en punto llegó a la explanada oriente del Monumento a la Revolución el convoy presidencial, y empezó la ceremonia conmemorativa del inicio de la gesta revolucionaria de 1910.

Ante los gabinetes legal y ampliado del gobierno federal, el secretario de Gobernación, Emilio Chuayffet Chemor, resaltó que la auténtica revolución ``es la de la conciliación y la unidad nacional''. Con tono de voz elevado, y matizando las líneas de su discurso, citó a Octavio Paz: ``el pueblo mexicano se adentró en sí mismo, en su pasado y en su sustancia, para extraer de su identidad, de su entraña, su filiación''.

Sobre las azoteas de los edificios circundantes y en el mismo Monumento a la Revolución, integrantes del Ejército Mexicano vigilaban el desarrollo del acto oficial.

Una hora más tarde, en los balcones del Palacio Nacional, el presidente Zedillo, su familia y sus colaboradores más cercanos observaron las suertes, acrobacias y evoluciones que realizaron los participantes del desfile deportivo.

En uno de los balcones, Silvia Hernández no se le despegó a Luis Téllez Kuenzler, jefe de la Oficina de la Presidencia de la República, quien asumió la actitud de escucha de la secretaria de Turismo. En otro, Genaro Borrego Estrada, director general del IMSS; Juan Ramón de la Fuente, secretario de Salud; Carlos Rojas Gutiérrez, titular de la Sedeso; Mario Luis Fuentes, director del DIF, y Manuel Aguilera Gómez, del ISSSTE, lo más que comentaban eran las ``arriesgadas'' evoluciones de los jinetes de la UNAM.

El paso de Lucha Villa frente al Palacio Nacional provocó la curiosidad de los funcionarios, y algunos hasta sacaron de las bolsas de sus trajes sus lentes para observarla mejor. En grupos que se formaron en torno a los balcones, los secretarios de Estado y directores generales de instituciones de gobierno se protegieron de los reporteros, algunos cruzaron breves saludos con los informadores, pero hasta ahí. Nada declararon.

Y es que la espera a que se vieron forzados los reporteros por los militares del Estado Mayor Presidencial, se prolongó por más de 90 minutos. Tuvieron que aguardar afuera, en el frío pasillo del tercer piso del Palacio Nacional. Otros mejor se fueron a la sala de prensa a ver el desfile a través de los monitores.

Cuando por fin se permitió la entrada al salón de recepciones, el desfile estuvo por terminar y los funcionarios se juntaban en grupos infranqueables. Al mismo tiempo el último contingente de charros cruzaba la Plaza de la Constitución, iniciaba la ceremonia de entrega del Premio Nacional del Deporte.

Después de la sesión de fotos y congratulaciones a los tres deportistas y al entrenador de clavados, Zedillo atravesó el salón de recepciones del Palacio Nacional, donde un reportero eludió a la escolta militar y alcanzó a preguntarle:

--Señor Presidente, con todo respeto, ¿aceptará debatir con los partidos de oposición la reforma electoral y su visión de la reforma del Estado?

--¡Ya, por favor! --fue la respuesta del mandatario, quien esbozó una sonrisa y tomó del brazo a su esposa Nilda Patricia, con quien mantuvo el paso rumbo a la salida del salón de recepciones.

Ante el desconcierto del general Roberto Miranda y los escoltas del Estado Mayor, la familia presidencial se encaminó hacia la biblioteca del Palacio Nacional.

Horas antes, en un pasaje de su discurso, el secretario de Gobernación había dicho que la validez de ``la reforma no está en duda''.


De los corresponsales Al conmemorarse el 86 aniversario del inicio de la Revolución Mexicana, miles de integrantes de organizaciones políticas, laborales y de deudores se manifestaron ayer en al menos diez estados del país para presentar sus demandas y su rechazo a la política económica del gobierno, así como a lo que llamaron el ``saqueo'' del patrimonio nacional y la ``entrega`` de la nación al extranjero.

En Tapachula, Chiapas, más de dos mil militantes del Frente Amplio de Organizaciones para la Liberación Nacional (FAO-LN) y del Partido de la Revolución Democrática (PRD) se manifestaron frente al palacio municipal para exigir la desmilitarización del estado y elecciones para gobernador, ya que, según dijeron, la reelección de Julio César Ruiz Ferro como mandatario interino ``violaría la Constitución política del estado''.

El arribo de los manifestantes al parque Hidalgo se produjo en un clima de tensión, ya que ocurrió cuando el orador del desfile oficial narraba los ejercicios que efectuaban elementos del Ejército y la Armada de México frente a las autoridades municipales.

Entre las demandas, destacaron la renuncia del secretario y el subsecretario de Gobierno, Eraclio Zepeda y Uriel Jarquín, respectivamente, así como del procurador de Justicia del estado, Jorge Gamboa, a quienes acusaron de financiar guardias blancas para reprimir a las organizaciones que solicitan reparto de tierras o precios justos de garantía para los granos básicos.

En Chilpancingo, Guerrero, el discurso oficial tuvo que ser suspendido a la mitad para dar inicio al desfile porque los asistentes lanzaron una rechifla al senador Israel Soberanis Nogueda, cuando éste resaltaba los supuestos logros del gobierno en materia de asistencia social.

Durante los festejos, el Ejército y los cuerpos policiacos implementaron un dispositivo especial, debido a los rumores de que el Ejército Popular Revolucionario celebraría este 20 de noviembre el Día del Héroe Guerrillero. Tanquetas y soldados fueron movilizados en las poblaciones cercanas a la capital del estado, mientras que en el desfile deportivo era notoria la presencia de agentes de Gobernación y militares infiltrados.

Mientras tanto, seis jóvenes fueron detenidos en Ciudad Obregón, Sonora, cuando distribuían propaganda en favor del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) entre los asistentes al desfile. Guadalupe González, comandante de la policía municipal, dijo que uno de los detenidos, de nombre César Carlos García Valenzuela, fue aprehendido por escandalizar en la vía pública.

En Monterrey, Nuevo León, manifestantes pertenecientes a la Asociación de Veteranos del Trabajo Hermanos Flores Magón lamentaron que, a 86 años de la lucha armada que costó más de un millón de vidas de mexicanos, el pueblo permanezca en las mismas condiciones que entonces.

Reclamaron que los ferrocarriles, que debieran ser la columna vertebral de la nación, hayan sido saqueados, quebrados y vendidos a precio de chatarra; lo mismo, dijeron, hicieron con las minas de cobre en Sonora y las de oro y plata en Hidalgo y Zacatecas; con el carbón en Monterrey; con los Altos Hornos en Monclova, y con los puertos y aeropuertos, y lo mismo pretenden hacer ahora con la petroquímica básica y los crudos del petróleo.

En Xalapa, manifestantes convocados por el Frente Amplio y Democrático de Barzones de Veracruz marcharon de espaldas cuando pasaron frente al palacio de gobierno, desde donde el gobernador, Patricio Chirinos, presenciaba el desfile.

Fernando Jácome Roldán, dirigente local de El Barzón Nacional de la Unidad, informó que existen más de 80 mil deudores veracruzanos, cuya cartera vencida asciende a unos 20 mil millones de pesos. La intención del Frente, dijo, es conjuntar esfuerzos para renegociar las deudas ante la banca y para luchar en contra de los incrementos desmedidos de cobros a servicios como la energía eléctrica, el agua y el teléfono.

El tradicional desfile deportivo efectuado en Tijuana, Baja California, incluyó en esta ocasión manifestaciones contra la política económica del gobierno de Ernesto Zedillo y en favor del EZLN. Un ciudadano se desangró en pro de la regulación de los servicios quirúrgicos y castigo en los casos de negligencia médica que recientemente se han presentado en esta frontera.

En Aguascalientes, unos 500 integrantes de Organizaciones No Gubernamentales estuvieron a punto de enfrentarse con un grupo de policías que les impedían el paso para integrarse a los contingentes ``oficiales'' del tradicional desfile. Luego de pasar la barrera policiaca, los manifestantes cerraron el desfile con exigencias a la Comisión Federal de Electricidad de que elimine el cobro de derecho de alumbrado público y de mantenimiento de líneas, debido a que encarece los recibos.

En tanto, unos 100 agentes que debían vigilar el tránsito vehicular durante los festejos del inicio de la Revolución Mexicana, en Mazatlán, Sinaloa, suspendieron sus labores en demanda de aumento salarial y la recategorización de puestos.

Al presidir la ceremonia y el desfile efectuado en Morelia, el gobernador de Michoacán, Víctor Manuel Tinoco Rubí, y el presidente del Congreso local, Héctor Terán Huerta, reconocieron que, a 86 años de iniciada la Revolución, persisten las desigualdades y la pobreza que le dieron origen.

Su homólogo de Jalisco, el panista Alberto Cárdenas Jiménez, se pronunció por la reelección de presidentes municipales y diputados locales y por la ampliación, de tres a cuatro años, de sus respectivas gestiones, debido a que en muchas ocasiones dejan acciones pendientes por la premura del tiempo.

Hasta en El Paso, Texas -una de las ciudades más importantes para el movimiento armado de 1910-, se recordó la gesta heroica, con un desfile de ciudadanos estadunidenses de origen hispano alrededor de la plaza principal, una serie de conferencias encabezadas por Guadalupe Rivera Marín, hija del pintor mexicano Diego Rivera, y una exposición de fotografías y cuadros alusivos a la Revolución, organizada por el consulado de México.

(Francisco Marañón, Hugo Pacheco, David Carrizales, Manuel Enríquez, Jorge Cornejo, Carlos A. Gutiérrez, Víctor Guerra, Teresa Gurza, Gerardo Rico, Rubén Villalpando y la corresponsalía en Hermosillo, Sonora).