La Jornada 22 de noviembre de 1996

VISITA DE ESTADO A CHINA

Elena Gallegos y Mireya Cuéllar, enviadas, Pekín, China, 22 de noviembre Los presidentes de México y China, Ernesto Zedillo y Jiang Zemin, subrayaron aquí el destacado papel que en sus regiones tienen los dos países y acordaron una alianza estratégica que promueva los intereses de ambos pueblos a través de un intenso intercambio económico y político.

Por eso, se comprometieron a dar un impulso sin precedentes a la relación bilateral y a reforzar su participación en los mecanismos multilaterales de la región Asia-Pacífico, especialmente en la APEC.


Gira del Presidente Zedillo por Filipinas para participar en la cuarta
Reunión del foro de cooperación ecónomica para Asia y el Pacífico, que
se llevará a cabo del 24 al 26 de Noviembre.
Foto: Presidencia

Los dos países --insistió Zedillo-- tienen en común el propósito de participar de manera más activa en la economía internacional porque aspiran a un futuro de crecimiento, próspero y compartido, en un mundo equitativo, justo y en paz.

Mientras tanto, Zemin reiteró que México y China, por el rol que juegan en la región Asia-Pacífico, están obligados a edificar, con empeño y de la mano, relaciones duraderas y estables que revistan una relevancia significativa y estratégica en esta zona que es la que tiene el más alto potencial de desarrollo en el umbral del siglo XXI.

Los mexicanos --respondió Zedillo--, queremos estrechar nuestras relaciones con China y verla más cerca de América Latina.

Los mandatarios hablaron así al término de la primera ronda de conversaciones privadas que sostuvieron esta mañana (20 horas tiempo de México) y ante el pleno de sus comitivas reunidas en el elegantísimo Salón Este del Palacio del Pueblo, en cuyo vestíbulo principal se había efectuado una sobria y marcial ceremonia de bienvenida.

Antes de la sesión de trabajo con sus comitivas, los dos presidentes hablaron brevemente sobre las perspectivas de sus países. El anfitrión se refirió especialmente a las ``alentadoras realizaciones'' efectuadas por el gobierno y el pueblo de México ``en la construcción de la nación''.

La coyuntura para intensificar las relaciones entre México y China es ``excelente'', dijo después a Zedillo el presidente Zemin, quien se perfila como el sucesor del nonagenario líder moral Deng Xiaoping (retirado de la vida pública desde hace siete años y quien, aseguran, prepara su propio relevo), para lo cual estrecha vínculos con la alta burocracia del Partido Comunista, del que es también secretario general, y los mandos del Ejército Popular de Liberación.

Señaló que esta coyuntura no podría ser mejor ya que la economía china registra importantes porcentajes de un real y sano crecimiento (10 por ciento en promedio), mientras que la mexicana se encuentra en un claro proceso de ``resurgimiento''.

Agregó que para su gobierno ha sido muy satisfactorio constatar que durante el mandato del presidente Zedillo los vínculos de amistad chino-mexicanas han cobrado un mayor avance, y consideró que la potencialidad de la cooperación aún es muy grande.

El presidente Jiang Zemin recordó que en febrero de 1997 se celebrará el vigésimo quinto aniversario de la reanudación de relaciones diplomáticas entre ambos países. Después se supo que, en privado, Zemin le comentó al presidente Zedillo que precisamente para esas fechas viajará a México el señor Hu, séptimo en la jerarquía del Politburó del Partido Comunista y sobre quien el presidente chino habló con gran calidez.

Por su parte, el presidente de México comentó que venía a China a hablar, en nombre del pueblo, de cercanía, vecindad y coincidencias, no obstante la distancia geográfica que existe entre los dos países.

``Ambas naciones coinciden --dijo--, en que han tenido que hacer frente a diversas potencias y que en este siglo han llevado a cabo dos revoluciones de profundo contenido social que marcaron nuestro tiempo''.

Subrayó que México y China están, como nunca antes, más cerca en su trabajo en favor del respeto a la libre autodeterminación de los pueblos, la no intervención y la cooperación para el desarrollo. Luego recordó que, por ejemplo, en las votaciones que se dan en la ONU, ambos gobiernos coinciden en un 90 por ciento de los casos.

``Nuestra cercanía estriba, agregó, en que a partir de condiciones diferentes, los dos países han puesto en práctica estrategias propias para avanzar a una economía que sustente las oportunidades de superación y bienestar de nuestros pueblos''.

Recepción en el Palacio del Pueblo

El presidente Ernesto Zedillo acompañado de su esposa Nilda Patricia Velasco de Zedillo; el canciller José Angel Gurría; el jefe del Estado Mayor Presidencial, general Roberto Miranda; el vocero Carlos Almada; el subsecretario Juan Rebolledo Gout y el jefe de Protocolo, embajador Pedro González Rubio, así como los más importantes dirigentes empresariales, llegaron al aeropuerto de esta ciudad luego de una escala en Anchorage, Alaska, a las 22 horas con 15 minutos (las 8:15 hora de México).

De inmediato la comitiva se trasladó a la Casa de Huéspedes de Estado ``Diaoyutai'', donde se alojará durante su estancia aquí y que es un conjunto formado por 15 villas, cada una con una suite presidencial; sala de juntas y salón de banquetes. En una de esas villas, pasó la noche el Presidente de México.

Por la mañana se trasladó al corazón de Pekín, pasó por la Plaza Tiananmen, en donde se ubica también el Mausoleo que guarda los restos de Mao Tsé Tung y desde donde se pueden ver los muros rojizos que rodean a la Ciudad Prohibida.

Miles de chinos en bicicleta vieron el paso de la descubierta que escoltaba al invitado y que sorteó con cierta rapidez los congestionamientos que hacen que esta ciudad por momentos sea intransitable y en la que se han multiplicado, producto de la apertura, los anuncios y las señales en inglés.

En los arbotantes de las farolas de la plaza, los anfitriones hicieron colgar banderas de México y China, que dieron cierto colorido al gris panorama que hoy ofrece Pekín sobre el que cae un frío invierno.

En el enorme vestíbulo del Palacio del Pueblo ubicado a un costado de la Plaza Tiananmen y sede de la Asamblea Popular Nacional (integrada por 3 mil miembros), en minutos, decenas de chinos vestidos de negro y con corbata de moño instalaron un templete de honor.

También con rapidez se apostaron tras el mismo unidades de las tres armadas del Ejército Popular de Liberación (tierra, aire y mar) que rindieron honores al visitante.

Cuando Zedillo bajó del automóvil que lo llevó al Palacio, se escucharon las 21 salvas de honor. Después, junto a Zemin, escuchó los himnos de ambos países. ``La Marcha de los Voluntarios'' en recuerdo a la Gran Marcha que organizó Mao en 1933 y en la que participaron más de 120 mil campesinos para romper el cerco que le tendieron los nacionalistas encabezados por Chiang Kai-Shek apoyados por Estados Unidos.

Después de pasar revista a las unidades del Ejército Popular de Liberación, Zedillo y Zemin conversaron en privado. Trascendió que el presidente chino comentó a su invitado que en unos meses visitará India. Así, después de 30 años volverán a entrevistarse los líderes de los dos países más poblados del orbe.

Más tarde y cuando estaban ya frente a los miembros de sus comitivas, el presidente Zedillo quiso reiterarle a Zemin lo que le había dicho a solas: ``los mexicanos queremos verlo en México. Han sido 16 años los que han pasado desde su visita (entonces Zemin era vicepresidente y secretario general de la Comisión de Importaciones y Exportaciones del Partido Comunista). México ha cambiado como ha cambiado China y será un gran honor tenerlo con nosotros''.

Fuera de protocolo, Zemin respondió que se daría una oportunidad para materializar esta visita a México ``para conocer in situ y de cerca los cambios experimentados en vuestra nación''. Finalmente, ambos presidentes atestiguaron la firma de seis convenios, y Zedillo se dirigió al hotel Kempinski para encabezar una reunión con empresarios