El PRI, ``gran perdedor'' de los cambios sobre financiamiento a partidos, afirman Oñate y su secretario de Administración y Finanzas
José Ureña El Partido Revolucionario Institucional (PRI) ``es el gran perdedor de las reformas a las leyes electorales en materia de financiamiento'', afirmaron los dirigentes priístas Santiago Oñate y Octavio West.
West, diputado federal y secretario de Administración y Finanzas del Comité Ejecutivo Nacional, se auxilió de documentos, cuadros estadísticos, del presupuesto del Instituto Federal (IFE) para 1997 y de calculadoras para explicar su aserto:
``Somos los perdedores porque cedimos ocho puntos del dinero que nos correspondería para 1997. De acuerdo a la fórmula constitucional vigente hasta antes de la reforma, íbamos a tener 275 millones de pesos de presupuesto base.
``A esa cifra se le agregaría el índice inflacionario de 1996 y llegaría a 352 millones. A esa cantidad, también por mandato constitucional, se le añadiría la inflación estimada para 1997 y eso nos daría aproximadamente 404.4 millones de pesos.
``Como el año próximo es electoral, por ley deberían darnos el doble. Es decir, a los 404.4 millones les correspondería otra suma igual y la suma fijaría nuestro subsidio para 1997: casi 809 millones de pesos.
``No sería el total. Como de acuerdo a nuestras estadísticas el financiamiento público representa apenas 47 por ciento del total de nuestros ingresos, estaríamos en posibilidad de conseguir recursos privados por una cifra mucho mayor, casi 900 millones de pesos más.
``En lo sucesivo, en respeto a la reforma recién aprobada, el financiamiento que recibiremos no llegará a esa cantidad y estamos obligados a que el financiamiento privado por ninguna razón rebase la décima parte del total.
``Eso es apenas una parte. La otra es que en 1995 y 1996 estamos recibiendo entre 51.5 y 52 por ciento del dinero canalizado por el IFE a los partidos y con la nueva fórmula apenas aspiraremos a 43 por ciento, ocho puntos porcentuales menos''.
-Si ustedes son los perdedores, ¿por qué votaron por la nueva fórmula?
-Lo hicimos porque antes se aprobaron reformas a la Constitución por consenso y respetamos ese acuerdo, la fórmula de 30 por ciento del subsidio a distribuir en partes iguales y 70 por ciento de acuerdo a la capacidad electoral.
-La oposición dice que no es así y da cifras estratosféricas que presuntamente le beneficiarían al PRI...
-Esas cifras no existen, son cálculos sin base. Entre las razones políticas que motivaron a los priístas a aprobar la reforma están las garantías. ¿Cuáles? Bueno, que prevalezca el financiamiento público sobre el privado y que no se dependa tanto del financiamiento anónimo, que fue una constante en los argumentos de la oposición.
-¿Alguno de esos partidos recibe dinero cuestionable?
-Nosotros no sospechamos, no somos la Procuraduría General de la República ni ninguna autoridad. Para nosotros lo importante es que con la nueva legislación no puede haber financiamiento anónimo, encubierto, y es lo que más interesa.
-¿Van a reducir sus captaciones privadas, dado que el PRI recibió en 1995 el 53 por ciento de sus recursos de particulares?
-No podemos castigar nuestra eficiencia. Más bien pensamos en canalizar esos recursos a otras actividades -a institutos, a labor editorial, a investigación, por ejemplo- que sí puedan tener financiamiento privado y que no necesitan ser forzosamente priístas.
-¿No hará el PRI lo que el Partido de la Revolución Democrática (PRD), que anuncia que invertirá en obras sociales, en obra pública?
West repitió la respuesta de Oñate.
-No podemos. Sería ilegal que lo hiciéramos, pues la ley es muy clara y habla de actividades específicas. Nosotros haremos sólo lo que está permitido por la legislación. Estamos seguros que nunca aceptaremos recursos cuestionables y que tampoco haremos algo indebido para que nos cuestionen.
Oñate y West:
``Cuando hablamos de financiamiento anónimo, de dinero proveniente de quién sabe qué actividades, es que decimos que el asunto de la claridad del dinero para y de los partidos debe ser seguridad nacional. Es decir, es un asunto de Estado. Por eso decimos que es un asunto de Estado''