La Jornada 23 de noviembre de 1996

Temo a CSG, Ceja y Raúl: el ex escolta

Juan Manuel Venegas El teniente coronel Antonio Chávez Ramírez ratificó todo lo dicho en contra de Raúl Salinas y sólo agregó que todavía, aunque en prisión, tiene miedo a ``represalias de Raúl, de Justo Ceja o de Carlos Salinas''.

Chávez Ramírez, acusado de encubrimiento en el homicidio de José Francisco Ruiz Massieu, compareció ayer en el juzgado segundo de distrito del Reclusorio Norte y confirmó cada uno de los pasajes que recuerda de los días 28, 29 y 30 de septiembre y primero de octubre de 1994:


El teniente coronel Antonio Chávez Ramírez,
durante su declaración ministerial en el
Reclusorio Norte.
Foto: Francisco Olvera

La visita de Miguel Nazar Haro a Raúl Salinas, el 29 de septiembre; la llamada de Manuel Muñoz Rocha al propio Salinas; las visitas de Justo Ceja a la casa del hermano del ex presidente, los días siguientes al asesinato de Ruiz Massieu, y los encuentros en Los Pinos con el entonces presidente Carlos Salinas.

El militar recordó a un Raúl Salinas ``triste... preocupado'', aquellos días.

Nada quiso agregar el teniente coronel, que fue trasladado del Campo Militar Número Uno al Reclusorio Norte bajo un fuerte dispositivo de seguridad que incluyó a seis militares custodiando la sala de audiencias del juzgado segundo.

Visiblemente cansado, con las manos sosteniendo su barbilla, Chávez Ramírez aguantó las cuatro horas que duró la audiencia detrás de la rejilla de prácticas como corresponde a todos los consignados... y él lo está por el presunto delito de encubrimiento en el homicidio de José Francisco Ruiz Massieu.

El miedo a los Salinas

Antonio Chávez Ramírez, teniente coronel del Estado Mayor Presidencial y de 1989 a 1994 jefe de escoltas de Raúl Salinas de Gortari, no ocultó su miedo al ex presidente, a su hermano mayor y al ex secretario privado del primero. No lo negó ahora ante el juez de distrito ni antes, cuando declaró primero ante el Ministerio Público federal y después en la Procuraduría de Justicia Militar.

En sus comparecencias ministeriales el militar afirmó que si en 1995 --en tres declaraciones del 3 y 8 de marzo y 10 de abril-- no dijo nada de lo que sabía sobre la desaparición de Manuel Muñoz Rocha fue ``por temor y miedo al ingeniero Raúl Salinas de Gortari, Carlos Salinas de Gortari y Justo Ceja Martínez''.

Y en la audiencia de ayer, en la única pregunta que le planteó el representante de la fiscalía, Daniel Aguirre Luna, el militar bajó tanto la voz que fue requerido hasta en dos ocasiones por el secretario del juzgado:

--¿Que nos diga el testigo si a la fecha todavía tiene temor de los señores Raúl Salinas, Carlos Salinas y Justo Ceja.

--Sí... --apenas se alcanzó a oír la voz de Chávez Ramírez.

--¿Tiene temor todavía de las tres personas, como le plantearon la pregunta? Conteste --reconvino el secretario.

--Sí, sigo teniendo miedo.

No hubo más preguntas, ni de la fiscalía ni de la defensa de Raúl Salinas. Chávez Ramírez tampoco quiso agregar nada más a su declaración.

Nadie como el teniente coronel estuvo tan cerca de los movimientos de Raúl Salinas en aquellos años, en aquellos días en que como jefe de su escolta tenía que estar pendiente de cualquier movimiento que realizara el hermano mayor del entonces presidente de México.

De la declaración que ratificó destaca que el día 29 de septiembre de 1994 --un día después del asesinato de Ruiz Massieu--, la secretaria particular de Raúl, Ofelia Calvo, dijo: ``Oye Raúl, tienes llamada de Muñoz Rocha'', contestándole el ingeniero en forma molesta: ``Dile a ese señor que no me llame a la casa''. Sin embargo, el militar no se percató si contestó o no la llamada.

Ese mismo día lo habría visitado Miguel Nazar Haro, el ex titular de la Dirección Federal de Seguridad. Según esta versión, Nazar se habría encontrado con Raúl por la tarde, ya que poco antes el ingeniero y su esposa Paulina estuvieron en la casa de Adriana Salinas, ``hasta las 14:30 horas, aproximadamente''.

Ya casi para terminar aquel día 29, ``pasadas las 22 horas'', Raúl Salinas abordó su camioneta Cherokee y le indicó al teniente Chávez que lo siguiera. Tras recorrer algunas calles, se detuvo detrás de un auto Jetta color blanco, presumiblemente de Manuel Muñoz Rocha, y le ordenó que se lo llevara, para lo cual le dio unas calcetas blancas a fin de que las utilizara como guantes.

Tras varias vueltas por el circuito de Chapultepec, Salinas le ordenó al teniente abandonar el vehículo blanco en la calle de Palo Santo, a unas pocas cuadras del Deportivo del Estado Mayor Presidencial.

Al día siguiente, 30 de septiembre, entró en escena el secretario particular del ex presidente, Justo Ceja, con quien Raúl Salinas sostuvo un largo encuentro de entre 10 y 11 horas, luego de que los dos desde muy temprano se citaran en el Campo Marte. Por la noche, Raúl habría visitado a su hermano en Los Pinos. Luego, el primero de octubre, Raúl Salinas se trasladó de nuevo a la casa presidencial, donde llegó al filo de las 10 de la mañana. Ahí estuvo hasta casi las 9 de la noche.

Ceja Martínez, en tanto, llegó a Los Pinos unos cinco minutos después de Raúl ``y salió otra vez por la puerta cuatro, cinco o diez minutos después de que había entrado''.

Chávez Ramírez permaneció todo ese día de guardia a un lado de la puerta cuatro y como a las 21 horas vio que Ceja regresaba. En ese momento se percató que en su vehículo, en la parte posterior, ``llevaba una manta o cobija color oscuro, donde se apreciaba que debajo de la misma había alguien que quería incorporarse''.

Por todo lo anterior, el militar no descarta que Ceja Martínez haya sido la persona que colaboró con Raúl Salinas para ``desaparecer'' a Manuel Muñoz Rocha.

Ratificó también que en septiembre de 1995 --cuando Raúl Salinas había sido detenido y enviado a Almoloya-- fue invitado a pasar tres meses en Londres, ``para aprender inglés'' y que en una escala en Nueva York se encontró con Carlos Salinas, quien le entregó 6 mil dólares para gastos, además de agradecerle ``la lealtad que ha tenido con mi hermano''.

Para entonces, Chávez Ramírez ya había declarado en tres ocasiones ante el Ministerio Público y en ninguna de ellas había hecho referencia al ocultamiento del Jetta blanco ni a los encuentros de Justo Ceja con Raúl Salinas.

La defensa quiere un careo entre Raúl Salinas y el teniente

Durante la diligencia, el abogado Eduardo Luengo Creel anunció ante el juez su recurso de apelación en contra de la presentación del testimonio de Chávez Ramírez, ya que la PGR ``se extralimitó en sus atribuciones constitucionales'' y en el proceso contra Raúl Salinas ``viene actuando como parte y autoridad''.

Luego, en conferencia de prensa, informó que promoverá un careo entre Chávez Ramírez y Raúl Salinas de Gortari. ``Eso es lo que más nos conviene y eso es lo que ha estado pidiendo el ingeniero''.

Respecto al recurso de apelación que presentó para invalidar el testimonio de Chávez Ramírez, argumentó que la PGR ``no puede actuar como parte y como autoridad al mismo tiempo en un mismo proceso. Una vez que se ejercita la acción penal deja de ser autoridad y se convierte en parte y adquiere los mismos derechos de su contraparte, que es la defensa. De manera que no puede venir generando juicios paralelos al que se da ante el juez tercero de Almoloya, Diógenes Cruz Figueroa''.

Según el abogado Luengo Creel, la declaración de Chávez Ramírez fue tomada ``fuera de proceso'', fuera de tiempo, pues ocurre más de dos años después y se contradice con otros tres testimonios del mismo testigo