``Alto riesgo'' de enfrentamientos si hay desalojos, dicen ambulantes
Miriam Posada, Alberto Nájar y Pascual Salanueva El ``armamento y las trincheras'' están listos para que de un momento a otro comience la ya acostumbrada batalla de fin de año entre vendedores ambulantes, inspectores de Vía Pública y policías.
El anuncio hecho por el DDF, en el sentido de que en ocho días limpiará el Centro de toreros, puestos semifijos, cajueleros y cualquier variación del rubro del ambulantaje, puso en ``alerta roja'' a los comerciantes, quienes están dispuestos a defender sus lugares.
En el Zócalo, una mujer golpea a un vendedor ambulante
porque éste
golpeó a su hijo. Foto: Carlos Cisneros
Por lo menos palos, piedras, tubos, bats, varillas y hasta bombas molotov podrían salir a relucir hoy en las calles del Centro si la delegación Cuauhtémoc se decide a iniciar el retiro de vendedores.
Y es que ninguno está dispuesto a ceder el territorio que ``tanto'' trabajo les ha costado ``conquistar''. La postura de los ambulantes está bien clara: ``Si vienen a sacarnos tenemos con qué responder'', advirtieron algunos vendedores, quienes afirmaron que ``ya tenemos experiencia en estas cosas''.
Como si fuera un reto, y casi con deseos de que ``llegue la hora'', los ambulantes Del Carmen, Colombia, 20 de Noviembre y Corregidora, entre otras calles, aseguraron que ``después de la tormenta viene la calma; lo que pasa es que no les hemos llegado al precio a los de la delegación, pero en cuanto nos arreglemos ni quién diga nada''. Otros de plano dijeron: ``Para qué nos hacemos si al final de cuentas vamos a vender, porque todos salen ganando con nosotros''.
A su vez, Alejandra Barrios, lideresa de la Asociación Cívica Legítima de Ambulantes, advirtió que no permitirán que granaderos los desalojen de las calles del Centro, porque ``la gente tiene mucha hambre y necesidades'', además, tienen derecho a ganarse unos pesos ``para pasar una Navidad más o menos''.
En entrevista, dijo que la intención del DDF y la Canaco es quedarse con todas las ventas de la temporada navideña ``y dejarnos a nosotros las sobras; eso no lo podemos permitir porque es la única época en que nos podemos recuperar en todo el año''. Barrios reconoció que si los granaderos pretenden efectuar los desalojos existe un alto riesgo de que se presenten enfrentamientos, porque ``la gente tiene mucha hambre y a veces nos rebasan; yo no me imagino cómo va a reaccionar una persona que tiene que llevar de comer a sus hijos''.
Por su parte, tres inspectores de Vía Pública de la delegación Cuauhtémoc, entrevistados ayer, reconocieron que existe una gran corrupción en contra del ambulantaje, la cual es alentada por el propio subdelegado jurídico y de Gobierno, Carlos Javier Vega Memije, quien a través de varios de sus subordinados obliga a éstos a extorsionar a todos los vendedores ambulantes del Centro Histórico y sus alrededores, afirman.
Durante la entrevista en la que pidieron fueran omitidos sus nombres por temor a represalias, manifestaron que dicho funcionario ha favorecido a un grupo de personas consideradas como sus ``verdaderos incondicionales'', entre los que se encuentran el coordinador del Centro Histórico y jefe de la zona de San Cosme, Anatolio Quintana, y los subordinados de éste, Juan Sánchez Martínez, Esteban Hernández, José Hernández, Simón Sánchez, Mario López y Enrique Carrillo.
Expresaron que en total son 250 inspectores de base y otros 300 a los que se les dio empleo mediante contrato; de éstos unas 100 personas de ambos grupos no trabajan, ya sea porque están inconformes con las prácticas de corrupción propiciadas por Anatolio Quintana o porque simplemente son aviadores.
Los entrevistados dieron a conocer que los aproximadamente 14 ``incondicionales'' de Quintana son los responsables de cobrar todos los días, a los cerca de 30 mil vendedores ambulantes, entre 30 y 50 pesos, cuya cantidad, dijeron, en buena parte va a parar a los bolsillos del propio subdelegado jurídico y de Gobierno de la Cuauhtémoc, Vega Memije.
Hicieron saber que los enfrentamientos que se han suscitado entre los ambulantes se deben al cobro que hace Quintana de dos y hasta tres veces el mismo espacio