La Jornada 23 de noviembre de 1996

En dos años, ningún caso de tortura aquí: PGJDF

Ricardo Olayo El supervisor de derechos humanos de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF), Ricardo García Villalobos, censuró el ``escarnio social'' que se hace de los policías judiciales, que en algunos extremos se manifiesta en la negativa reiterada de los comerciantes para otorgarles créditos en sus compras.

Dijo que hay que detener el ``desprecio social'' contra los policías, pues muchos hijos de judiciales se sientan avergonzados de la profesión de sus padres.

De la actuación criticada de los agentes policiales el funcionario declaró que aún hay excesos, pero que cualquier judicial que pretenda torturar a un detenido ``es un suicida'' por el riesgo de ser descubierto y consignado.

Si bien permanecen algunos abusos, no se ha comprobado ningún caso de tortura en este sexenio en la capital del país, y el único riesgo de regresar a la época del maltrato físico es un cambio de mando en la procuraduría que deshaga los avances en materia de profesionalización y vigilancia de actuación de los funcionarios.

El supervisor --quien fue subsecretario de Gobierno con Patrocinio González Garrido, durante 1993 en Gobernación-- dijo que en un plazo de entre cinco y diez años la Judicial del DF estará renovada y los abusos serán la excepción.

En entrevista, consideró que en ningún caso la depuración de la policía debe significar la renovación total del personal, porque hay viejos agentes que aportan sus conocimientos a la institución. Sobre uno de los temas más recurrentes de la población contra los funcionarios de la procuraduría: la corrupción en la barandilla, dijo que muchos abogados son corresponsables de esta práctica que efectúan para extorsionar a sus clientes.

Por tal motivo, algunas asociaciones de abogados han propuesto la existencia de un registro de litigantes que estén plenamente identificados ante la institución.

Los excesos han decrecido

``Ha costado mucho trabajo convencer a los viejos elementos de la policía de que no pueden utilizar indiscriminadamente la fuerza física o, peor aún, las armas; ese es un cambio radical en la mente de ellos... ahora ya se cuidan más de realizar este tipo de irregularidades'', expresó Ricardo García Villalobos.

En su origen, la Policía Judicial del DF se integró con miembros de otras policías que ya desaparecieron, como la Dirección Federal de Seguridad (DFS), la Dirección de Investigación para la Prevención de la Delincuencia (DIPD), cuyos agentes se sumaron ``y en donde los procedimientos no eran muy claros'', aseguró el funcionario.

En los años recientes no se logró profesionalizar la actividad de los judiciales y ello permitió que se hicieran cargo de la investigación, en lugar de que lo hiciera el MP, que por ley es la instancia encargada de encabezar las indagatorias.

García Villalobos dijo que las cosas han cambiado y en ello han ayudado las modificaciones a la ley, entre otras, la de invalidar la confesión que se hacía ante los judiciales. A este esfuerzo debe sumarse, dijo, el surgimiento de las comisiones de derechos humanos que, aunque ``tardío'' en 1990, ha tenido un auge importante. Una de las medidas actuales para dignificar a los judiciales, informó, es la posibilidad de concursar para promocionarse escalafonariamente, ``lo que hará automáticamente que los buenos policías destaquen y los otros se rezaguen''.

En tanto ello ocurre, permanece una imagen caricaturesca de los judiciales: panzones, con joyas ostentosas, lentes oscuros, botas y la pistola descubierta en el cinto. Esa imagen del judicial, comenta el supervisor de derechos humanos, ``es mala para la sociedad porque cualquiera que sea la persona lo van a identificar con la caricatura, aunque se trate de un buen policía, y en lo interno lastima al policía y le quita dignidad''.

Subrayó que paulatinamente egresarán del Instituto de Formación Profesional (IFP) jóvenes que han estado en una buena escuela y que reciben un mejor salario, por lo que el escarnio generalizado debe romperse y la sociedad debe ayudar a su dignificación.

--En materia de derechos humanos se considera que el avance es irreversible; en cualquier momento que cambie, por ejemplo, el procurador o se acabe el sexenio, todo será distinto.

--Esa ha sido mi gran preocupación. En la conciencia, los derechos humanos ya son irreversibles. En lo que sí puede haber retrocesos es en romper con la estructura de depuración, con la profesionalización. Lo digo fácil: que se cierre el instituto, eso sería lamentable, pero se puede dar, ya ha habido malos tiempos en que se han cerrado instituciones de esta naturaleza. Lo que nosotros hacemos es dar respuesta inmediata a los requerimientos de las comisiones de derechos humanos